A una escuela primaria llega
un inspector. El funcionario le dice a la maestra que viene a observar el
desarrollo de la clase y se sienta en un pupitre justo detrás de Jaimito.
La docente hace preguntas a todos los chicos salvo, claro, a Jaimito,
conocedora de sus salidas extemporáneas. Pero el inspector le indica con
señas que lo haga participar. La maestra, algo nerviosa, le hace una
pregunta casi a prueba de groserías y vulgaridades:
- A ver Jaimito: ¿Recuerdas la clase de ayer en la que vimos la historia
del Himno Nacional?
- Claro que me acuerdo señorita.
- ¿Te acuerdas la primera frase de la primera estrofa?
- Si profesora... lo tengo en la punta de la lengua...
La maestra comienza a ponerse nerviosa, y mientras espera la respuesta
juguetea con un lápiz, que se le cae al piso. Al inclinarse a recogerlo,
su parte trasera queda a consideración de la clase.
El inspector murmura algo que Jaimito escucha.
Cuando se reincorpora vuelve a preguntarle a Jaimito si ya tiene una
respuesta:
- ¡Ya me acordé cómo empieza el himno!: "Qué buen culo
tienes, mamita...".
La maestra, roja de ira, expulsa a Jaimito del salón.
El niño, muy serio, recoge sus cuadernos y libros, y antes de salir
encara al inspector:
- ¡Comemierda! Si no sabés, ¡¿para qué soplás?!