Nuestra Señora de Coromoto
(Venezuela)
Haré brillar
en el cielo tantas estrellas, como son mis
devotos.
Esta advocación muy
estimada en Venezuela fue declarada por el Papa
Pío XII y por el Episcopado Nacional Venezolano,
Celeste y Principal Patrona de toda la República
de Venezuela.
La historia la refiere así: al
fundar la ciudad de Guanare; en 1591,
una tribu de indios denominados Cospes,
huyeron a la selva para no relacionarse con los
blancos. Un día el Cacique de esa tribu y
su mujer estaban a orillas del río
Guanare y se les apareció una Bella Señora
(como de ahí en adelante la llamarían), y les
pidió que se allegaran a la ciudad para que les
vuelquen agua en sus cabezas (bautizarlos).
El Cacique, así se lo pidió a un vaqueano que
pasaba por allí de nombre Juan Sanchez, él iba
a resolver unos asuntos en el poblado vecino de
El Tocuyo, y que a los ocho días regresaría
para cumplir lo prometido, que mientras tanto se
alistaran. Así Juan Sanchez regresó y todos se
dirigieron a la ciudad de Guanare, el alcalde y
las autoridades Eclesiásticas dispusieron de
tierras para ser cultivadas por los indios,
recibían la paga correspondiente y así de
paso eran instruidos en Catequesis.
Todos los indios se
bautizaron inclusive la familia del Cacique menos
él; extrañaba ser el jefe de su tribu y mandar
en ella, aquí debía trabajar con los demás,
igual que todos.
Por la tarde del sábado 8
de septiembre de 1652, el cacique huye de la
misa de las ocho de la noche, a la que
asistirían todos y se refugia en su bohío,
obligando a su familia a ir con él (su mujer, su
hermana de nombre Isabel y el hijo de doce
años de ésta), y en ése momento contemplaron a
la Bella Señora que se apareció en el umbral de
su choza más resplandeciente que el sol de
mediodía (es la única vez en la historia
que María Ssma se aparece a una familia entera).
El Cacique enfadado, la insulta y termina
diciendo: ya no haré lo que tú
quieres. Su mujer le riñó y dijo: no
hables así con la Bella Señora; no tengas
tan mal corazón. El Cacique
entonces intenta matarla con arco y flecha, pero
María, como mamá buena que es, se acerca al
hijo rebelde, gloriosa, radiante, Ella que está
frente a él le sonríe, tembloroso suelta la
flecha, he intenta tomar con sus brazos a la
Virgen que desaparece y deja en su manos un
pergamino con la imagen de Ella (que es la de
Nuestra Señora de Coromoto). El Cacique
intenta destruir el pergamino pero el niño le
avisa a los aldeanos, que lo impiden, entonces,
huye a la selva, donde lo picó una serpiente,
pero se salvó porque, se bautizó y comenzó la
vida cristiana.
Los indios fueron tan fervorosos,
que con el tiempo se les designó un sacerdote
para que los guiara, y así fundaron el pueblo de
San José de la Aparición, destruido por las
inundaciones. Pero es lugar de
peregrinación constante y de verdadero fervor
cristiano..
La imagen fue llevada,
con toda solemnidad a la Iglesia de Guanare (hoy
Catedral) el 1 de febrero de 1654
y permaneció en un relicario, hasta
1985 en que la incrustaron en la peana de una
imagen de madera.
Es venerada POR
TODO EL PUEBLO de Venezuela, un país más de
Latinoamérica agraciado por la visita de Nuestra
Señora
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