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Bodegas Sanatorio
Localización: Chiclana de la Frontera
Calificación: Tres  palaustres y medio
Le dije a mi Chiclanera: “hasta mañana” y me fui... y me fui a las Bodegas Sanatorio, por supuesto.

Este mes La Taberna de You ejerce su apostolado vinícola desde el epicentro del moyate de Chiclana de la Frontera. En este mes de Mayo en el que la meteorología se desplaza inexorablemente hacia la caló veraniega y la gastronomía cambia los guisos invernales por los platos estivales... ¿qué mejor que acudir al Sancta Sanctorum del moscatel para dar la bienvenida a todo este proceso de cambios?

“Es imposible bañarse dos veces en el mismo río”, dijo Heráclito. Y tenía casi toda la razón el viejo cascarrabias griego del Asia Menor (todas las fuentes apuntan a lo insoportable de su carácter). La vida es un proceso de cambios, y las vivencias son únicas, pero... quien penetre entre las paredes de la Bodega Sanatorio notará un “Dèja Vú” de bienestar tabernario que sublimará todas sus  experiencias tasqueras, condensándolas en esta visita.
Si Lawrence de Arabia hubiera conocido este recinto, no habría escrito “Los siete pilares de la sabiduría”, sino “Las cuatro paredes...” O si Jorge Luis Borges hubiera estado de paso por Chiclana, su particular Aleph habría sido el fondo del catavino de moscatel blanco...
Las Bodegas Sanatorio son toda una institución en Chiclana, y sus caldos se cuentan entre los más prestigiosos de nuestra zona. Si bien esta bella localidad no está reconocida por el Consejo Regulador del Jerez-Xeres-Sherry como centro de crianza de vinos auspiciados por la mágica etiqueta de la Denominación de Origen, muchos de estos caldos nada tienen que envidiar a la altivez jerezana, al orgullo portuense o al embrujo sanluqueño, las tres localidades del mágico triángulo del Jerez.
Su prestigio está reconocido más allá de las fronteras de la Bahía, son muchos los visitantes que llegados de lejanas tierras preguntan por este centro enológico para degustar riquísimos caldos de la zona que abarcan todo el espectro de las variedades del Sherry. Impenitentes viajeros asturianos, catalanes, madrileños y guiris de todas las hechuras y procedencias que una vez traspasaron el umbral de las Bodegas Sanatorio han vuelto si han tenido la oportunidad, transmitiendo por vía oral, a la antigua usanza, las maravillas de este templo chiclanero a sus conciudadanos.
Pasen y vean: Sencillamente Bodegas Sanatorio
Acérquese a la barra y pida sin miedo cualquiera de las variedades vinícolas que tras el mágico recinto del mostrador se encuentran. Pida fino Granero o moscatel, que el resultado será el mismo: asombro ante la calidad de los caldos. Tome nota de estos nombres: “Arrumbaó, Tío Alejandro, Gloria”. Si les vale nuestra pequeña recomendación, pidan el moscatel, auténtico milagro dulce en catavino servido por el taumaturgo en forma de tabernero. En sitios como estos se obra la transmutación del vino en néctar y de las tapas en auténtico manjar.
¿Y qué comer? Chacina serrana y embutido chiclanero. Pidan butifarra y chicharrones locales, bocado de cardenal que le hará saltar lágrimas de emoción. Y queso curado hasta límites insospechados de sabor, bien “sudao” y quebradizo al corte.

Y entre copa y copa de un paseo por el interior de este recinto. Entre en sus bodegas repletas de barricas y curiosee entre los toreros de fama al que han dedicado algunas de las barricas y las firmas de algunos de los visitantes. Encuentre la bota firmada por esta particular Taberna Virtual. Respire aire de bodega, refrésquese de los calores estivales en esos recintos diseñados para permanecer isotérmicos durante todo el año, facilitando la evolución del vino en el interior del crisol de alquimista que es la barrica.

Y sobre todo relájase y disfrute, deje que las Bodegas Sanatorio hagan honor a su nombre. No se trata del balneario de “La montaña mágica”. Aquí no sólo se cura uno. También se es feliz.
Lo mejón: ¡Qué vinos Dios mío! Pruebe los chicharrones... directos al michelín

Lo peón: Los guiris que se toman un refresco de cola... y además light