50. BENCHMARKING:
comparándonos con el mejor
por C. Jackson Grayson, Jr.
C. Jackson Grayson, Jr. es
fundador y presidente del Centro para la Calidad y la
Productividad de los Estados Unidos, con sede en Houston. Este
centro es una organización sin fines de lucro, dedicada a la
educación, la investigación y la capacitación, y su objetivo
es mejorar la calidad, la productividad y la calidad de vida en
el entorno laboral. Grayson fue una figura destacada en la
fundación de la Cámara Internacional para el
Benchmarking, a cargo de las operaciones de
benchmarking del mencionado Centro.
El benchmarking es una de las nuevas
palabras que aparecieron en el horizonte del management. Algunos
piensan que es una moda y que no tiene nada que ver con la
productividad y la calidad. Están equivocados.
Es una comparación continua de nuestros
procesos con el mejor proceso (a nivel local e internacional),
tanto dentro como fuera de nuestra industria. El benchmarking se
ha convertido en una palabra común desde que fue popularizada
por Xerox en la década de los 80. Fue reconocida como un
ingrediente esencial para el éxito entre quienes ganaron el
Premio Nacional Malcolm Baldridge a la Calidad. Quizá la manera
más simple de presentar al benchmarking es contestando a algunas
de las preguntas más frecuentes que la gente formula con
relación a este concepto.
¿Qué es el
benchmark?
Existe una distinción entre la palabra
benchmark y el proceso de benchmarking. La palabra benchmark
proviene de los estudios de relevamiento geográfico, en los
cuales significa medir con respecto a un punto de referencia. En
el léxico del mejoramiento de la calidad, un benchmark es el que
ha logrado ser el mejor en su clase. Este logro,
entonces, se convierte en el punto de referencia o patrón
reconocido de excelencia con respecto al cual se miden procesos
similares.
¿Qué es el proceso
de benchmarking?
Mientras el benchmark es una medida, el
benchmarking es un proceso de medición. Es un proceso comercial
que puede contribuir a lograr una ventaja competitiva. Durante la
creación de International Benchmarking Clearinghouse (Centro
Internacional de Divulgación sobre Benchmarking), nueva
división del Centro para la Calidad y la Productividad, los
miembros del comité de dirección encargados del diseño
desarrollaron una definición del benchmarking:
Benchmarking es el proceso de comparar y
medir continuamente a una organización con respecto a los
líderes comerciales de cualquier lugar del mundo para obtener la
información que permitirá a la organización tomar las medidas
necesarias para mejorar su desempeño.
El benchmarking es una medición continua y
un proceso de análisis que compara las prácticas, procesos o
metodologías con los de otras organizaciones. El objetivo de
estos estudios es identificar las mejores prácticas que puedan
adaptarse a una amplia gama de organizaciones y brindarles un
proceso de mejoras cuánticas que redunden en un mayor
rendimiento comercial.
Aunque existen muchas formas de hacer
benchmarking, hay dos enfoques distintos: el benchmarking
competitivo y el benchmarking de proceso.
1. Benchmarking competitivo: mide el
desempeño de la organización con respecto a las organizaciones
de la competencia. El benchmarking competitivo tiende a
concentrarse en el desempeño relativo de los competidores,
utilizando para ello un conjunto selecto de mediciones.
2. Benchmarking de proceso: mide el
desempeño discreto del proceso y la funcionalidad con respecto a
organizaciones que son líderes en ese mismo proceso. El
benchmarking de proceso busca la mejor práctica para realizar un
proceso determinado, después de confirmar que el desempeño en
ese proceso tenga realmente nivel internacional. Una vez
identificada y comprendida la mejor práctica, se la puede
adaptar y mejorar para aplicarla a otra organización.
Futuroscopio Las mejores prácticas no
conocen fronteras políticas, industriales o
geográficas. Pueden estar en Europa, Japón o Estados
Unidos; en organizaciones dedicadas a la salud, la
fabricación, las formas de gobierno o la educación; en
países democráticos, nacionalistas o dictatoriales. A
medida que nos acercamos al siglo XXI, las fronteras
económicas del mundo se van reduciendo y la necesidad de
ser conscientes de la competitividad desde una
perspectiva mundial ha ido en aumento. El benchmarking
reconoce que mejorar la calidad y la productividad coloca
en una posición netamente ganadora a cada uno de los
países miembros de la comunidad económica mundial.
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Qué no es
benchmarking
Podría resultar útil definir este proceso
explicando qué no es benchmarking. Por ejemplo, el benchmarking
no es análisis competitivo. El análisis competitivo consiste en
comparar a nuestra empresa con los competidores de la misma
industria, principalmente en términos macro de participación en
el mercado, mediciones financieras, etc. Aunque es útil para
planificar estrategias amplias, el análisis competitivo no llega
al nivel siguiente necesario para mejorar el proceso.
El benchmarking tampoco es un procedimiento
de copia, aunque involucra la observación y el aprendizaje de
las mejores prácticas de los demás. Si usted copia literalmente
esas prácticas, entonces sí es una copia. Y, por lo general, no
funciona. Muy rara vez las cosas son exactamente iguales entre
empresas, es decir: en estructura o en recursos, de modo tal que
es necesario adaptar los métodos para adecuarlos a los de su
empresa.
El proceso no está compuesto sólo por
números, como las comparaciones que tienen que ver con los
tiempos, los costos o la calidad. Estas comparaciones numéricas
son útiles para medir el tamaño de la brecha, pero mucho más
importante es descubrir cómo se llegó a esos números.
El benchmarking no está limitado a la
fabricación. Las diferentes facetas de una organización son
candidatas para el procedimiento. En esta misma línea de
pensamiento, puede aplicarse por igual a la educación, la salud,
la defensa o el gobierno.
Como mecanismo cooperativo, no puede abrir
todas las puertas, porque las organizaciones no comparten sus
secretos más competitivos. Pero sí queda un gran número de
procesos que los competidores estarán dispuestos a compartir,
tal como ha quedado ya demostrado. Compaq y Apple, por ejemplo,
han aplicado entre sí un proceso de benchmarking a ciertos
procesos que ambas empresas realizan.
¿Quién es parte de
un proceso de benchmarking?
Quizás el aspecto más difícil de un
estudio de benchmarking es identificar a las compañías
objetivo adecuadas o a los socios con quienes
realizar el benchmarking. Las diferentes clases de compañías
con las que se puede realizar el benchmarking ya fueron
descriptas anteriormente: internas, competitivas, industriales,
funcionales y genéricas. La pregunta clave es cómo identificar
cuál es la compañía que debería recibir la atención
preferencial de un estudio de benchmarking. La herramienta
primaria utilizada para contestar a esta pregunta es la
investigación secundaria. Este es el proceso de identificar, a
través de la búsqueda en bibliografía y de los contactos
personales, cuáles son las compañías que realizan el proceso
en forma excepcional. Las empresas que ganaron premios de la
industria, las que gozan del reconocimiento a su excelencia
funcional y las que se presentan a los premios nacionales a la
calidad conforman tres indicadores de excelencia que ayudan a
separar a una compañía de otra. Sin embargo, una compañía
realmente excelente podría optar por no presentarse a un premio
o por no competir por él. Quizás esa empresa no está dispuesta
a mostrarles a todos cuál es el proceso de excelencia que
utiliza. Al desarrollar una red de contactos personales, es
posible llegar a las fuentes más ricas de una organización para
realizar un benchmarking.
Pero ya es tiempo de incluir una palabra de
precaución. Lograr el acceso al nivel adecuado es un factor de
éxito crítico para realizar estudios de benchmarking. Algunas
compañías reconocidas por sus procesos de excelencia, como, por
ejemplo, L. L. Bean, Xerox o Federal Express, se vieron inundadas
de pedidos de otras empresas para realizar procesos de
benchmarking sobre el mismo tema. Estas compañías necesitan
reducir las repeticiones al responder a estos pedidos y, al mismo
tiempo, mantener una actitud abierta a los requerimientos de las
otras compañías que bien podrían ser sus clientes o
proveedores. Los ganadores del Premio Malcolm Baldrige a la
Calidad saben que no han logrado ser los mejores en su
clase en cada uno de sus procesos industriales o
comerciales. Sin embargo, muchas compañías cometen el error de
creer que su socio en el proceso de benchmarking debería ser una
compañía que ha ganado el premio Malcolm Baldrige.
Seleccionar a la compañía adecuada y
encontrar el contacto correcto dentro de esa compañía son dos
de las áreas más problemáticas para quienes quieren iniciarse
en el benchmarking. Aquellos que ya tienen experiencia en el tema
han construido su propia red de contactos y utilizan ese listado
para acceder a los dueños del proceso dentro de la
compañía elegida.
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