Diario La Nación
Lunes 1 de octubre de 2001
 
Soledad: entrevista en Tucumán con la cantante de Arequito
            La madurez del huracán
 
A los 20 años, Soledad Pastorutti tiene listo su sexto álbum, "Libre", que presentará en el Gran Rex
Dice que ha cambiado mucho en los últimos tiempos y está más tranquila
La producción artística del nuevo disco estuvo a cargo de Alejandro Lerner y Fernando Isella
 
 
La madurez del huracánSAN MIGUEL DE TUCUMAN.- Soledad Pastorutti, la joven de 20 años, no es muy diferente de La Sole que sube a los escenarios. Una chica muy inquieta.
Es probable que el vuelo que la lleva a Tucumán para dar un recital de tan sereno le parezca aburrido. Por eso habla y habla y habla, y sólo pega la cola a su asiento cuando llega el momento de abrocharse el cinturón de seguridad para el aterrizaje. En la hora cincuenta de parloteo dice al pasar que pocas veces llega a un lugar un día antes del show. Por eso supone que no habrá fans esperándola en el aeropuerto.
Error en el pronóstico. En el hall no se ve una muchedumbre, pero sí un buen grupo de seguidores bulliciosos. Una escena similar es la que se presenta en la puerta del hotel. ¿Qué significa esto? "Que todo sigue igual -dirá más tarde-. Acá (en Tucumán) existe uno de los primeros clubes de fans que se formaron. Por eso cuando vengo nos juntamos y comemos un asado. Y los chicos fueron creciendo, algunos que iban al secundario hoy ya están pensando en una carrera. Quizá tengan menos tiempo para venir a verme, pero la relación es más fluida", explica.
La madurez del huracánTambién asegura que, en los últimos tiempos, ella ha cambiado mucho. Está más tranquila. Sin embargo, su espíritu inquieto aflora durante la sesión de fotos para LA NACION, cuando trepa entusiasmada al tanque de agua de un edificio de nueve pisos, frente al parque 9 de Julio; cuando pasa noches de insomnio buscando ideas para el estreno en Buenos Aires de "Libre", su próximo disco; cuando habla de los cortes de difusión como una verdadera aficionada al marketing estratégico; cuando sube a un escenario tucumano (o a cualquier otro) para contagiar su frenesí al público y despachar su pirotécnico repertorio.
La calma recién se asoma después del show, en la sobremesa de la cena. Parte de la banda se fue a comer el asado prometido por el club de fans. El resto prefiere el restaurante del hotel. Soledad revuelve una taza de té y tiene la certeza de que afuera hay un puñado de adolescentes que cumplen con ese ritual que le brinda una especie de custodia afectiva.
Pasó el fenómeno, pero Soledad mantiene cierta popularidad: "Hay algo gracioso. Parecería que cuando no estoy haciendo prensa tampoco estuviera trabajando, o que fuera menos popular y exitosa. Para esta época comienza todo. Viene mi cumpleaños (el 12) y Arequito se llena. Saco el disco nuevo (estará en las bateas el 15), canto en el Gran Rex (el 19, 20 y 21)... Pero sigue todo igual".
-¿Rutina?
-Sí, aunque el día que no haya nadie esperándome en la puerta del hotel creo que me muero. Nunca fui consciente de que esto iba a seguir. Pensaba que iban a ser unos años de gloria, un par de discos y chau.
- Vas por el sexto ¿no?
-Esperá que los cuente -hace un rápido repaso-. Sí. Te iba a decir que de chica mi preocupación era volver a Arequito, estar con mis amigos y salir un fin de semana. Aunque siempre fui responsable. Por un lado para no defraudar a mis viejos, que hacían tanto esfuerzo por esta carrera. Por otro porque si salía mucho al otro día estaba medio disfónica y no disfrutaba del show. Me cuido como el jugador de fútbol que quiere hacer un gol en el partido del día siguiente. Pero estoy más tranquila. En una época preguntaba cuánto había vendido un disco. Ahora me doy cuenta de que lo único que te salva es laburar y hacer las cosas con dignidad.
-¿Por qué esta vez estrenás el CD en Buenos Aires?
-Me parece lindo que haya una novedad por allá, que sea el punto de partida. En el recital del 12 en Arequito sólo voy a cantar el primer corte, porque la fecha se me viene muy encima y no quiero presiones. Además, siempre digo que si no tocás con convicción el corte de difusión porque tenés poco ensayo, no se lo vendés a la gente.
-¿No le tenés fe al resto?
-Sí le tengo. Hay mucho más, lo que pasa es que si todavía no salió el disco tocamos un solo tema. En el Gran Rex voy a presentar nueve, que para mí es mucho. Siempre hago los discos pensando en el vivo. En éste hay varios lentos y yo no sirvo para los temas lentos. Con lo c... inquieto que soy me alcanza con dos o tres. No puedo soportar que el público se quede quieto. Supongo que con el tiempo me voy a acostumbrar a que la gente se siente y escuche.
-¿Vos cómo te ves?
-Superbién. Pero espero cambiar lo que pienso en este momento. Pienso que para sentarme a cantar un tema lento, más vale hacerlo en mi casa.
-¿Qué trae el nuevo disco?
- "El tren del cielo", que es de Alejandro Lerner (uno de los productores), una especie de huayno moderno, parecido al ritmo de "El bahiano". Es el corte y ya está sonando en las radios. Le pedí a la compañía que estuviera por lo menos un mes antes. "Libre", el de Nino Bravo, a dúo con Natalia, que me parecía para la gente de la edad de mi papá, pero me empezó a quedar y le buscamos un arreglo original. "Ayer te vi", de Víctor Heredia. "Manos a la obra", un jingle institucional que hicimos para un evento solidario y quedó lindo. Un tema mío que le escribí a mi abuelo, sobre un instrumental de Gerardo Gardelín. Una bachada de Lerner, muy radial. La idea es que tuviera temas conocidos pero en versiones distintas. ¿Qué más? La "Canción del jangadero", que no conocía, y que en esta versión me suena a blues. Hay estilos muy diferentes, pero tienen una conexión por los arreglos.
-Algunas vez dijiste que querías hacer discos nacionales e internacionales ¿En qué rubro está "Libre"?
-Voy a cambiar esas palabras. Porque el objetivo es uno: que le guste a la gente. Si gusta en otros países, mejor. El disco anterior, por ejemplo, no funcionó tan bien en ventas, pero me dio mucho trabajo. En ese álbum todo fue mi decisión.
-El nuevo es más compartido. ¿Por qué trabajaste con la producción de Alejandro Lerner y Fernando Isella?
-Cuando me propusieron a Lerner como productor no contesté muy rápido. Tenía miedo de lo que iba a pensar la gente. Algunos son muy estructurados y tal vez les caía mal, porque pensarían que Lerner no es de este palo. Yo quería que también estuviera alguien como Fernando, con quien ya había trabajado. Esta vez delegué porque ellos tienen mucha experiencia. Había cosas que yo no hubiera podido resolver. Cada disco es una experiencia. Voy probando cosas. Tengo la libertad y la edad para hacerlo. Aunque algunos dicen que no, el éxito que tuve me permite equivocarme. Fijate que arranqué con éxito y pretendo seguir teniéndolo, pero siento una mayor tranquilidad y más ganas de arriesgarme.
-Pero pensás mucho en la opinión del público...
-En un momento propuse que se hicieran pruebas. Que alguna gente escuchara cinco temas y eligiera tres. La idea era ir orientándome. Quiero un disco popular porque soy una artista popular. Además, si uno hace un disco para una compañía discográfica, lo mínimo que espera es que se venda. Tengo que hacer uno de acuerdo a mi gusto, pero también al del público; pensar en la popularidad, en que luego tengo que tocar esos temas en vivo y llevar gente.
-Tratá de imaginar esto: un día sacás un disco que no llega bien a tu público. Pero vos estás convencida de que es el mejor de tu carrera y, además, recibís las mejores críticas de la prensa.
-En parte sentiría una gran satisfacción, porque sería algo que nunca hubiera pensado conseguir. A pesar de que a veces me han hecho críticas buenas y otras no, pero que me sirven. También está la creencia de que cuando tenés buenas críticas dejás de ser popular. Entonces: algo anda mal. Y en cuanto al público, creo que me dolería. Porque yo soy una artista popular y vivo de la cantidad de gente. La diferencia es que me siento más tranquila porque ahora no tengo la necesidad de demostrarle a nadie quién soy ni cuánta gente llevo. Ya está.