BOLIVIA SOMOS TODOS

PODER DE DECIDIR, LIBERTAD DE ELEGIR

Para sembrar el gas: capital semilla.

 

Bolivia tiene enormes riquezas naturales y una vigorosa historia de luchas por la justicia social, la libertad y la democracia. Sin embargo, es uno de los países con mayor pobreza y desigualdad del mundo, con un Estado de Derecho débil y una democracia vulnerable a las presiones de grupos, al caudillismo y a la intervención externa. A pesar de haber ensayado de todo, los bolivianos no logramos sentir a nuestro país como propio. Esto se debe en gran medida a que la explotación de los recursos naturales, que son de todos, solamente ha sido aprovechada por algunos grupos y su riqueza nunca ha llegado de verdad a los hombres y mujeres de Bolivia. 

Ha llegado la hora de que ser boliviano represente no sólo un desafío sino también una oportunidad. Existe una alternativa que no hemos utilizado, que es concreta y sencilla, y que puede tener enormes y positivos efectos económicos, políticos y culturales: proponemos que se otorgue a todos los bolivianos el derecho de contar con un capital semilla y la capacidad de sembrar el gas y construir juntos el progreso.

País rico con gente pobre

Bolivia es un ejemplo típico de país rico con gente pobre. La enorme riqueza del Cerro de Potosí sustentó el desarrollo del comercio mundial. El estaño y la goma fueron materias primas para la industria mundial. El petróleo nos dio una prosperidad pasajera. Al final, ninguna de esas riquezas llegó de verdad a ser nuestra.  

En Bolivia hemos apoyado diversos modelos políticos con la esperanza de recibir algo de esa riqueza para transformar nuestras vidas y las de futuras generaciones. Pero nos hemos frustrado una y otra vez.

Se exportaron minerales y se establecieron fundiciones. Se nacionalizaron, privatizaron y capitalizaron los recursos para nacionalizarlos otra vez. Se hicieron y aplicaron planes nacionales y regionales. Se crearon corporaciones, bancos de fomento, y fondos de todo tipo. Se crearon impuestos, regalías y mecanismos de participación con el fin de usar esas riquezas para el desarrollo, pero no lo hemos alcanzado.

Algunas de esas riquezas ya se han agotado y nuestra economía sigue estancada, es desigual y persiste la pobreza, las instituciones son asediadas por presiones sociales y grupos de interés que hablan a nombre de bases a las que no consultan. Los conflictos nos han acercado a la violencia fratricida. La democracia no tiene una base sólida porque no hay, tampoco, un sentido claro de ciudadanía, que se base en derechos y obligaciones. Y es que no habrá una ciudadanía de verdad mientras la igualdad que la define se quede en los papeles y no tenga una base material; un piso económico que sea común para todos.

Estamos a punto de repetir una  historia que ya fracasó en el pasado. La concentración de recursos en el Estado, para asignarlos a obras y proyectos diseñados lejos de las necesidades y aspiraciones de la gente, no dio resultados satisfactorios en ninguna parte del mundo y con frecuencia terminó haciendo más daño que bien. Cuando los proyectos estatistas no fueron carcomidos por la corrupción, lo fueron por la ineficiencia burocrática o el autoritarismo.

Enfrentemos la paradoja de gente pobre en país rico.

Bolivia para todos

“La riqueza de nuestros recursos naturales debe llegar a la gente”. “El dinero del gas es de todos”. Es tiempo de que se cumpla esa promesa. Es tiempo de hacer lo que no se ha hecho todavía: dar a cada persona, por el solo hecho de ser ciudadano o ciudadana de Bolivia, la parte que le corresponde. Si las riquezas son de todos, todos tenemos el derecho a contar con capital semilla para sembrar el gas y cosechar prosperidad.

Puesto que Bolivia somos todos, proponemos que se distribuyan todas las rentas naturales entre todos los ciudadanos, sin intermediarios ni promesas, de manera directa y transparente, a fin de que cada uno decida qué hacer con esos recursos para beneficiar a su familia y contribuir al progreso nacional.

El poder de decidir y la libertad de elegir

Toda la renta es de todos, pero hay servicios y bienes públicos que necesitan recursos. Para ello, proponemos de manera simultánea que una parte de esas rentas sea gravada con impuestos destinados a los gobiernos nacional, departamentales y municipales, consolidando los procesos de descentralización municipal y autonomías departamentales, pues esos impuestos serían distribuidos de manera directa y automática.

La distribución directa de la renta generada por las riquezas naturales dará a todos y cada uno de los bolivianos una base común de poder y libertad. El poder de decidir qué hacer con lo que le pertenece y la libertad de elegir cómo invertir ese capital semilla.

La experiencia nos ha demostrado que podemos confiar en la gente. La pobreza nos ha enseñado a usar bien el dinero, a emplearlo con responsabilidad y buen criterio, a utilizarlo en aquello que ofrece mayores beneficios a la familia. Las experiencias que hemos tenido con el bonosol, con el bono escolar en El Alto e incluso con el bono Juancito Pinto, nos muestran que, cuando se distribuye dinero, se da capacidad de compra y cada familia utiliza esa capacidad según sus necesidades. Unos mejoran sus viviendas y otros sus negocios. Allá compran animales, semillas o herramientas, y otros educan a sus hijos o curan sus enfermedades. Los bolivianos sabemos multiplicar los  recursos que son real y verdaderamente nuestros. Cada vez que se distribuyó dinero directamente se logró reducir las desigualdades y la pobreza porque llegó efectivamente a la gente. Con el dinero en poder de hombres y mujeres crece el mercado interno y se genera crecimiento económico en todos los rincones del país. En nuestra propuesta no hay preferencias para nadie y nadie es excluido. Se trata de universalizar la ciudadanía en Bolivia.

Por ejemplo, el año 2007 se estima recaudar 1300 millones de dólares por renta petrolera. Si una tercera parte de ese dinero se distribuyera entre todos los ciudadanos, cada familia boliviana recibiría 190 dólares, casi 1500 bolivianos de capital semilla. Y lo recibiría en todo lugar, en el campo, en los pueblos y en las ciudades; en el oriente y en el occidente; en el norte y en el sur. Todos, hombres y mujeres, seríamos responsables por el uso de esos recursos que nos pertenecen.

Si se distribuyeran las rentas en cuotas anuales, esta propuesta permitiría que una familia sea capaz de planificar con anticipación sus gastos o inversiones. Y no solamente podrá planificar sus inversiones, sino multiplicarlas mediante créditos, puesto que todos los ciudadanos tendrán un capital semilla que los hará sujetos confiables para el sistema financiero y para los sistemas de seguro social de corto y largo plazo. Así se estimularán nuevas inversiones y se crearán más empleos.

Recordemos que las microfinanzas ya han demostrado eficiencia y la gente ha sabido aprovecharlas muy bien en Bolivia. Que las cooperativas han demostrado que pueden aglutinar capitales y crear empleos. Que la seguridad social puede dejar de ser un privilegio y convertirse en un derecho común.

Esta propuesta podría erradicar la pobreza extrema y, tomando en cuenta los efectos multiplicadores del consumo y las inversiones de las familias, expandir en el país las oportunidades para las personas.

Los derechos ciudadanos serán reforzados por la responsabilidad que tendrá cada persona de usar bien sus recursos y de convertir ese capital en una verdadera semilla de prosperidad. Será una responsabilidad individual pero que no impide que la gente que así lo quiera forme comunidades o cooperativas uniendo sus semillas para sembrar juntos.

Al darle a cada ciudadano lo que en derecho le corresponde será más fácil alcanzar la paz social porque disminuirán los conflictos, ya que se habrá eliminado la actual tendencia a organizar gremios, juntas, comités o corporaciones para exigir obras del Estado. Así surgirá también una nueva relación entre el contribuyente y el servidor público, y los bolivianos no estaremos obligados a entregar nuestra lealtad en agradecimiento a las prebendas gubernamentales: habremos ganado dignidad de ciudadanos y ciudadanas.

Nuestra propuesta puede realizarse con procedimientos simples y transparentes, reduciendo las oportunidades de corrupción. Un sistema de identificación biométrica permitiría a cada persona recoger su cuota anual de capital semilla en la fecha de su nacimiento, y ser informado de cuánto de su renta se va en impuestos.

Es fundamental convertir los ingresos públicos de renta en ingresos tributarios y hacer de todos los bolivianos ciudadanos contribuyentes, pues eso reduce la relación de dependencia de la gente hacia el Estado, y coloca a los funcionarios y a las autoridades en el lugar que ellos mismos proclaman como suyo: el de servidores públicos.

Al mismo tiempo, habremos eliminado esa gran fuente de corrupción personal y política que surge cuando se concentran los recursos del Estado y que son como arca abierta para los grupos que tienen influencia y poder de presión.

Transitar los caminos habituales seguirá produciendo las frustraciones habituales. Nuestra propuesta le da al desarrollo una nueva energía, y sienta bases firmes para la democracia y el Estado de Derecho.

En nuestra condición de ciudadanos preocupados por el destino del país, invitamos a todas las organizaciones y agrupaciones comprometidas con la libertad, el desarrollo y la equidad, a apoyar e impulsar la distribución de capital semilla para los bolivianos y las bolivianas con una parte de las rentas naturales. Esta propuesta no demanda una dádiva o regalo que dependa de la voluntad pasajera de un gobierno o del interés electoral de los políticos. Exige la atención de un derecho ciudadano: el del acceso común a las rentas naturales para sembrar con ellas el futuro. 

Bolivia somos todos

La verdadera recuperación de los recursos naturales es la que logra que los beneficios de su explotación lleguen a todos los bolivianos. Proclamamos que el acceso a esos recursos es un derecho ciudadano y expresamos nuestra convicción de que su distribución directa nos ayudará a superar la pobreza y a afirmar la dignidad de las personas.

El futuro será nuestro si tenemos el poder de decidir y la libertad de elegir. Bolivia es de todos, Bolivia somos todos.

 

Iván Arias Durán

Luis R. Baptista

Marlene Berrios

Victor Hugo Cárdenas C

Ramón Daza Rivero

José Miguel Gordillo

Luis Carlos Jemio M

Roberto Laserna

Mauricio Medinaceli

Carlos Hugo Molina

Fernando Molina M

Juan Antonio Morales

Carlos Navia R

Raúl Rivero Adriázola

Eduardo Rodríguez Veltzé

Juan Cristóbal Soruco Q