- Diario La Capital (Rosario)
- Lunes 14 de junio de 2004
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Los
fans de Soledad colmaron el teatro Broadway
La cantante ratificó sus excelentes condiciones vocales en los climas intimistas del
show
Casi
como en las aquellas grandes noches de los veranos festivalero del 96 y 97, a partir de
las cuales su nombre y su figura se volvieron omnipresentes, con un despliegue físico
apenas medido y que -al borde de la desmesura-, acrecienta su carisma, Soledad volvió a
generar el sábado el delirio de un público que colmó el teatro Broadway en un show en
el que la presentación de su último disco "A donde vayas" fue casi una excusa
para recorrer su repertorio en un clima de fiesta general.
La discusión sobre la pertenencia o no de Soledad al gremio de los
"folcloristas" ya no le importa ni a los fans ni a la propia cantante. En cuanto
a su calidad interpretativa, basta con comparar las graves falencias interpretativas que
mostraba en los primeros años de su carrera profesional con la excelente y educada voz
que despliega en la actualidad.
Soledad no renegó del folclore. Los temas de ese género siguen conformando una parte muy
importante de su propuesta, con zambas, chacareras, chamarritas y huaynos, aunque
especialmente en los ritmos del noroeste, los arreglos musicales la acerquen a un entrador
híbrido de pop y folclore que se une a una heterogeneidad -que no es de ahora- y que la
hacen merecedora del rótulo de cantante popular.
El programa incluyó, así, viejos valsecitos del chileno Rosamel Araya y chamarras de
Orlando Vera Cruz, chacareras como "Luz de amor" de Peteco Carabajal y baladas
como la que da el título al disco, candombes del "Sabalero" José Carabajal o
de Marcela Morelo, clásicos como la "Chacarera de un triste" y dos tributos a
su pueblo natal -uno de ellos dedicado a la insurrección popular ocurrida en Arequito en
el 2003 y apoyado con un video extraído de Crónica TV- en una presentación con
abundantes cambios de vestuario, juegos de luces, papel picado y ritmo general frenético.
Hasta no hace mucho, Soledad se desentendía del marketinero eslogan que la señalaba como
el "Tifón de Arequito", hoy la imagen digital de un huracán integra los videos
que acompañan el show, y el frenesí de la interpretación de algunas chacareras que
contaron con la participación de su hermana Natalia contribuyó a aumentar el contraste
con los breves momemtos en los que La Sole generó climas intimistas que permitieron
valorar mejor y más positivamente una buena voz que merece ser escuchada desprovista de
parafernalia instrumental y vértigo.
Si la desmesura en la interpretación del vals "Mi propiedad privada", con un
violento juego en torno a un muñeco de trapo rompió con cierto cuidado estético,
sorprendió mucho la calidad vocal de Natala Pastorutti como solista de un par de
canciones.
En resumen, Soledad ofreció, como acostumbra, un show generoso hasta el agotamiento en la
extensión y en el despliegue, con ocho músicos liderados por el notable pianista
rosarino Eduardo Spinassi y entre los que contaban sus guitarristas de siempre.
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- Con "aparato"
propio
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- Soledad ya no sigue
los consejos de su descubridor y padrino artístico César Isella. Tampoco está más con
su primer manager, Norberto Bacón. Su prestigio, lo aprendido y la necesidad de
racionalizar costos la llevaron a ser su propia productora. Soledad mantiene la
infraestructura montada en su pueblo y sus propias oficinas de Buenos Aires.
La cantante también continúa al frente de la Fundación Soledad Pastorutti, entidad
benéfica que el sábado desplegó gran cantidad de colaboradores en el hall del Broadway
repartiendo material informativo. No faltó un puesto de venta de merchandising de La
Sole, que competía con los vendedores de "gorro, vincha y bandera" ubicados en
la vereda de la sala.