Diario La Nacion Lunes 12 de junio de 2000 Soledad, con el carisma intacto Recital de Soledad, el sábado en el Luna Park. Próxima función: 17 de junio. Invitada especial: Natalia Pastorutti. Músicos: Gerardo Gardelín (piano, teclados y dirección musical), Jorge Calcaterra, Alberto Arauco y Marcelo Predacino (guitarras), Pablo Santos (bajo y contrabajo), Silvio López y Marcos Fernández (percusión). Músicos Invitados: Federico Reschini (guitarra), Emiliano Almeida (batería), Martín González (cajón peruano) Marcelo Ghiodi (aerófonos andinos), Clara Terán, Guadalupe Farías Gómez, Marcelo Siutti, Juan Manuel çlvarez (coros), Augusto Granata (trompeta), Gustavo Camarata (saxo tenor), Quique Condomí, Irene Cadario, Javier Weintraub, Mariana Cañardo, Gabriel Rivas, Javiera González, Diana Kchele (violines), Patricio Villarejo y Carlos Diener (violoncellos). Ballet Nehuen, dirigido por Fernando Montivero. Pareja de tango: Silvia y Ricardo. Dirección general: César Isella. Nuestra opinión: bueno Hace casi dos años que Soledad no se presenta en una sala porteña. Y en la carrera de esta joven que vive rápido y con intensidad, desde entonces pasaron muchas cosas. Pasó la euforia y el revoleo del poncho; pasó un viaje a Miami y la grabación del álbum "Yo sí quiero a mi país", que le sirvió para abrirse camino en el exterior. Pasó el punto más alto de éxito y de venta de discos en lo que va de su camino musical. Por eso ahora llegó el momento de ordenar y madurar artísticamente el trabajo que viene realizando durante los últimos años. Lo curioso es que para lograrlo Soledad no parece dispuesta a resignar nada. El repertorio que preparó para esta serie de conciertos en el Luna Park es una prueba de que la suma es la operación matemática que siempre elige para seguir adelante, aunque no sea la única cuenta posible. Más instrumentistas, más bailarines, más géneros musicales, más escenarios (colocó dos plataformas: una a la derecha para tocar música del Perú, otra a la izquierda para cantar un tango), más variedad de matices instrumentales y vocales que son parte de una evidente maduración que quiere darle a su carrera y, especialmente, a su próximo disco, con el que volvería a la música nativa. Sumar no es la consigna, pero sí el verbo que permite definir lo que la cantante hace durante dos horas sobre el escenario. Sumar sin dejar nada atrás, ni siquiera el poncho que la hizo famosa y que ahora cuelga sobre su hombro cuando aparece vestida de blanco, desde el fondo del escenario, para comenzar el espectáculo. Para el público, el recital es la posibilidad de disfrutar de ese carisma que la Sole mantiene intacto. Para Soledad, el show reúne "emoción, alegría, diversión, el ida y vuelta de cariños"; es el momento para recibir el apoyo incondicional de sus seguidores, que no dejan de tirarle muñequitos de peluche, y la posibilidad de canalizar en treinta temas el universo que la rodea, compuesto por varias ideas bien resueltas, algunos excesos de efusividad y ciertas contradicciones. El concierto tiene un poco de cada cosa y para todos los gustos. El concierto trae estrenos ("Cuando llora mi guitarra"), temas tradicionales del folklore argentino ("Luna Cautiva", "El que toca nunca baila"), algunos con toques patrióticos como "Pilchas Gauchas", canciones con compromiso social del estilo de "La carta" y "Amutuy, Soledad" (el lonkomeo de Marcelo Berbel). También incluye una versión decorosa del tango "Naranjo en Flor", aunque demasiado producida desde lo visual, y un buen arreglo en la guitarra de Marcelo Predacino del vals "José Antonio", de Chabuca Granda. Luego llegan varias piezas a dúo con su hermana Natalia, como es habitual, y esos temas explosivos ("Alma, corazón y vida", "Si de cantar se trata", y "Del norte cordobés", entre otros) que dejan atrás los matices que Soledad busca acompañada sólo por una guitarra o un piano. Finalmente, una seguidilla de canciones incluidas en su último trabajo discográfico, que cierran un concierto entretenido pero demasiado recargado de ideas sin continuidad. Cada vez que apuesta a lo musical refuerza lo visual, y esto no siempre resulta la mejor ecuación.