LOS MÁRTIRES DE CHICAGO COMENZARON UNA OBRA, ¡TERMINÉMOSLA!
Si quisiéramos encontrar alguna similitud entre los acontecimientos ocurridos en 1886, en diferentes ciudades a lo largo de los Estados Unidos, principalmente en la ciudad de Chicago y las actividades que se realizan año con año en conmemoración de aquellos acontecimientos, no encontraríamos ni una sola.
Mientras que en 1886, se manifestaba a plenitud el ascenso de la lucha
proletaria, que se venía desarrollando desde una década anterior, como resultado
del descontento de la clase obrera norteamericana, por la humillante condición
en la que vivía, con jornadas laborales de hasta 18 horas y con salarios de
hambre, que a través de innumerables huelgas salvajes enfrentó a sus
explotadores, patrones y gobernantes, demostrando su ya amplio desarrollo de
conciencia y organización obrera y dejando en evidencia la completa incapacidad
del sistema capitalista de brindar bienestar al pueblo; hoy, por el contrario,
casi 120 años después, somos testigos de los repugnantes desfiles convocados por
los sindicatos oficiales, que operan dentro del Estado burgués, que tienen como
dirigentes a miembros de los diferentes partidos políticos, que todos, sin
excepción, trabajan para los intereses de la patronal, y por eso mismo, de
manera automática, se convierten en enemigos del bienestar popular.
Las luchas del proletariado norteamericano en 1886, representaban también las
primeras manifestaciones de confrontación pro-revolucionarias de la clase
obrera, la clase que aún hoy en día sigue portando en su existencia misma el
objetivo histórico de derrumbar al capitalismo y la sociedad dividida en clases
que éste representa, para darle paso a una nueva fase de organización humana.
He aquí como las anteriores líneas nos muestran dos
perspectivas completamente opuestas, por un lado la lucha abierta del
proletariado contra los intereses de lucro de la burguesía, y por el otro, la
mas amplia colaboración de clases, impulsada por las dirigencias sindicales, que
nos da como resultado la continuidad del encadenamiento de los trabajadores de
todo el mundo al trabajo explotado y a condiciones degradantes de existencia.
Los Mártires
de Chicago, su legado para la actualidad.
Los Mártires de Chicago, esos cinco obreros anarquistas que fueron condenados a
muerte por las leyes burguesas, en represalia por haber sido unos de los
principales organizadores de las masivas huelgas generales, murieron combatiendo
y poniendo a temblar a los explotadores y todos sus privilegios, ellos, junto a
todos los obreros que fueron brutalmente reprimidos, detenidos, torturados y
asesinados durante las heroicas jornadas de lucha por la reducción de la jornada
de trabajo, que se radicalizaron a partir del primero de mayo de 1886, nos
legaron las mas claras e importantes lecciones que deben de ser empleadas en la
actualidad; la solidaridad de clase, que se refleja en la amplia unidad de clase
que unificó la lucha a lo largo del país por un mismo objetivo; el
internacionalismo proletario, ya que los participantes de dichos acontecimientos
pertenecían a muy variadas nacionalidades y razas, dando ejemplo de que la
explotación capitalista debe ser combatida en conjunto por los explotados de
todo el mundo, y que la solidaridad de la clase proletaria no reconoce las
fronteras de los Estados nacionales.
Pero sobre todo,
nos legaron la gran lección de luchar por fuera y en contra del Estado, apelando
únicamente a la autoorganización proletaria, a la completa independencia del
movimiento obrero y popular de todas las instancias partidistas, patronales y
gubernamentales, utilizando exclusivamente los medios directos de enfrenamiento
con los que cuenta la clase trabajadora: la huelga y la movilización.
Estos legados no son poca cosa, por el contrario, representan los pilares mas
importantes de la lucha de la clase trabajadora contra la explotación del
sistema salarial capitalista. Esos principios revolucionarios; la solidaridad de
clase, el internacionalismo proletario y la autonomía organizativa de nuestra
clase, deben de ser levantados por el movimiento obrero y popular de nuestros
días, para poder deshacernos de una vez por todas, y para siempre, de un sistema
que esta fundado para generar ganancias a unos pocos y no para garantizar el
bienestar de todos, por eso debemos de luchar por su derrumbe a nivel mundial,
con lo que además, honraríamos de la mejor forma la memoria de los Mártires de
Chicago y de todos los militantes caídos en la lucha contra la desigualdad y la
miseria engendradas por el sistema capitalista de la propiedad privada de los
medios de producción.
1° de Mayo: ¿Día del Trabajo?
Todos los que de alguna manera u otra se ven beneficiados con el funcionamiento
del capitalismo, como lo son principalmente los propietarios de los medios de
producción, la clase patronal dominante que se enriquece gracias a los brazos de
los proletarios y, toda la maquina del Estado, que administra, defiende y
legaliza éste sistema explotador, se han encargado, y se encargan aún, de
tergiversar la historia, de adaptarla según a sus intereses como clase
dominante, de contarla y escribirla en función de lo que les conviene que la
clase obrera y todos los explotados conozcan. En particular, cuando se habla del
primero de mayo, se nos habla de la celebración del día internacional del
trabajo, lo equiparan ridícula, pero inteligentemente, con celebraciones como el
ahora de moda, día internacional de la familia. Los grandes cómplices de estas
campañas burguesas para borrar el verdadero sentido que le da origen a esta
fecha, son los burócratas sindicales, que cómodamente “trabajando” en la
oficina, tranzan con la clase patronal y viven privilegiadamente gracias a las
cuotas que pagan los proletarios, a esos charros, obviamente, no les conviene
que la clase trabajadora conozca la verdad y comience a luchar contra sus
enemigos, porque ellos estarían en la lista.
Para la clase obrera y todos los asalariados explotados del mundo, el primero de
mayo no es el “día del trabajo”, ni tenemos absolutamente nada que celebrar,
sino todo lo contrario, es un día en que se debe de recordar a nuestros hermanos
de clase, asesinados por la burguesía, que entregaron sus vidas luchando no solo
por la reducción de la jornada laboral, sino por una Revolución Social, una
revolución proletaria que transforme al sistema económico y político para barrer
con la miseria y la desigualdad en la sociedad. Nosotros no tenemos por qué
festejar la masacre perpetrada por el enemigo de clase, sino honrar la memoria
de nuestros caídos y luchar por terminar con la obra que ellos algún día
comenzaron: La destrucción total del capitalismo y el Estado y la construcción
de una sociedad socialista y autogestionada directamente por el pueblo
trabajador, productor de la riqueza social. ¡1° DE MAYO: DIA DE LOS
TRABAJADORES!
¡Por la
Abolición del Trabajo Asalariado!
¡Las Fabricas para los Obreros, las Tierras para los Campesinos!