El Banquete      

 

Debo admitir que Sócrates, Platón, Agatón, Erixímaco tienen ideas realmente hermosas y completamente bien estructuradas, pero eso lo vislumbro después de repasar la idea al menos dos veces si no es que más, para poder captar completamente lo que quieren expresar. No voy a dejar de lado el hecho de que me aturde la redacción del diálogo en donde parece uno entrever directas, indirectas, burlas y sarcasmos constantes que van dirigidos a unos y otros en los cuales no se puede discernir bien el mensaje teniendo siempre la duda si fue algo explícito o mas bien, algo discreto. Tengo la impresión de que la reunión es en sí una tertulia de mensajes y códigos locales en donde el lector no puede tener participación alguna o se limita simplemente a llenarse la cabeza de ideas confusas y de contradicciones a esas ideas. Además quisiera enfatizar que la personalidad de Sócrates proyectada a partir de los diálogos de Platón, me parece sumamente arrogante. Creo que su famosa ironía es en realidad una forma sutil de enaltecerse y a la vez rebajar a sus súbditos. Llegué incluso a pensar que le gustaba más la retórica que la enseñanza y la manipulación más que la razón.  

 

Pero ya tocando propiamente el tema del Banquete, el amor, encuentro cosas con las que estoy de acuerdo y otras con las que no comparto la misma opinión. En primer lugar, sí estoy de acuerdo con que Eros es el dios más antiguo, aunque no lo concibo propiamente como un dios, sino como una fuerza. El amor es para mí, la fuerza más antigua, la fuerza creadora y por ende, la fuerza más fuerte. Me gusta creer que las cosas se formaron, las cosas existieron porque tuvieron la virtud de ser, poseían esa fuerza interna que las empujó a nacer, que las empujó a existir- esa fuerza interna la concibo como una virtud universal que condujo al ser, y esa virtud, ese ser, existen precisamente en algo más grande, más fuerte: el amor. Sin embargo, no me gusta pensar o indagar si el amor tiene en sí su propio origen, opto por creer que él también tuvo la virtud de ser, también poseyó esa fuerza creadora de vida que lo llevó a auto-crearse y a convertirse en fuente misma de su propia esencia.

 

En lo que no estoy de acuerdo es en que se haga una división del amor: Urania y Afrodita. Uno celeste, otro popular; uno para los elegidos, otro para los comunes. El amor es uno y uno para todos. El uso que cada quien le de a su amor es ya cosa personal y no por eso rebaja la calidad de amor o provoca una división de tan magnánime fuerza. Si Afrodita encarna el amor corporal, efímero y superficial es porque no es un verdadero amor, es mejor dicho, una simple atracción o fascinación por algo; también hay que empezar por discernir bien las cosas y los conceptos.

 

Un punto que me causa un poco de conflicto es la afirmación que se hace que el amor no es bello ni feo, es bello si se hace conforme a la honestidad  y es feo si se falta a este principio. Yo diría que el amor es más bello que feo; para mí debe ser bello y no feo. Puesto que es la fuerza más poderosa, el amor engloba en sí a la honestidad; no es necesario practicar la honestidad para que el amor sea bello porque cuando se practica el verdadero amor, ya se está practicando la honestidad. Si el amor no se practica con honestidad, entonces ya no cabría en la definición de amor, simplemente dejaría de serlo.

 

En cuanto a la intervención de Erixímaco, encontré un par de puntos muy interesantes. El primer punto es su noción panteísta del amor, la cual me facinó: “el amor no sólo reside en el alma de los hombres(...) sino que hay otros objetos y otras mil cosas en que se encuentra; en los cuerpos de todos los animales, en las producciones de la tierra; en una palabra, en todos los seres”. Y ciertamente así lo concibo yo también, puesto que estas otras “mil cosas” emanaron también de la fuerza del amor, convirtiéndose así en manifestación directa de su origen y portadores de tal fuerza. En segundo punto, la aportación de Erixímaco que más atención me llamó fue la afirmación de que las ciencias nacen del amor, la ciencia es amor. Me gustó mucho la idea puesto que pone al conocimiento como algo tan elevado como lo es el amor; estudiar y entender las cosas a nuestro alrededor es profesarles un gran amor.

 

Posteriormente, la participación de Agatón me gusta mucho también, sobre todo al hacer la analogía de la delicadeza del amor por medio de estas palabras: “ (Eros) No marcha sobre la tierra, ni tampoco sobre las cabezas que por otra parte no presentan un punto de apoyo muy suave, sino que marcha y descansa sobre las cosas más tiernas, porque es en los corazones y en las almas de los dioses y de los hombres donde fija su morada”. Aunque debo aclarar que sigo defendiendo la idea que expuso Erixímaco de que el amor habita en todo.

 

Cuando entra mi verdadero conflicto es cuando empieza a hablar Sócrates. No sé por qué razón empieza a hacer tales preguntas a Agatón, no le veo el punto y mucho menos la finalidad; es precisamente en este punto cuando empiezo a presentir cierta retórica y cierta manipulación en la información ya sea para rebajar la intervención de Agatón o ya sea para enaltecer Sócrates la suya. En relación a la primera pregunta, no creo que el amor sea amor necesariamente de alguna cosa, ya que del amor emanaron las cosas; ciertamente puede amar a sus cosas, pero no puede desearlas puesto que él mismo las creó. Tampoco es probable que no posea la cosa que ama y desea (amar y desear no es lo mismo) porque no puede desear las cosas que provienen de él- porque estas cosas son él. Por lo que el juicio que hace Sócrates en resumen es a mi parecer, falso: “El amor es el amor de alguna cosa; en segundo lugar, de una cosa que le falte”. Como ya lo dije anteriormente, el amor no desea, pero sí ama y es imposible que le falte algo porque él lo es todo.

 

Al empezar Sócrates a atacar los puntos de Agatón, cae en el gran error de igualar amar a desear. Se puede desear a algo que se ame pero no se ama a todo lo que se desea. Son jerarquías diferentes, con diferentes niveles y diferentes valores. Por lo que muy astutamente el maestro lleva a su discípulo a una obvia contradicción- el amor desea la belleza, y puesto que carece de lo que desea, el amor no es bello. Y si lo bello es inseparable de lo bueno (según él, porque yo también los percibo como jerarquías diferentes), el amor por carecer de belleza, carece de bondad.

 

Cuando ya hace referencia a su encuentro con Diotima, debo decir que muchos juicios se convierten en falsos a mi parecer por recurrir precisamente a falsa igualdad de que amar es desear y de que lo bello es inseparable de lo bueno.

 

A pesar de esto, la idea de que el amor es un intermedio entre los dioses y los hombres no me parece incorrecta, aunque sí falsa Sigo optando por ver al amor como algo superior a los hombres y dioses. Me parece que el amor es el que hace que nos comuniquemos hombres con hombres y hombres con dioses. Por otro lado, la alegoría de la concepción del amor por Poros, dios de la abundancia y Penia, diosa de la pobreza, es bastante bella, aunque no comparto la misma opinión. El amor no es ni rico ni pobre, simplemente es. Es tan grande y superior que no se le puede etiquetar de rico o pobre. Es también propio de todo y de todos; y tengo todavía la influencia judeo-cristiana de que hay amor para todos por igual y no como se puso en boca de Diotima: “sólo al que produce y alimenta la verdadera virtud, corresponde el ser amado por Dios”.

 

Tampoco se puede limitar al amor como el deseo de lo que es bueno y nos hace dichosos o como la generación y la producción de la belleza. El amor es un concepto más amplio que abarca tanto a estos pequeños conceptos como a un concepto más universal: engendrar, contemplar, respetar, estudiar, desear, dar...todo lo que nos rodea. 

 

 

“Hombre unidos de este modo (en el amor) aunque en corto número, podrían  en cierta manera vencer al mundo entero”

 

- Platón.