Nosotros los creyentes vivimos la fe en que la familia es la mejor imagen de Dios, que es el don de Dios Creador para realizar su plan de difundir la vida, poblar el mundo y hacer del hombre un ser feliz.

La Familia es y será la célula viva y primaria de la sociedad, en la que se funden todas las demás comunidades y sociedades del mundo; por eso mismo es también la célula viva y primaria de la Iglesia.

LA FAMILIA EN EL NUEVO MILENIO
Muchos se están haciendo esta pregunta: ¿ qué va a pasar con la Familia en el nuevo Milenio? Han sido muchos los cambios que han sucedido en la mentalidad del mundo y, por consiguiente, en la Familia. Por ejemplo: el creciente sentido de democracia, que tiene elementos muy positivos, al radicalizarse, rompe con la autoridad; al centrarse en la persona, que de por sí es un elemento enriquecedor, en la exageración lleva a un individualismo que hace prescindir de los demás; la liberación de las costumbres y de las relaciones en la Familia, da libertad para muchas expresiones personales, como el vestido, las amistades, las diversiones, pero destruye la relación y la armonía.

Otros elementos se están viendo de manera muy penetrante en algunos ambientes como: la superficialidad en la vivencia de la sexualidad, la felicidad individual como el máximo objetivo, la fidelidad conyugal muy deteriorada, la comunión entre los esposos no es suficientemente reconocida ni respetada, se aparta mucho de los cónyuges de su misión creando tareas, trabajos, necesidades, diversiones meramente individuales; se han perdido muchos valores y hay una confusión de ideas, en que cada uno se arregla con su propia conciencia y con esto todo lo justifica. La cultura de la muerte facilita la mentalidad anticonceptiva, el aborto, la eutanasia y hasta todo tipo destructivo de la propia vida.

El pesimismo se ha multiplicado en la Familias a causa de un cierto permiso de los padres, quienes renuncian a su autoridad y permiten el imperialismo de los hijos que, a la postre, sin obedecer órdenes se dejan llevar de un capricho que os lleva a un ánimo pesimista y a una conciencia permisiva, al vicio y a la depresión.

Algunos autores, en distintas partes del mundo (D. Cooper, Buenos Aires 1972) han escrito sobre la muerte de la Familia. Hay quien afirma que se acerca el momento de su completa extinción (Lundberg. )Incluso hay quien afirma que la Familia está muerta y que sólo aparece durante dos o tres años, los primeros de la crianza del niño.

Hay quien afirma lo contrario y menciona que la Familia está entrando a una nueva edad de oro. Puede ser que ninguna de las dos afirmaciones sea exacta, pero sí conviene que reflexionemos en este punto.

Según la obra de Alvin Toffler, "El shock del futuro", la Familia prácticamente desaparecerá: existirán los biopadres y los propadres que sustituirán en la misión y obra de la maternidad; ya no existirá la Familia, "gigantesco amortiguador de la sociedad", "refugio contra las sacudidas del mundo".

Las costumbres propagadas sin control van filtrándose en nuestro ambiente familiar: "divorcios a voluntad, matrimonio sin sacerdote ni juez ni testigos, hijos obligados a odiar a sus padres; el libre aborto, el intercambio de esposas, el adulterio como "vitamina" del matrimonio, la emancipación sexual de las esposas, las relaciones prematrimoniales, el sexo libre como expresión del amor"...

Si bien, en general, la Familia aparece como un grupo bombardeado, pisoteado y prisionero, la cohesión y amor que aún se mantiene entre nuestras Familias, nos permite mirar el futuro con ilusión y esperanza. Creemos en el amor, creemos en la vida, creemos en el matrimonio, creemos en un Dios Creador que así instituyó la Familia y que así la sostendrá para siempre; por eso sabemos de cierto que continuará hasta el fin del mundo. Amén.

NECESARIA PARA LA REALIZACIÓN DE LA PERSONA

La Familia no es para el hombre una estructura accesoria o accidental, sino una necesidad para su desarrollo y su realización interior: "el hombre es por su íntima naturaleza un ser social y no puede vivir ni desplegar sus cualidades sin relacionarse con los demás" (GS, 48, 12. El ámbito privilegiado para hacer crecer todas las potencialidades personales y sociales que el hombre lleva como un don en su propio ser, es sólo y siempre la Familia. Dice el Papa Juan Pablo II: "Entre los numerosos caminos, la Familia es el primero y el más importante. Es un camino común, aunque particular, único e irrepetible es todo hombre; un camino del cual no puede alejarse el ser humano. En efecto, él viene al mundo en el seno de la Familia, por lo cual debe decirse que debe a ella el hecho mismo de existir como hombre.
Cuando falta la Familia, se crea en la persona que viene al mundo una carencia preocupante y dolorosa que pesará posteriormente durante toda la vida". (Carta a las Familias, No. 2)

La familia, fundad en el amor y vivificada constantemente por él, es el lugar donde cada persona está llamada a encontrarse con el amor, a experimentarlo, hacerlo propio y participar en el amor, sin el cual el hombre no podría existir y toda su vida carecería de sentido (cf RM 10 y Fc 18.

La Familia está al servicio de la persona. Según lo confirma la psicología, la Familia es el canal ordinario para que la persona logre su plenitud y su felicidad. Es el lugar idóneo para educar, para personalizar, para lograr la realización personal y la relativa felicidad. No en vano el Concilio Vaticano II la denomina "escuela del más rico humanismo" (GS52) y Medellín, con frase feliz calificó como "formadora de personal".

Por supuesto que la educación es obra de todos los miembros de la comunidad familiar. Los padres tienen él deber de educar a sus hijos (GS 48), pero los hijos deben a su vez ayudar en todo sentido, porque tanto los padres como los hijos constituyen una comunidad de mutua ayuda (GS 52).

Se han de complementar en un clima de afecto, confianza, respeto y libertad, a fin de que -anota Medellín- se obtengan personalidades fuertes y equilibradas para la sociedad.

Una persona equilibrada tiene como algo irrenunciable la reacción con los demás. La nota fundamental para la relación es el amor, y el amor es necesario para experimentar la satisfacción, dar sentido a la vida y sentirse realmente persona. Sólo con el amor se puede llegar a la plenitud, y sin la Familia esto no se podría lograr.

COMISIÓN EPISCOPAL DE PASTORAL FAMILIAR