Página Personal de Henry Coubrough

Si amas a una mujer, déjala ir. Si vuelve, es tuya. Si no, nunca lo fue

Tal vez ya conozcas la reflexión anterior. Veamos entonces otras versiones:

Del pesimista:
Si amas a una mujer, déjala ir. Si como era de esperarse, no vuelve, nunca fue tuya.

Del optimista:
Si amas a una mujer, déjala ir. Y no te preocupes, que seguramente volverá.

Del desconfiado:
Si amas a una mujer, déjala ir. Y por si acaso vuelve, pregúntale por que volvió.

Del impaciente:
Si amas a una mujer, déjala ir. Si no vuelve en las próximas dos horas,
llama a la policia.

Del paciente:
Si amas a una mujer, déjala ir. Si no vuelve, ponte cómodo y sigue esperando hasta la eternidad, que algún día volverá.

Del juguetón:
Si amas a una mujer, déjala ir. Si vuelve y todavía la amas, déjala ir otra vez y así sucesivamente.

Del vengativo:
Si amas a una mujer, déjala ir. Si no vuelve, sal a buscarla y propínale una golpiza.

Del abogado:
Si amas a una mujer, déjala ir. Y busca en el Código Civil la parte que
habla del abandono de hogar por parte de un conyugue.

Del estadístico:
Si amas a una mujer, déjala ir. Si ella te quiere, las probabilidades de que vuelva son de un 86.5%. Si no te quiere, tus relaciones con ella caen en el campo de lo improbable, con un margen de error de 3%.

Del posesivo:
Si amas a una mujer, no la dejes ir.

Del psicoanalista:
Si amas a una mujer, déjala ir. Si vuelve, es por que su ego es muy
dominante. Si no se quiere ir, es por que está loca.

Del sonámbulo:
Si amas a una mujer, déjala ir. Si vuelve, es una pesadilla. Si no, debes
estar soñando.

Del mercadólogo:
Si amas a una mujer, déjala ir. Si vuelve, es una persona leal a la marca.
Si no vuelve, es hora de hacer un relanzamiento en un nuevo mercado.