Entra a un café un
hombre llevando a un monito con una correa. Se sienta, pide un
whisky para él y un licuado de bananas para el mono. El animal se
toma el licuado, tira el vaso a la mierda y comienza a correr por
todo el bar, lanzando gritos y haciendo destrozos. Finalmente, llega
a la mesa de billar, se para, ve la bola blanca que está sobre el
paño de la mesa; la agarra y se la come. El dueño del bar,
enfurecido, le recrimina al hombre:
- ¡¡¡Dígame, usted!!! Ese mono suyo es un salvaje, primero me
destroza el bar... ¡¡¡y después se come mi bola de billar!!!
¡¡¡Los voy a echar a patadas a usted y a ese bicho de mierda!!!
El hombre,
avergonzado, le dice al dueño:
- No se preocupe, amigo. Yo le pago por todos los daños.
Dicho esto, saca un
fajo de billetes y se va.
Al cabo de una semana
vuelven el hombre y su monito al mismo bar. El hombre pide un trago
para él y un licuado de bananas para el mono. El mono esta vez se
comporta decentemente; se toma su trago y se pone a caminar mesa por
mesa, pero sin romper nada. En esas ve sobre una mesa un helado con
una cereza encima. Agarra la cereza, la mira bien, y procede a metérsela
en el culo con toda delicadeza. Se la saca, la vuelve a mirar, y se
la come.
- ¡¡¡Oiga... ese
bicho asqueroso suyo es un inmundo!!! ¿Vio lo que hizo? Delante de
todos mis clientes, se mete una cereza en el culo... ¡¡¡y después
se la come!!!
A lo que el hombre le
contesta:
- Si, mire... tiene que comprenderlo. Con lo que le costó cagar la
bola de billar, ahora antes de comer cualquier cosa primero se la
mide.