EGIPTO, CULTURA MILENARIA

 

 

EGIPTO,

CULTURA MILENARIA

 

 

Bienvenidos a esta página que procurará brindarles información sobre un país y su cultura que ha fascinado a millones de personas en el mundo entero.

 

Egipto fue uno de los primeros lugares donde surgió la civilización y la primera nación-estado en la historia de la humanidad. Egipto fue un crisol de razas y pueblos, donde se fusionaron muchas tradiciones culturales de África y de Asia para dar origen a una civilización que a través de su influencia sobre las que le sucedieron, sobre Grecia y Roma, sobre Palestina, marcó profundamente nuestra civilización europeo-occidental con una serie de conceptos y tradiciones que sin que lo sepa la mayoría, surgieron en las orillas del fértil Nilo, el río más largo del mundo.

 

Egipto visto desde el espacio (NASA)

 

La mayoría de las personas lamentablemente ignora que nuestro calendario solar, el sistema numérico decimal, muchos conceptos religiosos del cristianismo primitivo, hasta probablemente la escritura alfabética y los caracteres que originaron los antiguos alfabetos fenicio, griego y romano, que usamos habitualmente en Occidente, se originaron en Egipto. De las siete maravillas del mundo antiguo, sólo las pirámides continúan en pie deslumbrando a los turistas que tienen la fortuna de poder contemplarlas de cerca, algo que ninguna fotografía o proyección audiovisual puede competir con estar parado allí, en la planicie de Guiza, elevando nuestros ojos hacia la inmensidad de los logros de nuestros remotos antepasados egipcios.

Esa magnificencia de la civilización egipcia ha llevado a mentalidades fantasiosas a través de los siglos a inventar todo tipo de historias disparatadas sobre supuestos poderes misteriosos de las pirámides o de los sacerdotes del antiguo Egipto, sobre maldiciones que parecen haber obrado demasiado selectivamente para ser reales, ya que muchos de los arqueólogos responsables del descubrimiento de tumbas de reyes y nobles, vivieron largas y tranquilas vidas, sobre pueblos lejanos que de la Atlántida o de otras comarcas igualmente inverosímiles, vinieron a Egipto a traer la civilización, pues a los pobres egipcios mismos no les dan crédito por lo que hicieron... Ni que hablar de los extraterrestres manifestándose en este país, pero que curiosamente no quedaron registrados en los anales de este pueblo. Es casi como una religión pagana que ha surgido en torno al antiguo Egipto, además de falsa, totalmente innecesaria ya que los logros reales de este pueblo bastan para despertar nuestro asombro y nuestro respeto sin necesidad de teorías extrañas que venden libros y generan cuantiosas ganancias para algunos, pero que relegan a los antiguos egipcios al papel de pasivas marionetas o de enigmáticos y místicos personajes que no tienen nada que ver con la realidad histórica.

 

 

Otra de las, estas sí, muy reales características del antiguo Egipto que lo destacan del conjunto de otras grandes civilizaciones que conoció la humanidad, es la continuidad sorprendente de su cultura, por más de tres mil años se mantuvo fiel a sí mismo a pesar de innumerables vicisitudes políticas y sociales. Aún en el presente, donde el Islam ha marcado una divergencia radical con las creencias religiosas y las costumbres milenarias, en las obras de los artistas modernos egipcios, en muchas de las expresiones locales y costumbres populares, el antiguo Egipto está presente para indicarnos que el vigor de la cultura de un gran pueblo no se agota a pesar del tiempo transcurrido.

Es quizás un caso único en la historia de la humanidad que un pueblo se haya visto expuesto a la acción de su propio devenir histórico y a las invasiones de otras naciones, y sin embargo, se haya mantenido fiel a sí mismo, contemplando con paciencia el ir y venir de unos y otros, y en gran medida, asimilando a todos para con el transcurrir con el tiempo, transformarlos en egipcios. Al igual que las pirámides, el antiguo Egipto y sus grandes aportes al acervo de la humanidad, perdurarán por mucho tiempo más, un legado que merece ser conocido y estudiado por todos.

 

 

A continuación daremos un breve resumen de lo que fue esa historia egipcia, tan prolongada y rica en acontecimientos de sumo interés para los antropólogos e historiadores de cualquier parte del mundo. Egipto ya estaba recorrido por bandas de cazadores-recolectores desde casi los orígenes de nuestra especie pues aunque no se han hallado restos fósiles en Egipto de estos antecesores remotos, sí se han hallado sus utensilios de piedra que permiten establecer que desde hace un millón de años aproximadamente había humanos primitivos en el país. Todo a lo largo de la prehistoria pueden hallarse restos de actividad humana, similares a los hallados en Europa y otras regiones. Hacia el 6.000 o 7.000 antes de nuestra era, comunidades sedentarias en un nivel de cultura neolítico aparecen en Egipto y mediante la agricultura y la ganadería, el comercio cada vez más desarrollado, el uso racional de las fecundas inundaciones del río Nilo, y luego el uso de los metales y el trabajo de las piedras duras, condujo al Predinástico, o período formativo de la civilización egipcia con todas sus características propias, tal como la conocemos hoy. Entre el 5.000 y el 3.000 antes de nuestra era (ane), la organización social aumentó en Egipto hasta que hacia el 3.000 ane un rey unificó a Egipto. Los enormes recursos que tal rico país y una relativamente abundante población, podían generar los logros que vemos en el transcurso del Reino Arcaico, tal como se llama a ese período primitivo del estado egipcio que va del 3.100 al 2.700 ane. Pero es en el Reino Antiguo (2.700 - 2.200 ane) que la monarquía egipcia llega a su apogeo y las grandes pirámides de Guiza son un testimonio de ese poder como nunca ya más tendrían los reyes egipcios. Mala administración y un desastre ecológico que causó el desecamiento final del valle llegando a las condiciones climáticas actuales, provocó la caída de esta poderosa monarquía. Un oscuro Período Intermedio (2.200 - 2.000 ane) la sustituye, en el cual el poder se diluye a lo largo del estrecho y extenso Valle del Nilo. Hacia el 2.000 ane una dinastía de reyes provenientes de Tebas, en el sur, reunifica a Egipto e inauguran el Reino Medio (2.000 - 1.750 ane) o período clásico de esta civilización, en el que la literatura, las ciencias, la lengua en su forma escrita, llegan a su máxima plenitud y pureza autóctona. El rey aunque es igualmente un dios, no ejerce tanto poder centralizado y debe contemplar las aspiraciones de los poderosos gobernantes locales. Luego de unos siglos de recuperación monárquica en que los reyes recobran parte del poder perdido, movimientos de pueblos que causan la irrupción de asiáticos en el noreste del país (los llamados hiksos) inauguran un segundo Período Intermedio (1.750 - 1.580 ane), en el que los otrora orgullosos príncipes tebanos deben pagar tributo a los extranjeros establecidos en el norte de Egipto. Luego de dos siglos de esta humillante situación, los príncipes tebanos lideran la liberación de su suelo y como los primeros reyes del Nuevo Reino (1.580 - 1.100 ane) penetran exitosamente en Asia para establecer una zona de protección ante futuras amenazas que pudieran provenir de Asia. Un ejército profesional sustituye ahora a las levas de campesinos, poco efectivas ante ejércitos extranjeros mejor organizados. El Reino Nuevo es una de las épocas más brillantes de Egipto, en la que el imperio conquistado aporta todo tipo de riquezas a las clases privilegiadas del país. Nubia al sur y Asia pagan regularmente tributo al Faraón. Hacia fines de este período, los embates de otros pueblos como los hititas y los llamados "pueblos del mar", nuevamente debilitan a la monarquía y preparan el camino para la decadencia que se inaugurará luego en el Tercer Período Intermedio (1.100 - 650 ane), en el que dinastías de origen libio y nubio ven como los asirios y los babilonios de Asia amenazan o conquistan a Egipto. Un breve período de relativo esplendor, bajo el manto protector de mercenarios griegos, la llamada Baja Época (650 - 525 ane), es sucedido por la conquista persa, momento en que por primera vez Egipto pierde su autonomía y se convierte en simple provincia de un gran imperio. En el 330 ane, Alejandro de Macedonia libera a Egipto de los persas y luego de su muerte, uno de sus generales, Ptolomeo, inaugura una dinastía extranjera que gobernará a Egipto hasta el 30 ane, momento en que a la muerte de la última de los Ptolomeos, Cleopatra VII, Egipto pasa a ser provincia romana. Parte del imperio romano occidental primero y luego hacia el siglo V de nuestra era, del imperio bizantino, con sede en Bizancio (Constantinopla, la actual Estambul), en el siglo VII los árabes irrumpen en Egipto que se convierte al Islam inaugurando el período musulmán que se prolonga hasta la actualidad. Durante las cruzadas, en las que guerreros europeos invadieron la Palestina musulmana, los sultanes egipcios lideraron la reconquista de esas tierras. En el siglo XVI Egipto cae bajo el dominio de los turcos que se extendió hasta fines del siglo XVIII, momento en que con la expedición de Napoleón Bonaparte y la posterior expulsión por los británicos, Egipto pasó a estar bajo un protectorado europeo. Recién en 1952 pudo Egipto recobrar definitivamente su independencia iniciando un camino de explotación racional de sus recursos para poder satisfacer las necesidades de su población, en creciente aumento y con un alto nivel de pobreza. El turismo internacional es hoy en día una importantísima fuente de recursos, logrando que bajo la forma de sus imponentes monumentos, los antiguos egipcios contribuyan al bienestar de sus descendientes contemporáneos.

 

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Cinco mil años pues de civilización, un pueblo que a pesar del tiempo transcurrido, continúa inspirando al mundo tal como lo hicieron sus antepasados, procurando custodiar celosamente su patrimonio cultural a pesar de los limitados recursos con que cuentan para ello. Mucho se habla en los medios de difusión masiva del antiguo Egipto, pero pocas veces se intenta convencer a las naciones de este planeta de que los modernos egipcios merecen nuestro apoyo para proteger su pasado, pues si reflexionamos, veremos que también es el nuestro. Ojalá este modesto aporte sirva para ese propósito.

 

 

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