Beatriz Sarlo
Entre Borges y Cortázar
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El
gobierno surgido de la "Revolución Libertadora" de
1955 nombró a Jorge Luis Borges como director de la Biblioteca
Nacional. Ese hecho emblemático habla de lo que la caída
del peronismo significó en el campo de la cultura. Los sectores
revanchistas imaginaron que el nuevo gobierno impondría una restauración
de las jerarquías anteriores, como si los diez años peronistas
casi no hubieran sucedido. Sin embargo la situación era la opuesta:
la caída de Perón no significó, en el campo cultural,
una restauración del pasado, sino el inicio de un capítulo
de modernización.
EL BOOM LITERARIO
La intelectualidad de izquierda denunció la
literatura de Borges por su "formalismo vacío". Pero
otros representantes de ese ámbito, como Oscar Masotta, supieron
sacar conclusiones del hecho de que Borges fuera publicado en "Les
Temps Modernes", la revista de Jean-Paul Sartre, faro de esa misma
izquierda intelectual
Son también los años de Cortázar: Rayuela,
publicada en 1963, fue la novela que conmovió a todos. A un primer
momento de estupor, siguió una ola admirativa que la convirtió
en best-seller y la ubicó en los inicios del "boom"
de la literatura latinoamericana. En viaje a Cuba, en 1965, Cortázar
declaró su admiración por la revolución castrista
y también por Borges. Las cosas eran más complejas que
una división en derecha e izquierda. La caída de Perón
también impulsó una renovación de las instituciones
intelectuales. La revista "Sur", dirigida por Victoria Ocampo,
ocupó todavía por algún tiempo el centro de la
escena. Pero los jóvenes de la revista "Contorno",
encabezados por David e Ismael Viñas, eran un recambio. Revistas
culturales y literarias, como "El escarabajo de oro", dirigida
por Abelardo Castillo, protagonizaron el ascenso de nuevas promociones.
Publicado en Historia Visual de la Argentina contemporánea
Nº 34
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