Documental de Eduardo Montes-Bradley
Cortázar: apuntes para un documental
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Cortázar:
Apuntes para un documental intenta descifrar
este enigma: cómo un escritor apolítico, tan representativo de los temores
de la clase media argentina, se vuelve el paradigma del escritor políticamente
comprometido. La discusión de si hay uno o dos Cortázar se vuelve centro
de la discusión. En 1963 el escritor visita Cuba. Regresa maravillado
y dispuesto a "darse vuelta como un guante". A partir de entonces, habría
nacido otro escritor. El libro de Manuel sería testimonio de ese
cambio, y la recepción que recibe, el síntoma de la desconfianza que -por
derecha y por izquierda- despierta el giro de su autor. El "nuevo" Cortázar
decepciona a sus lectores naturales, los de la clase media más conformista.
A los que antes interpretaba en sus miedos más profundos, ahora los abandona
por una causa a la que ellos temen. Pero tampoco conforma al que debería
ser su nuevo público, el de los militantes de izquierda, porque se apropia
de su ideario sin acabar de comprenderlo y, para colmo de males, buscando
sumarse a la gesta revolucionaria con más entusiasmo que coraje. Ese giro
inesperado en la obra de Cortázar es el eje que organiza el material y
los testimonios de Cortázar: Apuntes para un documental. Pero Montes-Bradley
(Harto The Borges, Los Cuentos del Timonel) los dispone
de manera tal que no se rompa el misterio de esa conversión que, como
cualquier otra, no tiene una explicación racional. Todo el film aborda
ese enigma sin terminar de descifrarlo, aunque sí dejando las pistas para
poder pensar la naturaleza individual y colectiva de ese giro. Parte del
misterio excede al propio Cortázar y expresa una actitud generacional
compartida: la de la clase media intelectual que en los años sesenta abrazó
el ideario de la izquierda latinoamericana.
En lugar de juzgar esa actitud decisiva, el documental de
Montes-Bradley propone al espectador que interprete por sí mismo qué significó
esa voluntad de "darse vuelta como un guante" y de poner la literatura
(porque en el caso de Cortázar no fue la vida) al servicio de una causa
que antes le era totalmente ajena. Parte de los testimonios enfatizan
precisamente ese carácter exótico que la revolución tenía para Cortázar.
No se trataba de la revolución como un anhelo personal, que había sido
acompañado por lecturas marxistas, sino de un entusiasmo infantil por
dos revoluciones descubiertas en una experiencia casi turística, pero
que le habían abierto los ojos a una realidad que antes no existía para
él. Montes-Bradley convierte ese espíritu infantil de la mirada de Cortázar
en una ventaja para observar al autor antes y después de aquellos viajes
iniciáticos. Más que como un revolucionario, Cortázar emerge airoso en
éste documental como un admirador incondicional de revoluciones tropicales
a las que irremediablemente llega tarde. Pero el documental no juzga con
preconceptos ni la lejanía ni la exterioridad de esa mirada. Al contrario,
busca lo que esos rasgos tienen de distintivo y de específico para describir
los entusiasmos intelectuales de la época, muchas veces pasajeros y superficiales,
como todo lo que nace de un viaje. De ahí que se elijan imágenes de películas
infantiles (desde Los viajes de Gulliver hasta Dr. Jeckyll y
Mr. Hide con Abbott y Costello) para reflejar una actitud lúdica y
un gusto por lo absurdo que preceden a la seriedad del compromiso político,
pero que lo hacen posible. En esa actitud abierta a lo inesperado parece
estar la posibilidad de "darse vuelta como un guante". Quizá por eso Cortázar
fue el gran escritor de la clase media argentina: porque la interpretó
primero en sus miedos y más tarde, en el intento por superarlos.
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Cortázar en su cuarto de la pensión en Chivilcoy
Cortesía de Eduardo Montes-Bradley
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Estreno: 5 de diciembre de 2002
Copyright © Contrakultura, 2002
Realización: Eduardo Montes-Bradley
Diseño de producción: Soledad Liendo
Productor Asociado: Sara Kaplan
Producción: Rodolfo Durán
Fotografía: Raúl Domínguez
Compaginación: Rita Clavel
Realizado con apoyo del I.N.C.A.A
Testimonios: Horacio González, Claribel Alegría, Manuel Antín, Ernesto Cardenal,
Ismael Viñas, Carlos Montemayor, Rolo Diez, Sergio Ramírez, Liliana Hecker,
Hugo Gutiérrez Vega, Tomás Abraham, Daniel Guebel, Alejo Carpentier, Octavio
Paz, Osvaldo Bayer, Juan Madrid, Bruno Arpaia y Juan Carlos Onetti.
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Navegando por el Paraná de regreso de sus vacaciones
(1941)
La
foto la tomó Paco Reta
Cortesía de Eduardo Montes-Bradley
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Cortázar:
apuntes para un documental forma parte
del proyecto de Eduardo Montes-Bradley de retratar a diversos intelectuales
argentinos, que comenzó hace un par de años con Osvaldo Soriano y prosiguió
con Jorge Luis Borges.
Eduardo Montes-Bradley -que reside desde hace varios años
en Estados Unidos- vino a Buenos Aires en marzo de 2001 para filmar
testimonios de diversos intelectuales sobre Julio Cortázar.
La filmación continuó en México. "Viajé para rodar algunas
entrevistas con intelectuales latinoamericanos residentes en ese país
-contó el director- y para rastrear información en bibliotecas y universidades
que me permita tener una visión más acabada del tema." Puebla, Cuernavaca
y los canales de Xochimilco son algunas de las locaciones elegidas por
Montes-Bradley para este film.
En septiembre de 2001 concluyó en Nicaragua su tarea para
completar la película. El rodaje se realizó en Managua, Masaya, las cercanías
del volcán Santiago, Granada y Solentiname. "Durante cinco días recorrimos
los senderos por los que transitó el escritor junto a Claribel Alegría,
Ernesto Cardenal y Sergio Ramírez. Los testimonios dan cuenta de uno de
los últimos capítulos en la vida del autor de Bestiario -contó
el realizador-. Y se suman a los ya recabados en otras latitudes para
reconstruir el mundo cortazariano".
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Montando un elefante,
La India.
La foto fue tomada por Aurora
Bernárdez.
Cortesía de Eduardo Montes-Bradley
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