LOS DOCE ANATEMAS.

1. Si alguno no confiesa que el Emanuel es Dios en el verdadero sentido de la palabra y por ello la Santa Virgen es madre de Dios porque ha generado según la carne al Verbo hecho carne , sea anatema.

2. Si alguno no confiesa que el Verbo del Padre asumió en unidad de sustancia la carne humana, que Él es un y solo Cristo con la propia carne, esto es, que es Dios y hombre al mismo tiempo, sea anatema.

3. Si alguno, después de la unión, divide en el único Cristo las dos sustancias, asimilándolas a una simple relación de dignidad, vale decir de autoridad, o de poder, y ya no más una unión natural, sea anatema.

4. Si alguno atribuye a dos personas o sustancias las expresiones de los Evangelios o de los escritos de los apóstoles o de los dichos de los santos sobre Cristo, o de Él sobre sí mismo, y algunas se las atribuye como hombre, considerado separadamente del Verbo de Dios, y otras, como convenientes a Dios, solo al Verbo de Dios Padre, sea anatema.

5. Si alguien se atreve a decir que Cristo es un hombre portador de Dios y no más bien Dios según la verdad, como hijo de Dios por naturaleza, en cuanto que el Verbo se hizo carne y participó de nuestra semejanza por la carne y la sangre , sea anatema.

6. Si alguien dice que el verbo, nacido de Dios Padre es Dios y Señor del Cristo, y no confiesa que Él es Dios y hombre conjuntamente, en cuanto que el verbo se hizo carne según las Escrituras, sea anatema.

7. Si alguien afirma que Jesús en su accionar fue movido como hombre por el Verbo de Dios, y que le fue atribuida la dignidad de unigénito, como a uno distinto de él, sea anatema.

8. Si alguien se atreve a decir que el hombre asumido debe ser co – adorado con el Verbo de Dios, co – glorificado y co – llamado Dios, como se hace de uno con otro, (en realidad la partícula “con” que acompaña siempre estas expresiones, hace pensar eso), y no adora más bien, con una única adoración al Emanuel, y no le atribuye una única alabanza, en cuanto que el Verbo se hizo carne , sea anatema.

9. Si alguno dice que el único Señor Jesucristo ha sido glorificado por el Espíritu, en el sentido que Él se habría servido de su poder como de una fuerza ajena, y que habría recibido de éste el poder actuar contra los espíritus inmundos y realizar sus divinas maravillas en medio de los hombres, sea anatema.

10. La Divina Escritura dice que Cristo se convirtió en apóstol y pontífice de nuestra confesión , y que se ofreció por nosotros en aroma de suavidad a Dios Padre. Por eso si alguno dice que se convirtió en pontífice y apóstol nuestro no el mismo Verbo de Dios, cuando se hizo carne y hombre como nosotros, sino cualquiera distinto de él, el hombre nacido de la mujer junto a él, o si alguno también dice que ha ofrecido el sacrificio también por sí, y no, en cambio solamente por nosotros (y de hecho no podía requerir sacrificio quien no conocía el pecado), sea anatema.

11. Si alguno no confiesa que la carne del Señor es vivificante y que (ella es la carne) propia del mismo Verbo del Padre, (y sostiene en cambio que sea) de otro, diverso de él, y unida a Él sólo por la dignidad; o también de uno que haya recibido solo la divina inhabitación; si no confiesa entonces que sea vivificante, como hemos dicho, en cuanto se hizo propia del Verbo, y que puede vivificar todas las cosas, sea anatema.

12. Si alguno no confiesa que el Verbo de Dios sufrió en la carne, fue crucificado en la carne, saboreó la muerte en la carne, y devino el primogénito de los muertos en cuanto que, siendo Dios es vida y da la vida, sea anatema.