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Julio Bracho | |||||||||||||||
100 PELICULAS |
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Maria la Voz (1954) | |||||||||||||||
Jesús Bracho | |||||||||||||||
Víctor Manuel Mendoza y Rosenda Monteros en María la Voz | |||||||||||||||
Producción: Reforma Films (Gabriel Alarcón), Salador Elizondo. Dirección; JULIO BRACHO; asistente Felipe Palomino. Argumento: sobre un cuento de Juan de la Cabada; adaptación JULIO BRACHO y Jesús Cárdenas. Fotografía: Alex Phillips Música: Gustavo César Carrión. Sonido: Luis Fernández. Escenografía: JESUS BRACHO; maquillaje: Rosa Guerrero Edición: Jorge Bustos. Filmada: a partir del 11 de enero de 1954 en los estudios Clasa. Estrenada el 2 de marzo en el cine Orfeón. Intérpretes: Marisa Belli (María Núñez), Víctor Manuel Mendoza (Pablo Canefa El Espejo), Rosenda Monteros (Isabel), Miguel Inclán (Bernabé, abuelo de Andrés), Fernando Mendoza (Régulo Núñez (padre de María), Manuel Arvide (Damián, presidente municipal), Miguel Manzano (Tránsito, hermano de Andres), Octavio Arias (Andrés Magaña), Olivia Rincón, ventrílocuo Carlos Sánchez Monroy y su muñeco Neto (señor Patiño y Cachofás) |
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Sinopsis: María, huérfana de madre, vive con su tía en un pueblo del Istmo de Tehuantepec; vende flores en la estación de ferrocarril. Las otras vendedoras la envidian y dicen que está embrujada, porque a veces habla con una voz que no es la suya y sin mover los labios. De regreso a su casa María encuentra a Jerónimo, que le canta unas coplas y la corteja pero ella lo evade. También encuentra a su amiga Isabel Magaña, quien le trae un recado de su hermano Andrés, que está enamorado de María y quiere verla en el río. Isabel y María se juran amistad eterna. Sin embargo las dos aman a un mismo hombre, Pablo Canepa, apodado El Espejo, cuya familia se odia a muerte desde hace años con los Magaña María está cansada de los malos tratos que le da su tía y decide volver con su padre, Régulo. Andrés va a acudir a su cita con María y su abuelo Bernabé le reprocha que pueda más unas naguas femeninas que el honor de su familia; Bernabé quiere que Andrés acabe con Pablo Canepa. En el río Andrés se encuentra con El Espejo y ambos pelean a machetazos, resultando Andrés gravemente herido. María, que acude a la cita, lo encuentra moribundo. Andrés muere pidiéndole a María que no revele quien lo mató para que su familia pueda vengar su muerte y no la policía. María y su padre asisten al velorio de Andrés y ahí la extraña voz de ella revela que María debe cumplir la promesa hecha a Andrés; Isabel la increpa sobre dicha promesa. Todos en el pueblo sospechan que El Espejo mató a Andrés por el amor de María pero Isabel se niega a creerlo. Los hermanos de Andrés quieren matar al Espejo para vengar la muerte de su hermano. Isabel busca lo busca para prevenirlo. El Espejo se refugia en unas ruinas y cuando va camino a su escondite encuentra muerto a Régulo, el padre de María. Lleva el cadáver de su padre a María y la voz de ella le declara su amor. María y El Espejo se hacen amantes. El vago Jerónimo trata de violar a María cuando la ve bañarse en el río y El Espejo lo mata. María descubre que está embarazada y se corre la voz en el pueblo, en donde se dice que su hijo es del demonio, por lo que El Espejo decide exhibirse con María por doquier. Cuando Isabel los ve juntos, celosa, incita a sus hermanos a que maten al Espejo. Con la llegada de un circo y un ventrílocuo, todos se dan cuenta que no hay brujería en la extraña voz de María. Los hermanos de Isabel asesinan al Espejo y cuando ella se acerca al cadáver, sus hermanos la confunden con María y la matan también. María se va con el circo para aprovechar sus cualidades de ventrílocua.
Comentario (Jesús Ibarra): Julio Bracho logra una bella película inspirada en un cuento de Juan de la Cabada, con argumento más interesante aún que el propio cuento, el cual se limita a narrar poéticamente, la triste vida y muerte de María y su misteriosa y protectora voz. El maestro Bracho sitúa la historia (el cuento no define en donde se desarrolla) en las místicas tierras del Istmo de Tehuantepec e inyecta una dosis de amor, pasión y muerte al argumento. Una hermosa fotografía de Alex Phillips y un estupendo encuadre de cámara logran captar la belleza italiana de Marissa Belli y la autóctona, con ojos rasgados y barba partida, de Rosenda Monteros, cuyos rostros realzan su belleza, circundados por la toca de los magníficos trajes de tehuana. Las dos actrices lucen soberbias, ambas con figuras estupendas, sumamente delgadas. Impresionante la escena del velorio de Andrés Magaña (Octavio Arias), en donde todas las mujeres visten los hermosos trajes regionales. Bracho logró captar y trasmitir el misticismo y la magia de las tierras del Istmo, ayudado por la escenografía de su hermano Jesús Bracho. Las actuaciones son buenas, destacan Víctor Manuel Mendoza, Miguel Inclán, Fernando Mendoza y Raúl Ramírez. Otra magnífica obra, mal reconocida y menospreciada, de Julio Bracho. |