Los exploradores
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Tres
cronopios y un fama se asocian espeleológicamente para descubrir las
fuentes subterráneas de un manantial. Llegados a la boca de la caverna
un cronopio desciende sostenido por los otros, llevando a la espalda
un paquete con sus sándwiches preferidos (de queso). Los dos cronopios-cabrestante
lo dejan bajar poco a poco, y el fama escribe en un gran cuaderno
los detalles de la expedición. Pronto llega un primer mensaje del
cronopio: furioso porque se han equivocado y le han puesto sándwiches
de jamón. Agita la cuerda, y exige que lo suban. Los cronopios-cabrestante
se consultan afligidos, y el fama se yergue en toda su terrible estatura
y dice: NO, con tal violencia que los cronopios sueltan la soga y
acuden a calmarlo. Están en eso cuando llega otro mensaje, porque
el cronopio ha caído justamente sobre las fuentes del manantial, y
desde ahí comunica que todo va mal, entre injurias y lágrimas informa
que los sándwiches son todos de jamón, que por más que mira y mira,
entre los sándwiches de jamón no hay ni uno solo de queso.
Cortázar, Julio; Historias
de cronopios y de famas, Buenos Aires, Sudamericana, 1994
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