El nuevo yo
Capítulo 2: Un insólito reencuentro, "Tan especial era lo nuestro"...

El General Ricardo Guerra, tal vez en su apellido llevaba la vocación bélica. Lo cierto es que si estaba en la cima de su división, se debía, además de sus méritos evidentes, a su no muy desconocida falta de escrúpulos, muchas atrocidades se le atribuyen, mas ha sido lo bastante hábil para quedar completamente limpio, es uno de sus actos más sucios e inconfesables lo que lo tiene molesto, y, aunque su enorme orgullo le impide reconocerlo, algo preocupado y temeroso...

- "Así fue, mi General, como era de suponerse visitó su propia tumba?- Reportaba uno de sus subordinados- "Nuestros hombres, por desgracia, se dejaron llevar por lo que vieron, esperaban someter con facilidad a un muchacho de dieciséis años, y lo que enfrentaron fue a una fiera, seis bajas en total"...

-"Una fiera"- Masculló Guerra - "Precisamente por eso fue elegido para ser el soldado perfecto, esperaba su renuencia, pero no que nos diera semejante dolor de cabeza, Comprenderá, comandante, que lo quiero vivo, mas por razones de seguridad, sólo usted y yo debemos saber de quién se trata, sólo advierta a sus hombres de su peligrosidad, sin entrar en mayores detalles"

En tanto, un joven Ramón camina por las calles, todo ha cambiado desde que recuerda, la tranquilidad le resulta extraña desde su niñez no veía las calles tan pacíficas, se sentía un pez fuera del agua, se cruza con una mujer mayor, que lo mira de un modo insistente, lo que ella dice lo deja helado:

-"Adiós, Ramón, qué pena que ya no quieras hablarme, no lo hubiera esperado de un compañero de armas"...

Se detuvo entonces, mirando a la mujer fijamente, nota entonces algo conocido en sus ojos, trata de imaginar el rostro que pudo haber sido, ella conserva en todo momento la calma, y habla de nuevo:

-"Sargento Renata Villa Tamariz, saludando a su Coronel, heroicamente muerto en combate... ¡Una duda, señor!... Con todo respeto, ¿Cómo se las arregló para regresar?"...

Ahora él recordaba todo, un elemento confiable al cien por ciento, pero antes de eso, mucho antes, una gran amiga, y compañera de juventud, hasta que el destino hizo soldados de todos los jóvenes, mismo destino, que tras un tiempo los fue alejando, él encontró a Nubia en su camino, ella se perdió del todo, hasta ahora...

-"Algo más, señor"- Continuó ella - "Dado que evidentemente ambos somos ahora civiles, solicito permiso para hablarle como alguna vez lo hice antes de tomar las armas, si no es mucho mi atrevimiento, señor"...

Él creía que con todo lo ocurrido no habría de sonreír nunca más, ahora reía ante lo ocurrente que sigue siendo su antigua amiga, y lo chusco de la situación.

-"Siempre fuiste mi amiga, y lo sabes, no necesitas pedir de ese modo un trato que siempre tuvimos, sin embargo no entiendo cómo pudiste reconocerme en este cuerpo joven"...

Ella sonrió entonces, sin dejar de mirarlo:

-"Nunca te pudiste esconder de mí, ni en la infancia jugando al escondite, ni en la juventud, cambiando de 'nick' en los foros que visitábamos en la red, siempre pude reconocerte, no veo porque ahora no pudiera ser igual... Tan especial era lo nuestro"...

Él escuchaba sin poder creerlo, en efecto, siempre fue un libro abierto para su amiga, y esta no era la excepción, además, un aliado así de confiable en sus nuevas circunstancias le caía verdaderamente de perlas.







Regresar