![]() |
|||
![]() |
|||
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
Hay un Jubileo en la tierra, porque Dios nos quitó la tristeza y se acercó a nosotros un Dios especializado en iluminar y encender la vida. Estaba ungido con óleo de alegría y espíritu de consuelo. Lo suyo era proclamar la dicha. Dichosos ustedes; y contágienla.
El mensaje fundamental de Jesús es de dicha y esperanza. Recorría pueblos y aldeas, anunciando la Buena Nueva y curando por todas partes.
Hay momentos especiales en que Jesús desborda de gozo y alegría como en la transfiguración. Lama dichosos a los que oyen la palabra de Dios y la guardan. Y a los que están preparados para recibir al esposo. Y a los que son administradores responsables.
La conversión es siempre una gran alegría para el cielo, para los ángeles de Dios, para el mismo pecador. Zaqueo es un ejemplo clásico; lo recibió con gran alegría.
Toda la gente sencilla se entusiasma con Jesús. Toda la multitud de los discípulos, llenos de alegría, se pusieron a alabar a Dios a grande voces. Pero el verdadero Jubileo empieza con la presencia de Cristo resucitado. Toso dolor y toda muerte vencida.
La alegría ahora les desborda a los discípulos, que no acaban de creer a causa de la alegría. Y se volvieron a Jerusalén con gran gozo.
La plenitud del Jubileo llega con la efusión del Espíritu Santo. San Lucas pinta en el libro de los hechos a estos discípulos y demás creyentes unidos en el gozo del Espíritu. "Partían el pan por las casas" y no quedarán en Jerusalén; el Espíritu los empuja a recorrer los caminos del mundo sembrando esa alegría.
Este júbilo que experimentan los creyentes es realmente extraordinario, un don del Espíritu. Es tan profundo y tan intenso que nada ni nadie lo puede destruir. Se trata de un gozo que llena, que desborda, Jubileo es el júbilo del Espíritu hasta rebosar.
Este desbordamiento puede traducirse en entusiasmo, en fortaleza extraordinaria, en lágrimas de consuelo o en una paz estable -Siempre tienes la seguridad de que Dios está contigo, porque eres gratuita e incondicionalmente amado. Este Jubileo es un pequeño anticipo de la alegría del cielo.El Jubileo es el tiempo en que la misericordia de Dios se manifiesta con mucha intensidad. No es el creyente el que consigue salvación y gracia con su esfuerzo espiritual. El hombre solo no puede abrir la puerta santa. El hombre no gana jubileos; es Dios quién derrama júbilo de su Espíritu a quien se dispone a recibirlo.
A más apertura, más jubileo. A más pobreza interior, más riqueza de indulgencias. A más deseo, más bendición. A más caridad, más misericordia.
Cuando Dios ve a sus hijos que piden perdón e indulgencia, Él derrocha perdones e indulgencias. , Cuando ve a sus hijos generosos, El no se deja ganar en generosidad, hasta el derroche. Cuando ve a sus hijos que llaman a la puerta, Él les abre de par en par. Cristo es la puerta de todo jubileo. Sólo por El se entra a la Ciudad Santa, al templo de la gracia y de la misericordia.
El Jubileo quiere ser el tiempo de la misericordia. Y la puerta del Jubileo tiene forma de corazón. Entrar por esa puerta significa sintonizar los latidos del corazón. En la puerta hay un letrero: "Aprendan de Mí que soy manso y humilde de corazón". Aprendan misericordia.
Nadie podrá ganar el Jubileo si no aprende mansedumbre y misericordia. Después de pasar la puerta, ajustados ya los corazones, encontrará cátedras en que se explican la paciencia, el perdón, la reconciliación, la paz, la solidaridad. Todas son asignaturas auxiliares de la misericordia.
La misericordia no sólo se aprende, sino que puedes alimentarte de ella. Se convierte en comida, bebida y medicina. Se encuentra en tiendas y en farmacias que se llaman sacramentos. Otras veces, la misericordia se convierte en río, en el que puedes bañarte.
JOSE LUIS GOÑI, ORSA