1. El inicio de las
lágrimas




Este no es un cuento de hadas. Esto es algo que en verdad
sucedió.
Mizar era como cualquier niña de su
edad... o al menos, eso creía ella. Tenía seis años, pero era
una bruja tenebrosa de gran poder. Había trabajado una vez para
el Departamento de Misterios del Ministerio de Magia y asistía
al colegio Durmstrang de Artes Mágicas.
Había vivido una aventura muy intensa en
sus primeros días de colegio. No sabía si estaba lista para
otra... pero sí sabía que estaba lista para querer a alguien...
En su última aventura, un muchacho se
había visto involucrado. Su nombre era Raul, y ellos se habían
agradado desde el primer momento. Ella, por órdenes del
Ministerio, debía encontrar a quien estuviera causando desorden
en los Colegios, y además, proteger a tantos como pudiera. Ella
era portadora del Vino de Venus, una de las muchas herencias que
Salameh Slytherin había dejado. Mizar era descendiente de
Salameh, y como tal, podría proteger a las personas del Heredero
de Salazar Slytherin, Lord Voldemort.
Ella, por supuesto, no había derrotado a
Lord Voldemort. Eso lo había hecho el heredero de Gryffindor,
Harry Potter. Pero a Mizar le correspondía pelear contra
cualquier remanente que hubiese quedado de Voldemort, y alguien
en los Colegios se hacía pasar por él. Así que era a ella a
quien correspondía derrotarlo, pero esa es completamente otra
historia. Ésta comienza con el día en que el impostor fue
capturado, cuando todo terminó, Mizar y Raúl se encontraron en
El Alcazar. La Isla fue redescubierta por el abuelo de Mizar, y
ahora la familia Honbrie sabía donde estaba siempre. Leon, la
madre de Mizar, sentía cosas raras ahí, voces. Mizar también,
pero no pensaba que fuera nada grave.
- No he visto a Vlad últimamente, ¿y
tu? - preguntó ella
- Tampoco. Seguro se asustó con todo lo
que pasó y se fue volando a Hogwarts.... - respondió él.
- jajaja no lo creo
- profe Vlad....... si nos encuentra
fuera de Durmstrang en la noche nos mata.... literalmente,
pero..... ¿no podríamos quedarnos aquí otro ratito? me gusta
estar aquí....
- Si a mi igual
- ¿Sabes por qué es tan tranquilo???
porque es una isla flotante.... como Azkaban.... perdida en medio
del océano.....
- No......... No es como Azkaban
- ????
- Aquí es bonito
- Síp...... dicen que Salameh construyó
un palacio en medio, una capilla detrás y que planeaba construir
un colegio.... Pero sólo llegó a construir eso y una pequeña
villa...
- Eso esta bien.
- Yo voy a construirlo todo..... un
palacio, una villa, una iglesia..... un colegio......
- Con mi ayuda, si así lo quieres
- ¿¿¿En serio me ayudarías????
- Aha... claro que si
- Entonces... te construiré un
palacio.....
- No es necesario, Mizar...
- Y un colegio.... así no nos
separarán....
- Nunca lo harán.
- Aún así voy a construirte un
palacio..........
Así, juntos soñaron con el día en que
harían su vida en El Alcázar. Sin embargo, ese sueño no se
cumpliría de inmediato.
Regresaron a Durmstrang esa noche, con
algo del Alcazar, y no precisamente recuerdos. Era Athangelos, el
viejo Skeinchager, que al ver a Mizar, le recordó a Salameh, y
volvió a ser el niño que una vez fue.
Ahora, un día después de clases, y
después de haberse metido en problemas (por tercera o cuarta vez
en la semana), Raúl investigaba sobre el árbol genealógico de
la Profesora Marianushki Maleficarum, una profesora directiva de
Hogwarts, a quien tenían gran respeto y estima.
- Estrella del más puro de todos los
corales...- saludó Athangelos, acercándose a ellos.- ¿qué
hacen?
- Leyendo libros... bueno, más bien él
lee... yo no hago nada.- respondió Mizar, refiriéndose a Raúl.
- Ah, entonces... si no estás haciendo
nada... ¿puedo invitarte a dar una vuelta?
- Pues.... sí.... creo.... no te
molesta, ¿verdad Raúl? ¡Raúl! ¿Lo ves? Ni siquiera se ha
dado cuenta de que sigo aquí... vamos...
- Las damas primero...- dijo Gelos,
siendo cortés y dándole el paso a Mizar.- Si alguna vez
despiertas,- dijo Athangelos a Raúl, que parecía dormido.-
estaremos en el Alcázar.
Gelos y Mizar estuvieron jugando toda la
tarde en el Alcázar. Cuando regresaron a Durmstrang, no
encontraron ni el menor rastro de Raúl. Ni él ni sus libros
estaban por ningún lado, pero no se preocuparon. Pensaron que
tal vez había ido a visitar a su familia. Pero al día
siguiente, cuando no se presentó a clases, comenzaron a
preocuparse.
Hubo una exhaustiva búsqueda para
encontrarlo, pero ni aurores ni agentes del ministerio ni nadie
fue capaz de encontrarlo. Mizar comenzó a faltar al Colegio, y
cuando declararon inútil la búsqueda del muchacho, se
derrumbó. Se realizó un funeral a nombre del pequeño, pero
ella no asistió.
Muchos cuestionaron cuánto lo habría
querido en verdad, porque ese mismo día ella escapó con su otro
amigo, Gelos, y aunque los padres de Mizar la encontraron en el
Alcázar con él, nada pudieron hacer para sacarlos de ahí.
Poco tiempo después, Mizar realizó
sobre ella el Selos, un hechizo que ella odiaba y que juró nunca
lo haría. La verdad ella no buscaba el Selos... sino la muerte.
Y la siguió buscando a través de otro hechizo que Salameh
había dejado, el Selious, el hechizo que sella el alma.
Así, Mizar pudo seguir viajando,
aprendiendo. Encontró personas que se unieron en su viaje, pero
eso sí... SIEMPRE ESTUVO EN EL ALCAZAR.
Sus padres y sus amigos le rogaron que
olvidara a Raúl.... pero no podía hacerlo. Lo amó desde el
primer momento, lo seguía amando y con toda probabilidad lo
seguiría amando.






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"Star stealing Girl" del juego Chrono Cross

