Esta historia comenzó así:
Un dia le ví de Azul,
en la estación del sur,
no me atreví a hablarle,
y preferí esperar más,
y de pronto me distrajé,
él se acercó y me dijo: ¡Hola!,
no supe qué decir y callé.
Sí él estaba allí y le ví,
rodeado de magia para mí y soñé,
junto al mar y a las olas,
junto al sol y a él,
es cierto que hablamos mil,
cierto que conversamos de mí,
y otro poco más de él.
Sin querer le pasé a llevar,
algo extraño quizó despertar,
tuve miedo de mí,
me ruborizé en la plaza,
y tú te reiste de mí.
Nos regalamos algunos besos
y tambien dimos muchos pasos,
sin mirar hacia atrás,
jugamos a amarnos.
Ahora en tu ausencia,
miro el mar, y el cielo azul,
que me traen noticias de tí,
me cuentan que vieron tus ojos,
me cuentan donde caminas,
me hablan de tus sueños,
el viento me trae tus palabras,
y en las caracolas tu voz,
el aire de mar me embriaga a tí,
y mi corazón te reclama Azul.

No me mires así,
pues el fuego de tu mirada
me hace temblar de emoción,
sí, después de conocer tus besos.
No me mires así,
que te delatas todo para mí,
y sé que es sólo un secreto,
tuyo, mío y nuestro.

Miro el cielo estrellado,
la noche está oscura,
y los pies recorren la huella
del camino polvoriento.

Bajo las estrellas,
me pregunto por el infinito,
pienso en la inmensidad,
en las dimensiones espaciales,
en la fragilidad del tiempo,
en la búsqueda inacabable
de los hombres de ciencia,
de los cómo, de los por qué,
de los misterios insondables,
de mil cosas que bullen
aquí dentro de mí.

Miro el cielo estrellado,
la noche está oscura,
y los pies recorren la huella
del camino polvoriento.

Al final todos buscan,
aunque no lo sepan,
no se entiendan,
no lo quieran,
pareciera ser parte
de ser y de no ser,
ser en fragilidad,
ser en fortaleza,
no ser al mismo tiempo,
no ser lo que no sé,
de mi insondable yo interior.

Miro el cielo estrellado,
la noche está oscura,
y los pies recorren la huella
del camino polvoriento.

Esa mirada cómplice,
de tantos besos y abrazos,
de tantas estrellas en la piel.

Es tu ternura mi sol
y compañera de mi alma,
llevo escrito en mis sueños
tu nombre y te llamo,
te busco, te encuentro,
y vuelvo a vivir tu amor.

Tal vez no sabes,
que no me canso de contemplarte,
y de mirarte a los ojos,
estas escrito en mi piel,
en mis pensamientos
y en cada día mío

A veces siento miedo de amarte,
lo único que sé,
que ahora sólo me conformo
con verte a lo lejos,
sin cruzar los espacios,
sin pedir nada a cambio,
mientras tanto sigues
siendo parte de mis sueños,
sigues siendo una estrella,
y yo sigo siendo luna.

Quizás nunca te vuelva a ver,
quizás la sonrisa de tu rostro,
sólo sea el reflejo de otro,
que busco en un aquí y allá.

Quizás mi amor te alcanza
sólo porque eres tú así,
no busco al hombre alto,
ni de pelo rubio, ni de ojos azules.

La belleza pasa y se marchita,
pero tu risa contagiosa,
la dulzura de tu mirar,
la calidez y suavidad de tus manos,
eso no lo cambia el paso del tiempo.

¿ Quién sabe realmente la verdad,
lo que se agita aquí muy dentro ?
Sé que el tiempo ha pasado por mí,
sé que que tengo amor siempre para darte,
sé que sueño una vez más,
y una vez más estoy pensando en ti.