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Puestos
a contar, si se pudiera ir a beber un bock por ahí y que la máquina siguiera
sola (porque escribo a máquina), sería la perfección. Y no es un modo
de decir. La perfección, sí, porque aquí el agujero que hay que contar
es también una máquina (de otra especie, una Cóntax 1.1.2) y a
lo mejor puede ser que una máquina sepa más de otra máquina que yo, tú,
ella la mujer rubia y las nubes. Pero de tonto sólo tengo
la suerte, y sé que si me voy, esta Rémington se quedará petrificada
sobre la mesa con ese aire de doblemente quietas que tienen las cosas
movibles cuando no se mueven. Entonces tengo que escribir. Uno de todos
nosotros tiene que escribir, si es que esto va a ser contado.
de "Las babas del diablo" |