XVI. Salmos

 

 

 

3211.     Señor, Dios nuestro (Salmo 8)

     

      ¡Señor, Dios nuestro,

      qué admirable es tu nombre

      en toda la tierra! (bis)

 

1.   Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,

      la luna y las estrellas que has creado,

      ¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él,

      el ser humano, para darle poder? (bis)

 

2.   Lo hiciste poco inferior a los ángeles,

      lo coronaste de gloria y dignidad;

      le diste el mando sobre las obras de tus manos,

      todo lo sometiste bajo sus pies.

 

3.   Rebaños de ovejas y toros

      y hasta las bestias del campo,

      las aves del cielo, los peces del mar:

      todo lo sometiste bajo sus pies.

 

 

3212.     Señor, Dios nuestro (Salmo 8)

     

      ¡Señor, Dios nuestro,

      qué admirable es tu nombre

      en toda la tierra! (bis)

 

1.   Al ver el cielo, obras de tus manos,

      la luna y las estrellas que has creado

      que es el hombre para que pienses en él

      el ser humano para que lo cuides.

 

2.   Lo hiciste poco inferior a los Ángeles,

      lo coronaste de gloria y esplendor,

      le diste dominio sobre la obra de tus manos

      todo lo pusiste bajo sus pies.

 

3.   Todos los rebaños y ganados,

      y hasta los animales salvajes;

      las aves del cielo, los peces del mar

      y cuanto surca los senderos de las aguas.

 

 

3213.     Salmo 14

 

1.   Señor, ¿quién habitará tu casa?

      el que procede correctamente

      y practica la justicia;

      el que dice la verdad de corazón

      y no calumnia con la lengua.

 

2.   El que no hace mal a su prójimo

      ni agravia a su vecino

      el que no estima el que Dios reprueba

      y honra a los que temen al Señor.

 

3.   El que no se retracta de lo que juró

      aunque salga perjudicado.

      El que no presta su dinero a usura

      ni acepta soborno contra el inocente.

      El que procede así, nunca vacilará.

 

 

3214.     El Señor es mi heredad  (Salmo 15)

 

      Tú eres mi Señor,

      ningún bien tengo sin ti.

      Tú eres mi Señor,

      no hay felicidad fuera de ti.

 

1.   El Señor es la porción de mi herencia,

      Tú eres quien guarda mi suerte;

      cayeron mis cordeles en parajes amenos,

      y me encanta mi heredad.

 

2.   Bendigo al Señor que me aconseja,

      aún de noche me instruye.

      Tengo siempre a Yahvé ante mis ojos,

      pues con Él no vacilo.

 

3.   Por eso mi corazón se alegra,

      en Ti descansa seguro.

      Me enseñarás el camino de la vida,

      a tu derecha, delicias por siempre.

 

 

3215.     El Señor es mi Pastor

       (Salmo 22)

 

      El Señor es mi Pastor,

      nada me habrá de faltar.

 

1.   El Señor es mi Pastor.

      ¿Qué me puede faltar?

      En las verdes praderas

      Él me lleva a reposar;

      condúceme a las aguas del solaz

      y mi alma reconforta.

2.   Él me guía por sendas de justicia

      por amor de su nombre;

      en oscura quebrada yo no temo

      porque estás junto a mí;

      tu cayado, la vara de tu diestra;

      son ellos mi confianza.

 

3.   Para mí, Tú dispones una mesa

      frente a mis adversarios;

      has ungido con óleo mi cabeza,

      y mi cáliz reboza;

      de bienes y de gracia gozaré

      en tu casa, mientras viva.

 

4.   Demos gloria al Padre Poderoso, a Jesús,

          el Señor,

      al Espíritu que habita en nuestras almas,

      nuestro Consolador,

      al Dios que es, que era y que vendrá:

      por los siglos de los siglos.

 

 

3216.     El Señor es mi luz (Salmo 26)

 

      El Señor es mi luz y mi salvación,

      el Señor es la defensa de mi vida;

      sí el Señor es mi luz,

      ¿a quién temeré?

      ¿Quién me hará temblar?

 

1.   Una cosa pido al Señor:

      habitar por siempre en su casa,

      gozar de la ternura del Señor

      todos los días de mi vida.

 

2.   No me escondas tu rostro, Señor,

      buscaré todo el día tu rostro;

      si mi padre y mi madre me abandonan,

      el Señor me acogerá.

 

3.   Oh, Señor, enséñame el camino

      guíame por la senda verdadera.

      Gozaré de la dicha del Señor

      en la tierra de la vida.

 

 

3217.     Gustad y ved (Salmo 33)

 

      Gustad y ved - que bueno es el Señor,

      dichoso el que se acoge a Él. (bis)

 

1.   Bendigo, al Señor en todo momento,

      su alabanza está siempre en mi boca,

      mi alma se gloría en el Señor

      que los humildes lo escuchen y se alegren.

2.   Proclamad conmigo la grandeza del Señor,

      ensalcemos juntos su nombre,

      yo consulté al Señor y me respondió,

      me libró de todas mis ansias.

 

3.    Contempladlo y quedaréis radiantes,

      vuestro rostro no se avergonzará.

      Sí el afligido invoca al Señor, Él lo escucha

      y salva de sus angustias.

 

4.   Todos tus santos, temed al Señor,

      porque nada les falta a los que le temen.

      Los ricos empobrecen y pasan hambre,

      los que buscan al Señor no carecen de nada.

 

5.   Guarda tu lengua del mal

      y tus labios de la falsedad,

      apártate del mal y obra el bien,

      busca la paz y corre tras ella.

 

 

3218.     Gustad y ved (Salmo 33)

 

      Gustad y ved, que bueno es el Señor,

      dichoso el que se acoje a Él. (bis)

 

1.   Bendeciré al Señor en cada momento

      su alabanza está siempre en mi boca,

      mi alma se gloría en el Señor,

      que los humildes lo escuchen y se alegren.

 

2.   Los ojos del Señor miran al justo,

      sus oídos escuchan su clamor,

      rechaza a los que hacen el mal,

      para borrar su recuerdo de la tierra.

 

3.   Cuando claman, el Señor los escucha,

      y los libra de todas sus angustias,

      el Señor está cerca del que sufre,

      y levanta a los que están abatidos.

 

4.   El justo padece muchos males,

      y los libra el Señor de todos ellos

      El cuida de todos sus huesos,

      ni uno solo se quebrará.

 

5.   La maldad hará morir al malvado,

      los que odian al justo, castigados,

      el Señor rescata a sus siervos,

      y en su refugio, serán recompensados.

 

 

3219.     Deseo de Dios (Salmo 41)

 

      Mi boca te cantará jubilosa

      tú eres un festín para mí.

 

1.   Oh Dios, Tú eres mi Dios yo te busco,

      mi alma tiene sed de Ti.

 

2.   Lo mismo que la tierra sin agua,

      mi alma tiene sed de Ti.

 

3.   Señor, yo quiero ir a tu templo,

      por ver tu gloria y tu poder.

 

4.   Tu amor vale más que la vida,

      mis labios cantarán sin fin.

 

5.   Mis manos se alzarán a tu nombre,

      mi vida cantará tu amor.

 

6.   De noche viene a mí tu recuerdo

      y va mi pensamiento a Ti.

 

7.   Mi alma está aferrada a tu diestra,

      mi alcázar eres tú Señor.

 

8.   Debajo de tus alas anido

      y tengo mi refugio en Ti.

 

3220.     Al modo que la cierva desea

       (Salmo 41)

 

      Mi alma tiene sed de Dios;

      ¿cuándo iré a contemplarlo?

 

1.   Al modo que la cierva desea

      los arroyos de las aguas,

      así mi alma te desea a Ti, oh Señor.

 

2.   Mi alma tiene sed del Señor,

      del Dios de mi vida.

      ¿Cuándo iré a contemplar el rostro del Señor?

 

3.   Mis lágrimas me sirven de pan,

      de día y de noche al oír que me dicen cada día:

      “tu Dios, ¿dónde está?”.

 

4.   Desfallece mi alma, recordando

      el Tabernáculo santo, cuando entraba

      a la Casa del Señor con muchedumbre en fiesta.

 

5.   ¿Por qué te deprimes, alma mía,

          y te turbas en mí?

      Confía en Dios: que aún le cantaré

       a mi Dios y Salvador.

 

6.   Mi alma en mi interior está abatida;

      por eso te recuerdo desde la tierra del Jordán

      y del Hermón, ¡oh pequeña Montaña!

 

 

3221.     Piedad de mí  (Salmo 50)

 

      Piedad, Señor,

      porque pequé contra ti.

 

1.   Piedad de mí, Señor de tu bondad,

      en la abundancia de tu amor borra mi falta.

      Lava Tú de mi maldad todo vestigio,

      purifica mi alma del pecado.

 

2.   Pues mi falta yo la conozco,

      mi pecado no se aparta de mi mente:

      contra Ti, contra Ti, sólo pequé,

      lo que tus ojos aborrecen yo lo hice.

 

3.   Es así muy justa tu sentencia,

      no hay reproche en el juicio de tus labios.

      En verdad estuve en culpa al nacer

      y en pecado desde el seno de mi madre.

 

4.   Tú quieres rectitud en lo profundo,

      en mi interior quieres Tú que sea sabio.

      Rocía mi alma y seré limpio:

      si me lavas cual nieve quedaré.

 

5.   Haz que me llene de júbilo y de gozo,

      alégrense los huesos que humillaste;

      no fijes tu semblante en mis pecados

      y dígnate borrar todas mis faltas.

 

 

3222.     Señor, que te alaben los pueblos

     (Salmo 66)

 

      Oh, Señor,

      que te alaben los pueblos,

      que te alaben los pueblos, Señor;

      oh, Señor,

      que te alaben los pueblos.

 

1.   Que Dios nos dé su gracia nos bendiga

      y haga brillar su faz sobre nosotros.

      Conocerán sus sendas en la tierra,

      tu salvación en todas las naciones.

 

2.   Las naciones con júbilo te canten,

      pues Tú juzgas el mundo con justicia,

      con equidad Tú juzgas a los pueblos,

      Tú riges en la tierra a las naciones.

 

3.   Ha entregado la tierra ya su fruto

      Dios, el Señor, nos dio su bendición.

      Que nos bendiga Dios, y se le tema,

      en todos los confines de la tierra.

 

 

3223.     Mientras tenga yo

       una voz para cantar (Salmo 66)

 

1.   Mientras tengo yo una voz para cantar,

      al Señor elevo mi canción;

      al nacer el sol y al anochecer

      al Señor por siempre alabaré.

 

      Santo es el Señor, aleluya.

      Hace maravillas en el mundo hoy,

      me dio nueva vida, aleluya,

      construyendo el reino de Él estoy.

 

2.   Quieres tú también alabar a nuestro Dios,

      ven acude pronto, hermano, aquí,

      acepta a Jesús como único Señor,

      dejando que te transforme a ti.

 

3.   Todos juntos hoy, convertidos al Señor,

      cantemos con gozo y con paz,

      por su santo Espíritu sigamos sin temor,

      buscando y sembrando la Verdad.

 

 

3224.     Tu reino es vida (Salmo 71)

 

      Tu reino es vida,

      Tu reino es verdad;

      Tu reino es justicia,

      Tu reino es paz;

      Tu reino es gracia,

      Tu reino es amor;

      venga a nosotros tu reino, Señor,

      venga a nosotros tu reino, Señor.

 

1.   Dios mío, da juicio al rey,

      tu justicia al hijo de reyes,

      para que rija a tu pueblo con justicia,

      a tus humildes con rectitud. (bis)

 

2.   Que los montes traigan la paz,

      que los collados traigan la justicia;

      que Él defienda a los humildes del pueblo,

      que socorra a los hijos del pobre;

      que Él defienda a los humildes del pueblo

      y quebrante al explotador.

 

3.   Que dure tanto como el sol,

      como la luna de edad en edad;

      que baje como lluvia sobre el césped,

      como rocío que empapa la tierra.

      Que en sus días florezca la justicia

      y la paz hasta que falta la luna.

 

4.   Librará al pobre que suplica,

      al afligido que no tiene protección;

      se apiadará del humilde e indigente,

      y salvará la vida de los pobres;

      salvará de la violencia sus vidas,

      pues su sangre es preciosa ante sus ojos.

 

5.   Que su nombre sea eterno,

      que su fama dure como el sol,

      que sea bendición para los pueblos,

      que las naciones lo proclamen dichoso.

      Bendito eternamente su nombre,

      que su gloria llene la tierra.

 

 

3225.     Cantaré eternamente  (Salmo 88)

 

      Cantaré eternamente

      las misericordias del Señor;

      anunciaré tu fidelidad

      por todas las edades.

 

 

3226.     Venid, aclamemos al Señor (Salmo 94)

 

1.   Venid, aclamemos al Señor,

      cantemos a la Roca que nos salva,

      lleguemos hasta Él con alabanza,

      aclamemos con cantares al Señor.

 

2.   Sí, un Dios grande es el Señor,

      un Rey grande por encima de los dioses,

      en su mano, las honduras de la tierra,

      y las cumbres de los montes son de Él.

      Suyo es el mar, es Él quien lo hizo,

      y la tierra que formaron sus manos.

 

3.   Venid, adoremos prosternados de rodillas

          delante del Señor,

      Él nos hizo, es Él nuestro Dios,

      y nosotros, su pueblo, su grey:

      el rebaño que guía su mano.

 

4.   Atended, escuchad hoy su voz:

      “No cerréis el corazón como en Meribá,

      como el día de Masá en el desierto;

      allí me provocaron vuestros padres,

      me probaron y vieron mis acciones”.

 

5.   Hastío sentí cuarenta años

      por causa de esa raza, y pensé:

      “Son un pueblo de errante corazón,

      son gente que ignoran mis caminos”;

      entonces en mi cólera juré:

      “Jamás entrarán en mi reposo”.

 

6.   Demos gloria al Padre Poderoso,

      a su Hijo, Cristo, el Señor,

      al Espíritu que habita en nuestras almas:

      por los siglos de los siglos. Amén.

 

 

3227.     El Señor es nuestro rey (Salmo 97)

 

      ¡Aleluya, aleluya!

      ¡El Señor es nuestro rey! (bis)

 

1.   Cantad al Señor un cántico nuevo,

      porque ha hecho maravillas:

      su diestra le ha dado la victoria,

      su santo brazo.

 

 

3228.     Aclamad al Señor (Salmo 99)

 

      Llegad hasta el Señor

      cantando himnos de gozo. Aleluya.

1.   Aclamad al Señor, tierra entera,

      servid al Señor con alegría,

      llegad a Él con cantares de gozo.

 

2.   Sabed que el Señor es Dios,

      Él nos creó, a Él pertenecemos,

      somos su pueblo y ovejas de su aprisco,

     

3.   Entrad por sus puertas dando gracias,

      avanzad por sus atrios entre himnos,

      alabadle y su Nombre bendecid.

 

4.   Sí, el Señor es bondadoso,

      sí, eterno es su amor,

      su lealtad por los siglos permanece.

 

5.   Demos gloria al Padre Poderoso,

      a su Hijo, Cristo, el Señor,

      al Espíritu que habita en nuestras almas.

 

 

3229.     Oh Señor, envía tu espíritu

     (Salmo 104)

 

1.   Oh Señor, que mi alma te bendiga,

      oh Dios, tú eres grande

      vestido de esplendor y belleza.

2.   Sobre el agua construyes tus moradas,

      oh Dios en las alturas, y en alas del viento

      Tú caminas.

 

3.   Y las fuentes, Señor, por Ti brotaron,

      oh Dios, en las montañas,

      y en medio de valles se deslizan.

 

4.   Junto a ellas las aves de los cielos,

      oh Dios, van a morar y alzan sus cantos

      tras las ramas.

 

5.   Con los frutos que vienen de la tierra,

      oh Dios, nos alimentas;

      Tú haces germinar pan nuestro.

 

6.   Para darnos el ritmo de los tiempos,

      oh Dios, nació la luna

      y el sol que conoces tu ocaso.

 

7.   Extendiste las sombras por la tierra,

      oh Dios, y fue la noche

      las horas de las fieras de la selva.

 

8.   Todos ellos esperan de tu Amor

      oh Dios, el alimento:

      ¡Tú abres la mano y los sacias!

 

 

3230.     Alabad, siervos de Dios   (Salmo 112)

 

1.   Alabad, siervos de Dios, ¡aleluya!

      Alabad el Nombre de Dios, ¡aleluya!

      Bendecid el Nombre de Dios,

      ¡aleluya, aleluya!

 

2.   Desde ahora y por siglos sin fin, ¡aleluya!

      de la aurora al ocaso del sol, ¡aleluya!

      alabad el Nombre de Dios,

      ¡aleluya, aleluya!

 

3.   Sobre todos los pueblos

      se eleva el Señor, ¡aleluya!

      Más alta que el Cielo

      la Gloria de Dios ¡aleluya!

      ¡Quién como el Señor, nuestro Dios!

      ¡Aleluya, ¡aleluya!

 

4.   En la altura se sienta el Señor, ¡aleluya!

      y se inclina a la tierra y al cielo, ¡aleluya!

      y levanta del polvo al humilde,

      ¡aleluya, aleluya!

 

5.   Del estiércol al pobre levanta, ¡aleluya!

      Entre príncipes le hace sentar, ¡aleluya!

      Entre todos los reyes del pueblo,

      ¡aleluya, aleluya!

 

6.   Y a la estéril la hace habitar, ¡aleluya!

      como madre gozosa en su casa, ¡aleluya!

      rodeada de hijos feliz,

      ¡aleluya, aleluya!

 

7.   Gloria al Padre, al Hijo, al Espíritu Santo,

          ¡aleluya!

      Es Dios que reina sin fin, ¡aleluya!

      Por los siglos eternos.

      ¡Aleluya, aleluya!

 

 

3231.     Caminaré  (Salmo 114)

 

      Caminaré en presencia del Señor. (bis)

 

1.   Amo al Señor, porque escucha mi voz

          suplicante,

      porque inclina su oído hacia mí

      el día que lo invoco.

 

2.   Me envolvían redes de muerte,

      caí en tristeza y en angustia.

      Invoqué el nombre del Señor:

      “Señor, salva mi vida”.

 

3.   El Señor, es benigno y justo,

      nuestro Dios es compasivo;

      el Señor guarda a los sencillos,

      estando yo sin fuerzas me salvó.

 

4.   Alma mía recobra tu calma,

      que el Señor fue bueno contigo:

      arrancó mi alma de la muerte,

      mis ojos de las lágrimas, mis pies de la caída.

 

 

3232.     Este es el día  (Salmo 117)

 

      Este es el día en que actuó el Señor:

      sea nuestra alegría y nuestro gozo

      dad gracias al Señor porque es bueno,

      porque es eterna su misericordia.

      ¡Aleluya! ¡Aleluya!

 

1.   Que lo diga la casa de Israel:

      es eterna su misericordia.

      Que lo diga la casa de Aarón:

      es eterna su misericordia.

      Que lo digan los fieles del Señor:

      es eterna su misericordia.

2.   Escuchas: hay cantos de victoria

      en las tiendas de los justos:

      “La diestra del Señor es poderosa,

      es excelsa la diestra del Señor”.

     

3.   Abridme las puertas del triunfo,

      y entraré para dar gracias al Señor.

      Esta es la puerta del Señor:

      los vencedores entrarán por ella.

      Yo no he de morir, yo viviré

      para contar las hazañas del Señor.

 

4.   La piedra que el cantero desechó

      es ahora la piedra angular.

      Es el Señor quien lo ha hecho,

      esto ha sido un milagro patente.

      Te doy gracias porque me escuchaste,

      porque fuiste mi salvación.

 

 

3233.     Tu palabra me da vida  (Salmo 118)

 

      Tu palabra me da vida,

      confío en ti, Señor,

      tu palabra es eterna,

      en ella esperaré.

 

1.   Dichoso el que con vida intachable

      camina en la ley del Señor.

      Dichoso el que, guardando sus preceptos,

      los busca de todo corazón.

 

2.   Escogí el camino verdadero

      y he tenido presente tus decretos.

      Correré por el camino del Señor

      cuando me hayas ensanchado el corazón.

 

3.   Repleta está la tierra de tu gracia:   

      enséñame, Señor, tus decretos.

      Mi herencia son tus mandatos,

      alegría de nuestro corazón.

 

 

3234.     Levanto mis ojos  (Salmo 120)

 

1.   Levanto mis ojos a los montes:

      ¿de dónde me vendrá el auxilio?

      El auxilio me viene del Señor

      que hizo el cielo y la tierra.

 

      El auxilio me viene del Señor

      que hizo el cielo y la tierra. (bis)

 

2.   No permitirá que resbale tu pie,

      tu guardián no duerme;

      no duerme ni reposa

      el guardián de Israel.

 

3.   El Señor te guarda a su sombra,

      el Señor está a tu derecha;

      de día el sol no te hará daño,

      ni la luna de noche.

 

 

3235.     Que alegría (Salmo 121)

 

      ¡Qué alegría, cuando me dijeron:

      “vamos a la casa del Señor”!

      Ya están pisando nuestros pies

      tus umbrales, Jerusalén.

 

1.   Jerusalén está fundada

      como ciudad bien compacta.

      Allá suben las tribus,

      las tribus del Señor.

2.   Según la costumbre de Israel

      a celebrar el nombre del Señor;

      en ella están los tribunales de Justicia,

      en el palacio de David.

 

3.   Desead la paz a Jerusalén:

      “Vivan seguros los que te aman,

      haya paz dentro de tus muros

      en tus palacios seguridad”.

 

4.   Por mis hermanos y compañeros voy a decir:

      “La paz contigo”. Por la casa del Señor,

      nuestro Dios, te deseo todo bien.

 

 

3236.     A ti levanto mis ojos  (Salmo 122)

 

      A ti levanto mis ojos,

      a ti que habitas en el cielo.

      A ti levanto mis ojos,

      porque espero tu misericordia.

 

1.   Como están los ojos de los esclavos

      fijos en las manos de sus señores,

      así están nuestros ojos en el Señor,

      esperando su misericordia.

 

2.    Misericordia, Señor, misericordia,

      que estamos saciados de burlas.

      Misericordia, Señor, misericordia,

      que estamos saciados de desprecios.

 

3.   Nuestra alma está saciada

      del sarcasmo de los satisfechos.

      Nuestra alma está saciada

      del desprecio de los orgullosos.

 

 

3237.     Cuando el Señor

       cambió la suerte de Sión

 

      Los que siembran entre lágrimas

      cantando cosecharán.

 

1.   Cuando el Señor cambió la suerte de Sión

      creíamos soñar;

      se nos llenaba la boca de risa

      y los labios de alegría.

 

2.   Las naciones decían de nosotros:

      “Maravillas del Señor”.

      El Señor hizo en nosotros maravillas;

      rebosábamos de gozo.

 

3.   Haz que cambie, Señor, nuestra suerte

      como los ríos del desierto.

      Los que en lágrimas esparcen su semilla

      en gozo segarán.

 

4.   Se va, con lágrimas se aleja

      el que lleva la simiente.

      ¡Ya viene! Con júbilo regresa

      trayendo sus gavillas.

 

5.   Gloria al Padre y a Cristo, el Señor,

      y al Espíritu Santo:

      al Dios que es, que era y que vendrá,

      por los siglos de los siglos. Amén.

 

 

3238.     Que el Señor  (Salmo 126)

 

      Que el Señor nos construya la casa,

      que el Señor nos guarde la ciudad,

      nos llene de su riqueza

      que nos guarde siempre del mal.

 

1.   Si el Señor no construye la casa

      en vano se cansan los albañiles,

      si el Señor no guarda la ciudad,

      en vano vigilan los centinelas.

 

2.   Es inútil que madrugéis,

      que veléis hasta muy tarde,

      que comáis el pan de la fatiga,

      “Dios lo da a sus amigos mientras duermen”.

 

3.   La herencia del Señor son los hijos,

      su salario el fruto del vientre,

      son saetas en mano de un guerrero,

      los hijos de la juventud.

 

4.   Dichoso el hombre que llena,

      con estas flechas su aljaba:

      no será derrotado al litigar,

      con sus adversarios en la plaza.

 

 

3239.     Como brotes de olivo  (Salmo 127)

 

      Como brotes de olivo

      en torno a tu mesa, Señor,

      así son los hijos de la Iglesia.

 

1.   El que teme al Señor será feliz,

      feliz el que sigue su ruta.

 

2.   Del trabajo de tus manos, comerás,

      a ti la alegría, el gozo.

3.   Y tu esposa en el medio de tu hogar

      será como viña fecunda.

 

4.   Como brotes de olivo reunirás

      los hijos en torno a tu mesa.

 

5.   El Señor bendecirá al hombre fiel

      con esta abundancia de bienes.

 

6.   A los hijos de tus hijos los verás;

      la gloria del Señor por los siglos.

 

 

3240.     Desde el abismo

       clamo a ti Señor  (Salmo 129)

 

      Espero confiado en el Señor,

      cierto estoy de su palabra.

 

1.   Desde el abismo clamo a ti Señor,

      escucha mi clamor; tus oídos se vuelven

      atentos a la voz de mi plegaria.

 

2.   Si las culpas escudriñas, Señor,

      ¿quién podrá subsistir?

      Más junto a Ti se encuentra el perdón

      porque todos te veneren.

 

3.   Mi alma espera en el Señor,

      cierto estoy de su palabra;

      más aguarda mi alma al Señor

      que el sereno la aurora.

 

4.   Pues abriga el Señor misericordioso

      y copiosa redención;

      redimirá el Señor a Israel

      de todas sus culpas.

 

5.   Demos gloria al Padre Poderoso a Jesús el Señor,

      al Espíritu que habita en nuestras almas:

      por los siglos de los siglos. Amén.

 

 

3241.     Desde lo hondo  (Salmo 129)

 

1.   Desde lo hondo a ti grito, Señor;

      Señor, escucha mi voz;

      estén tus oídos atentos

      a la voz de mi súplica.

 

      Mi alma espera en el Señor,

      mi alma espera en su palabra;

      mi alma aguarda al Señor,

      porque en él está la salvación.

 

2.   Si llevas cuenta de los delitos, Señor,

      ¿quién podrá resistir?

      Pero de ti procede el perdón,

      y así infundes respeto.

 

3.   Mi alma aguarda al Señor

      más que el centinela la aurora.

      Aguarda Israel al Señor,

      como el centinela la aurora.

 

 

3242.     Te damos gracias, Señor  (Salmo 137)

 

      Te damos gracias, Señor,

      de todo corazón.

      Te damos gracias, Señor,

      Señor, cantamos para ti.

 

1.   A tu nombre daremos gracias

      por tu amor y lealtad;

      te llamamos, y nos escuchaste,

      aumentaste el valor en nuestras almas.

 

2.   Te alaban los pueblos de la tierra

      porque oyeron la voz de tu palabra;

      y en los caminos del Señor van cantando,

      porque grande es la gloria del Señor.

 

3.   Si marchamos en medio de la angustia,

      nos das vida a pesar de los peligros.

      Tú miras al pobre y al humilde:

      grandioso eres, Señor.

 

3243.     Alabanza al Dios Creador

       del Universo  (Salmo 18A)

 

1.   El cielo proclama la gloria de Dios,

      pregona el firmamento la obra de sus manos;

      el día al día le pasa el mensaje,

      la noche a la noche se lo susurra.

 

2.   Sin que hablen, sin que pronuncien,

      sin que resuene su voz,

      a toda la tierra alcanza su pregón

      y hasta el límite del orbe su lenguaje.

      Allí le ha puesto su tienda al sol.

 

3.   El sale como esposo de su alcoba,

      contento como un héroe,

      a recorrer su camino.

     

4.   Asoma por un extremo del firmamento,

      su órbita llega al otro extremo,

      nada se libra de su calor.

 

3244.     Dios mío, Dios míos

       (Salmo 21) - Orlando Torres

 

      Dios mío, Dios mío,

      ¿por qué me has abandonado?

      Dios mío, Dios mío,

      ¿por qué me has abandonado?

 

1.   De día yo te grité,

          no respondiste a mi clamor

      de noche yo te llamé

          y en el silencio no escuché.

      Pero Tú eres nuestra esperanza,

          Tú eres el Santo de Israel,

      nuestros padres a Ti clamaron,

          no me desoigas, óyeme.

 

2.   Pero yo ya no soy un hombre

          sino un guzano en la soledad,

      despreciado por todo el pueblo,

          avergonzado por su mirar.

      Cuando pasan delante mí, lleno de burlas,              sinto reír.

      y preguntan donde está su Dios

          que no ha venídole a salvar.

 

3.   Me taladran manos y pies,

          mis huesos ya puedo contar,

      me rodean los malechores

          y animales me han de devorar.

      Mi garganta se está secando,

          mi aliento llega a su fin

      mis vestidos hechan a suerte,             

          óye, Señor, no puedo más.

3245.     El Señor es mi luz

       (Salmo 26) - Alberto Taulé

 

      El Señor es mi luz y mi salvación,

      el Señor es la defensa de mi vida;

      si el Señor es mi luz, ¿a quién temeré?

      ¿Quién me hará temblar?

 

1.   Una cosa pido al Señor:

      habitar por siempre en su casa;

      gozar de la ternura del Señor,

      todos los días de mi vida.

 

2.   No me escondas tu rostro, Señor,

      buscaré todo el día tu rostro;

      si mi padre y mi madre me abandonan,

      el Señor me acogerá.

 

3.   Oh, Señor, enséñame el camino,      

      guíame por la senda verdadera.

      Gozaré de la dicha del Señor

      en la tierra de la vida.

 

 

3246.     Señor, tú me conoces (Salmo 138)

 

      Señor, tú me sondeas y me conoces;

      te doy gracias porque admirables

      son tus obras.

 

1.   Me conoces cuando me siento o me levanto:

      de lejos penetras mis pensamientos;

      distingues mi camino y mi descanso,

      todas mis sendas te son familiares.

 

2.   Tú has creado mis entrañas:

      me has tejido en el seno de mi madre;

      me has formado portentosamente,

      conocías hasta el fondo de mi alma,

      no desconocías mis huesos.

 

3.   Cuando en lo oculto me iba formando

      y entretejiendo en lo profundo de la tierra,

      tus ojos veían mis acciones,

      se escribían todas en tu libro;

      calculados estaban mis días

      antes que llegase el primero.

 

4.   Que incomparables encuentro tus designios

           Dios mío,

      que inmenso es su conjunto;

      si me pongo a contarlos, son más que arena,

      si los doy por terminado, aún me quedas tú.