Los Gallos

 

Los Gallos entran a la familia Álvarez por el matrimonio de Esteban Álvarez Lalinde con María Josefa Gallo Restrepo. También su hermana Inés Álvarez se casó con Benjamín Gallo, un hermano de María Josefa.

Por este Gallo nos llega un importante aporte ecuatoriano. Una historia de los Gallos y su descendencia está incluida en el libro de Luis Álvaro Gallo “”Don Marcelino Restrepo y Restrepo”

En Latacunga, cerca a Quito, vivía Casimiro Gallo Ramos, nacido el 2 de marzo de 1744 y casado con Gertrudis Ramos. De ellos sabemos muy poco, por ejemplo que entre los documentos que poseían, y que posteriormente su hijo Francisco se llevó para Medellín figura una relación de la pureza de la sangre de los Betancur, provenientes de las Islas Canarias pero establecidos en Ecuador al menos desde 1648. Es de pensarse que en alguna parte eran antepasados de los Gallos. Otros documentos hablan de unos Mexia, entre ellos Damiana, hija natural de Gabriela Mexia Solera, pero como fue nacida en 1750, no es claro el parentesco con nuestros Gallos. Según el genealogista ecuatoriano Fernando Jurado Noboa, el apellido de Gertrudis no era Ramos. Ella sería hija natural de Gabriela Mexía y de un señor Betancur. Este es un punto actualmente en estudio pero sí debió haber tenido mucha importancia familiar el documento de los Mexias para incluirlo en el equipaje al emigrar Francisco.

En 1804 estuvo el “sabio” Caldas en Ecuador y se hizo amigo de Casimiro Gallo y de su hijo Francisco, nacido en la vecina Pujilí. Los Gallos sabían de química, medicina y farmacia, ya que parece que desde siempre fueron boticarios. Entre algunas actividades hicieron una excursión al volcán Imbabura para medir la altura. Francisco era soltero y Caldas lo convenció de que en Popayán le podría conseguir un buen partido para casarse.

Efectivamente le organizaron un noviazgo con María Josefa García Muñoz de Ayala, proveniente de Almaguer, Cauca. Primero sostuvieron un noviazgo por correspondencia hasta que decidieron casarse por poder, aun sin conocerse. El día que debía llegar Francisco a Popayán, se sentó María Josefa a mirar a los señores que llegaban y cuando veía uno buen mozo decía “ Ese debe ser” pero el señor seguía de largo. Cuando vio uno muy feo dijo “ojalá no sea ese” pero ¡claro!, ese era. Se establecieron en Popayán, donde los residían el 20 de julio de 1810. Su amigo Caldas era un revolucionario y mandó llamar a Francisco desde Antioquia, diciéndole que la revolución lo necesitaba. Empacaron todas sus pertenencias y se fueron para Medellín. Allí se dedicó a preparar pólvora para los cañones patriotas hasta que los españoles recuperaron a Antioquia. En 1817 aparece enjuiciado por los españoles junto con otros patriotas por celebrar reuniones independistas en la casa del padre Juan Francisco Vélez y haber firmado una proclama libertaria; finalmente uno de ellos explicó que había sido escrita por Caldas en 1814 –a ese momento ya lo habían fusilado- y los dejaron libres. Después de la independencia Francisco instaló su botica en Medellín y atendió a los enfermos.

En la casa, María Josefa fabricaba su famoso vinagre de los Gallo, el cual actualmente es producido por su chozno Mario Saldarriaga Santa María.

En septiembre de 1819 nace Justo Pastor, quien estudiaría medicina en la Universidad del Cauca. Se casa con Claudina Restrepo Maya, hija de Marcelino Restrepo y Chiquinquirá Maya y hermana de Vicente Restrepo, canciller colombiano en tiempos de Nuñez (llamado el canciller del concordato) y autor de un importante libro “Estudio sobre las minas de oro y de plata en Colombia” así como de “Los Chibchas antes de la conquista española”. Por el lado de estos Restrepos hay una fuerte herencia minera; ya en 1874 figuran Marcelino y Justo Pastor como accionistas de la Sociedad Minera de Antioquia. También Vicente y su hermano en 1858 tenían un laboratorio de fundición y ensaye; queda la duda de si una parte de la tecnología le pasó al marido de su sobrina Maria Josefa al fundar la Fundición Esteban Alvarez.

Al principio todos los hijos Gallo Restrepo se morían pequeños y ésto se lo atribuían al sereno. Así, cuando nació María Josefa, la acostaban a las 5 de la tarde para que no se serenara. Ya estando grandecita salió una noche y se sorprendió mucho con esas luces en el cielo, pues no conocía ni las estrellas ni la luna.

A la familia Gallo se la ha caracterizado por su feúra, y la verdad es que las fotos de  muchos de los Gallos nos muestran a unos señores que no son propiamente “churros. Lo curioso es que Bernardo Alvarez Gallo fue una “lámina” de hombre”, lo mismo que sus hijos e hijas, aunque se atribuye esa belleza a la influencia del Lalinde.

Las Gallos hermanas de María Josefa vivían de falda larga y en una vida prácticamente conventual. Una de ellas le confesó al padre confesor un terrible pecado : había visto a una gallina poner un huevo. Todas ellas murieron solteras. Este solterismo ha sido otra característica de la familia Gallo.