[Sigue el símbolo niceno]
Pero dado que algunos - hijos del error y la perdición - si bien simulan confesarla y convenir en ella, interpretan mal el verdadero sentido según su modo de ver y alteran la verdad, ha sido absolutamente necesario agregar los testimonio de los santos y ortodoxos padres, adecuados para demostrar el modo en el cual ellos comprendieron y predicaron valerosamente esta fe, para que quede claro que todos aquellos que poseen una fe recta e irreprensible la comprenden, interpretan y predican de este modo.
[Sigue un florilegio de pasajes de los escritos de los padres]
Leídos estos documentos, el santo sínodo establece que no es lícito a alguno proponer, re - formular o componer una nueva fe diversa de aquella definida por los santos padres reunidos con el Espíritu Santo en Nicea.
Aquellos que osaren componer una fe diversa o presentarla o proponerla a quien quiere convertirse al conocimiento de la verdad, sea que provenga del helenismo, del judaísmo, o de cualquier herejía, si fueren obispos o clérigos, considéreseles depuestos, al obispo de su episcopado, al clérigo, de su dignidad eclesiástica, si fueren laicos, sean anatema. De modo similar, si se descubrieren obispos, clérigos o laicos que mantengan o enseñen la doctrina contenidas en la exposición ya presentada del presbítero Caricio sobre la encarnación del Hijo unigénito de Dios, o también las perversas e impías doctrinas de Nestorio, que nos han sido sometidas, sean golpeados por los decretos de este santo Concilio ecuménico, quedando claro que tal obispo será eliminado del episcopado y depuesto y aquel clérigo será igualmente depuesto de su estado, ahora, si se trata de un laico, sea condenado en conformidad a cuanto hemos dicho.