Diario Clarin
Martes 20 de julio
 
TELEVISION: COMO FUE EL DEBUT DE "EL LLAMADO FINAL"
                                Una voz (conocida) en el teléfono
 
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx.jpg (10107 bytes)Si bien conduce Soledad Pastorutti, la estrella del reality de aventuras del 13 tiene como estrella a la telefonía celular
Ya en la Odisea (la de Marley, no la de Ulises) asomó el recurso. En determinado momento, los participantes deben sacarse una foto con el celular y enviársela al conductor, sin otro motivo ni justificación que introducir la marca (Unifón, de Telefónica) en el programa. Con título de película de suspenso, la competencia (Personal, de Telecom) ha respondido montando, ya no el auspicio de un segmento, sino de todo un programa. El llamado final (domingo a las 21 por, Canal 13) —una producción de Promofilm— es una idea televisiva hecha a medida de la telefonía celular. Tan original, en el mejor de los casos, en su concepción (teórica) como tibia en su interés. Una tibieza que surge al mezclar partes iguales del "calor" de algunas pruebas a cumplir por los participantes, con la "frialdad" de la conducción a distancia de Soledad Pastorutti desde cualquier lugar.
El rasgo distintivo de la propuesta termina siendo, así, la conducción "telefónica" de la Sole, comunicándose con los participantes para proponerles pruebas, darles pistas, alentarlos o lo que sea. Porque habrá que convenir en que las pruebas a cumplir por los equipos, más allá de la intervención obligada del teléfono en muchas de ellas, no son más que exploraciones de variantes post-Robinson, como ha ocurrido en todos los programas surgidos a la sombra del boom del "reality de superviviencia".
Aunque, como en este caso, encontrar a una persona en Capilla del Monte, de la que solo se tiene una fotografía; o transportar chivas de un corral a otro o atrapar truchas de un estanque; o juntar zapatos de la gente en la plaza de La Cumbre; o responder preguntas en un Molino de Villa Dolores (del tipo ¿Cuántos Mazzocco hay en la guía?, consultando telefónicamente con sus familias) o encontrar pistas en unos cofres en un cementerio cordobés, no sean estrictamente cuestiones de supervivencia (tampoco lo eran en Expedición Robinson, más allá del relativo aislamiento), sí se vinculan con un dudoso espíritu de aventura y desafío.
El esquema son dos equipos (amigos, pareja, parientes) que son transportados a algun lugar del país y en el lapso de 36 horas deben cumplir una serie de 5 pruebas, obteniéndose, en cada una, pistas de una consigna final. El premio para el equipo ganador es un mes de vacaciones por todo el país.
Con una generosa producción, una tecnología telefónica que no para de avanzar, una apuesta todavía incierta a la Sole conductora y un formato de entretenimiento infanto-juvenil, El llamado final empezó a sonar en las noches de los domingos. Habrá que ver si alguien atiende o para decirlo mejor, en términos televisivos, ¿cuántos lo atienden?