Filantropía
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Los famas son
capaces de gestos de una gran generosidad, como por
ejemplo cuando este fama encuentra a una pobre esperanza
caída al pie de un cocotero, y alzándola en su automóvil
la lleva a su casa y se ocupa de nutrirla y ofrecerle
esparcimiento hasta que la esperanza tiene fuerza y se
atreve a subir otra vez al cocotero. El fama se siente
muy bueno después de este gesto, y en realidad es muy
bueno, solamente que no se le ocurre pensar que dentro de
pocos días la esperanza va a caerse otra vez del
cocotero. Entonces mientras la esperanza está de nuevo
caída al pie del cocotero, este fama en su club se
siente muy bueno y piensa en la forma en que ayudó a la
pobre esperanza cuando la encontró caída.
Los cronopios no son generosos por
principio. Pasan al lado de las cosas más conmovedoras,
como ser una pobre esperanza que no sabe atarse el zapato
y gime, sentada en el cordón de la vereda. Estos
cronopios ni miran a la esperanza, ocupadísimos en
seguir con la vista una baba del diablo. Con seres así
no se puede practicar coherentemente la beneficencia,
por eso en las sociedades filantrópicas las autoridades
son todas famas, y la bibliotecaria es una esperanza.
Desde sus puestos los famas ayudan muchísimo a los
cronopios, que se ne fregan.
Cortázar, Julio; Historias
de cronopios y de famas, Buenos Aires, Sudamericana, 1994
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