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CAPITULO I

Pinochet montó una red de venta de
armas a Irán que operaba desde España


En 1986, Oliver North hizo escala en Barajas durante sus misiones a Teherán. Un 707 con armas chilenas para Irán estuvo dos veces en España - Dino Seferian, un rumano que vive en Madrid, inició la operación - Con bancos españoles se desvió el dinero a Suiza.



La presentación, en Santiago de Chile, de una demanda  del Ingeniero francés  Bernard Stroiazzo contra una corporación estatal local, ha dejado  al descubierto una red de venta de armas chilenas a Irán, que operó,  entre 1985 y 1988 desde España. La  siguiente investigación de EL  MUNDO pone al descubierto el  "Pinochetgate", la forma en que los  agentes chilenos operaron desde  Madrid con el respaldo del general  Augusto Pinochet, para conseguir  dinero que después desviaron a  cuentas secretas en Suiza.

JOHN MÜLLER

Domingo 16 de febrero de 1986.  Diez de la noche. Los mecánicos  y operarios del aeropuerto de El  Prat, que están a punto de marcharse a casa tras una larga jornada  de trabajo, reciben un encargo inesperado: deben pintar a toda prisa el fuselaje de un avión que acaba de llegar de Santiago de Chile.

La lluvia que cae esa noche sobre Barcelona dificulta la operación. Pero tras una hora de trabajo, la enorme bandera de Estados Unidos que lucía el Boeing 707 en su cola desaparece bajo unos ágiles brochazos  de pintura azul.

A bordo del  avión, el  ingeniero francés Bernard Stroiazzo cree que tiene entre manos el negocio del siglo. Cien bombas del tipo "cluster", fabricadas en Chile, viajan rumbo a Irán almacenadas en-la gigantesca barriga del aparato. Cada una cuesta 14.000 dólares. Un oficial de inteligencia de la Fuerza Aérea de Chile, el comandante Manuel Leonidas Villalobos Chaparro, es el responsable de supervisar el cargamento.

Stroiazzo no podía imaginar en ese momento que la aventura acabaría convirtiéndolo a él y a sus hijos en rehenes del Ayatolá Jomeini y en víctimas de una de las mayores estafas cometidas por el régimen militar del general Augusto Pinochet.

La peripecia lo llevaría por tres continentes, le costaría un millón de dólares de su bolsillo, 18 meses como prisionero en Irán y lo convertiría en mudo testigo de una estafa en la que se han evaporado 490 millones de dólares (50.000 millones de pesetas).

ARMAS VITALES.- En el segundo semestre de 1985, Irán se encuentra en una angustiosa situación militar en la Guerra del Golfo contra lrak. Las tropas de ambos bandos se han empantanado en una sangrienta guerra de posiciones que día a día desgasta los mejores esfuerzos de ambos ejércitos.

Irak cuenta  con un arma fundamental para machacar las rígidas posiciones iraníes: bombas del tipo "cluster" fabricadas en Chile por el empresario Carlos Cardoen.

La bomba "cluster" está calificada como arma antipersonal. Una vez lanzada, la carcasa exterior se abre y medio millar de pequeñas unidades explosivas -llamadas "avispas"- se diseminan en un área que puede llegar a los 50.000 metros cuadrados, minándola com pletamente. Las mortales «avispas» estallan entre 24 y 72 horas después de haber sido "sembradas».

El Ministerio de Defensa iraní está ansioso por obtener esas armas, aunque tenga que pagar hasta cuatro o cinco veces  su val or debido al bloqueo declarado por Estados Unidos.

Por esas mismas fechas, el comerciante Dino Seferian, residente en España y presidente de las firmas CIC International y CIC Ibérica, llega a un acuerdo con la compañía chilena Ferrimar para comercializar armas fabricadas en el país sudamericano.

Rumano de origen armenio y nacido en Argentina, Seferian -que conduce un ostentoso Maseratti azul por Madrid- es considerado traficante de armas desde 1982 por la policía española, según reveló una investigación efectuada el año pasado por la revista Tiempo.

Seferian también es el contacto en España del teniente coronel estadounidense Oiiver North y del ex asesor de seguridad nacional de Ronald Reagan, Robert Mc Farlane. A mediados de 1985, el rumano se presentaba públicamente en Madrid en compañía de "Sony", un abogado norteamericano que decía trabajar para el ex director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadounidense, William Casey.

TAPADERA DE LOS MILITARES.- Seferian, junto a los representantes de los militares chilenos, crea Ferrimar Internacional, una sociedad en la que participa el rumano y Ferrirnar de Chile.

La compañía chilena es una tapadera de los militares del país sudamericano para vender las armas producidas en la empresa estatal FAMAE (Fábricas y Maestranzas del Ejército), eludiendo los problemas que crea el hecho de que una sociedad administrada por el Gobierno del general Pinochet comercialice sus productos indiscriminadamente.

A mediados de 1985, Ferrimar tiene un interés especial en vender sus nuevas bombas tipo "cluster". Los planos de las armas -que hasta esa fecha sólo fabricaba en Chile el empresario Carlos Cardoen- los había conseguido Ferrimar "fichando" al ingeniero que las había desarrollado en la firma de Cardoen.

La flagrante "piratería" es denunciada por el empresario, pero tras un largo proceso judicial en Chile el asunto no llega a ninguna parte. El propio Cardoen pierde interés en llevar adelante el juicio.

AGENTE CHILENO EN MADRID.- Dino Seferian ha establecido contacto en Madrid con un agente de la policía secreta chilena -la temible Central Nacional de Informaciones (CNI)- llamado Fernando Pérez, quien actúa como director general de Miltec, una firma que también se dedica a vender desde España los productos de Ferrimar.

Ambos, Pérez y Seferian, deciden ofrecer las bombas "cluster" a Irán, que las está buscando desesperadamente.

Para ello, llaman a Bernard Stroiazzo, de quien saben que ha trabajado con los iraníes como ingeniero especializado de la National Iranian Oil Company (NIOC), la empresa estatal de petróleos de Irán.

Pérez y Seferian saben que Cardoen está intentando vender sus bombas "cluster" también a Irán. En 1984, oficiales iraníes han ido a probar los artefactos a Chile, pero no han quedado conformes con los ensayos.

"EL EJERCITO DETRAS MIO".- "Cardoen le vende sus bombas a Irak. Nosotros tenemos otras, que son de  Ferrimar, y además tengo al Ejército chileno y a varios generales detrás mío", le dice Pérez a Stroiazzo para convencerle del negocio. El francés acepta el encargo de interesar a los iraníes. Recibirá 2.000 dólares por cada "cluster" vendida.

En Londres, en las oficinas de la NIOC situadas en Victoria Street, muy cerca de la estación Victoria, ningún empleado no iraní tiene acceso a los documento que prueban la existencia de fondos reservados, creados a partir de la venta de crudo, destinados a comprar armas. Sin embargo, todos los que trabajan allí lo dan por hecho.

Sólo dos altos funcionarios iraníes -M. K. Hosseini y M. Ahmedi-, tienen la autoridad suficiente para disponer de los fondos reservados para la defensa nacional y conocen todos los detalles.

Por eso, cuando a finales de 1985 un ex empleado de la compañía, que había hecho con ellos una brillante carrera, les presenta posibilidad de comprar bombas «cluster» a un grupo de intermediarios que operan desde Madrid, Hosseini y Ahmedi no titubean en informar a Teherán y conceden todo su apoyo al nuevo suministrador: el ingeniero Stroiazzo.

El francés se traslada a Teherán y se encuentra con que Cardoen tiene un contrato casi cerrado con los iraníes. Sólo las recomendaciones de Ahmedi y Hosseini consiguen romper el trato y hacer que los iraníes se interesen por las armas de Ferrimar.

Tres meses duran las negociaciones de Stroiazzo en Teherán y todo ese tiempo Pérez, el agente chileno, permanece recluido en su habitación del hotel Meliá Castilla de Madrid esperando la respuesta.

Finalmente, el 8 de octubre de 1985, los iraníes aceptan 500 bombas que vende Ferrimar a través de la compañía Spanco (propiedad de Stroiazzo), con una opción de compra sobre otras 1.500 unidades si el producto les satisface.

La financiación de la operación se hace utilizando dos bancos españoles: el Bilbao y el Banco Arabe Español (Aresbank).

Primero, el Ministerio de Defensa de Irán entrega una carta de crédito a través del Banco Merkazi Jomhouri Islami al Banco de Bilbao por medio del Banco Melli de la ciudad de Londres. A cambio, los iraníes piden un certificado de garantía de la ope- ración que es efectuado por Miltec a Spanco. Esta firma lo envía al Ministerio de Defensa iraní a través del Aresbank de Madrid que ordena al Banco de Bilbao en Marbella que emita la garantía número 500.058/85.

DESTINO: NIGERIA.-
Para los chilenos el negocio es redondo. Irán paga 14.000 dólares por bomba, mientras que el coste de fabricación en Chile no supera los 2.500 dólares.

Sin embargo, las leyes internacionales exigen un certificado de destino final para los embarques de armas. Irán no puede aparecer en él porque se encuentra en guerra con otro país.

Entonces, los chilenos consiguen un certificado con la firma de D. A. Cocodia, oficial de un regimiento nigeriano en Al Abad, cerca de Lagos, que se compromete a adquirir las 500 bombas.

Cocodia firma el documento el 19 de agosto de 1985, pero según los registros del Ejército nigeriano, el oficial se ha retirado de esa institución el 16 de enero de 1984.

En total, de los siete millones de dólares que deja la operación, Stroiazzo recibe uno y la orden de transferir los seis millones restantes a Miltec.

Por su parte, Pérez, en nombre de Miltec envía 1,5 millones de dólares a Chile, cifra con que cubre los costes de las bombas, y desvía 4,5 millones de dólares a cuentas secretas de su compañía en Suiza.

De esta forma, Madrid se convierte en el punto de confluencia del dinero que los militares chilenos obtienen a través de la venta de armas.

La mayoría de sus operaciones se  efectúan a través del Banco Arabe Español (Aresbank) de Madrid, con el conocimiento de uno de los actuales directores generales de la entidad, el libio Salem Zenaty, quien guarda estrechas relaciones con Seferian y Pérez.

El dinero siempre acababa en las cuentas abiertas por diversas empresas de tapadera -entre ellas Miltec y la propia Ferrimar- en Suiza.

EL EMBLEMA DEL "GRAN SATAN".-
Para cerrar la operación, los iraníes exigen  que se envíen 100 "cluster" a Bandar Abbas para efectuar las pruebas de rigor. Otras 400 deberán ser tranportadas en un buque fondeado en la babía de San Antonio, en las costas chilenas.

Stroiazzo se pone en contacto con Tony Quinn, propietario de Quinn Freight Limited, empresa británica que se responsabiliza del transporte de la carga. Quinn contrata un Boeing 707, matriculado en Estados Unidos con el código N345 FA. La aeronave, que ha servido durante una década a la aerolínea estadounidense Trans World Airlines (TWA), ha sido adquirido por Farzim Azima, un iraní que posee varias       compañías aéreas en Kansas (Esitados Unidos). Paradójicamente, se trata del último avión de la TWA que salió de Teherán durante la revolución islámica que provocó la caída del Sha Reza Palevi.

El 707 carga las 100 "cluster" en Santiago de Chile el 15 de febrero de 1986 y tras una escala técnica en Recife (Brasil) llega a El Prat, donde Stroiazzo y el comandante Vilialobos abordan la nave.

Con las prisas, Quinn no advierte que el 707 de Azima tiene una bandera norteamericana pintada en la cola. El símbolo que los propios iraníes queman en las calles de Teherán. El emblema de "el gran Satán", reluce en el fuselaje del avión como un blanco perfecto para los aviones o la artillería de cualquiera.

En una hora, los mecánicos y obreros de El Prat ponen remedio al desaguisado. Cuando el 707 levanta el marro y se hunde en el cielo encapotado de Barcelona, ya está listo para ser recibido en Bandar Abbas (irán).

La aeronave vuelve a pasar en otras dos ocasiones por Barajas en dirección a Teherán. En la primera, transporta otro cargamento de bombas "cluster" hechas en Chile.

La segunda, el 3 de julio de 1986, lleva a bordo una tarta de chocolate en forma de llave, un revólver Colt, una Biblia que pertenece al presidente norteamericano Ronald Reagan (quien además ha escrito de su propia mano un versículo dedicado al Ayatolá Jomeini) y diez hombres con pasaportes irlandeses.

Entre ellos figuran el ex consejero de seguridad nacional de Reagan, Robert Mc Farlane; el ex agente de la CIA, George Cave; y el teniente coronel norteamericano Oliver North, protagonista estelar del "Irangate".



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