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Hallan cráneos de los primeros Homo Sapiens
Los investigadores afirman que se trata de individuos que vivieron hace 160.000 años y tenían rasgos anatómicos modernos
Un grupo científico
internacional escribe en Nature, un nuevo y apasionante capítulo de la novela
humana a partir del análisis de los restos de tres individuos que habitaron la
depresión de Afar, en Etiopía, hace nada menos que 160.000 años: los cráneos
fosilizados de dos adultos y un niño aportan las evidencias más antiguas
obtenidas hasta hoy de la presencia del
Homo sapiens en el planeta, e iluminan una zona de nuestra historia
evolutiva que aún permanecía en tinieblas.
El hallazgo, realizado el 16 de noviembre de 1997 -pero que, dadas las
dificultades del estudio posterior, sólo ahora pudo presentarse- fue considerado
un avance mayor y uno de los descubrimientos más significativos acerca del
amanecer de la humanidad, ya que permite precisar cuándo y dónde surgieron
nuestros primeros ancestros.
"Lo que hicimos fue
aclarar un período sobre el que había un vacío de información -explicó ayer por
la mañana durante un diálogo telefónico con LA NACION el doctor Tim White,
paleoantropólogo de la Universidad de California en Berkeley que dirigió las
excavaciones y el estudio de los restos-. La recuperación de estos fósiles y el
análisis de sus rasgos faciales nos ofrecen nuevos datos sobre un período que no
conocíamos, y nos permiten comprender cómo eran los hábitos y la anatomía de los
primeros Homo sapiens. Ahora podemos mirar por primera vez el rostro de nuestros
antepasados más directos."
White y sus colegas, más los técnicos y personal indispensable para realizar las
excavaciones, venían trabajando en la región desde 1981 y conforman, dijo el
científico, "un equipo tiene que docenas y docenas de integrantes, muchos de
ellos investigadores de diferentes disciplinas, como geólogos que estudian las
capas de terreno, geocronólogos que las datan, paleontólogos que estudian los
huesos, arqueólogos que estudian las herramientas, bioquímicos que analizan la
composición del suelo y paleobotánicos que estudian los restos de flora
prehistórica. No somos sólo cazadores de huesos..."
Los fósiles estaban enterrados en antiguos sedimentos arenosos del poblado de
Herto, un área ubicada 230 kilómetros al nordeste de Addis Abeba, capital de
Etiopía.
La similitud de los cráneos de los “homínidos de Herto” en forma y tamaño con el hombre moderno (homo sapiens sapiens) es tan grande que los científicos lo atribuyen a la especie homo sapiens, aunque como subespecie propia: homo sapiens idaltu. Los científicos discuten si el hombre moderno se difundió desde Africa a todo el mundo o si se desarrolló paralelamente en los diferentes continentes.
Doscientas piezas
del cráneo del niño fueron recuperadas de una superficie de más de 400 metros
cuadrados. ("Fue como armar un rompecabezas tridimensional", dijo White.) Todos
pertenecen a la misma especie, se encontraban a alrededor de 200 metros uno de
otro y exhibían signos de ritos mortuorios. "Además de los cráneos -detalló
White-, encontramos más de mil herramientas de piedra, algunas grandes y otras
muy pequeñas, de las que conservamos 600."
De las dos teorías prevalecientes en torno del origen del Homo sapiens -la
hipótesis multirregional, que plantea que los seres humanos modernos
surgieron en varias partes del planeta al mismo tiempo durante el
pleistoceno (desde hace alrededor de 1.800.000 años hasta hace 12.000), y la
que sostiene que
Africa es la cuna de la humanidad-, los investigadores opinan que este
hallazgo ofrece nuevos argumentos para respaldar la segunda.
"El origen de los Homo sapiens y el destino de los
Neanderthal han sido dos cuestiones fundamentales de los estudios evolutivos
durante más de un siglo -afirmó White-. Pero había un obstáculo para
resolverlas: no existían fósiles datados con precisión entre los 100.000 y los
300.000 años de antigüedad. El hecho de que estos cráneos exhiban mejillas muy
prominentes, cara robusta, pero con un hueso frontal más vertical, y que la
parte más ancha del rostro se encuentre sobre las orejas y no por debajo nos
permite llegar a la conclusión de que se trata, ya en ese momento, de Homo
sapiens modernos. Los cráneos de Herto, por lo tanto, no son de hombres de
Neanderthal (que se extinguieron en Europa hace 30.000 años) ni de
Homo erectus. Su anatomía y antigüedad ofrecen evidencia sólida que respalda
la teoría de la emergencia del ser humano moderno en Africa."
Para el doctor Daniel Olivera, investigador del Instituto Nacional de
Antropología, el hallazgo de White y colegas "impacta, es fantástico. Son tan
escasos los datos que pueden ayudarnos a descifrar el pasado, que cada pequeña
evidencia es un diamante. Es lo que ocurre cuando uno encuentra pocas cosas y
pero que dicen mucho..."
Para el científico argentino, los fósiles de Herto demuestran que la de la
evolución humana es una trama mucho más compleja de lo que se creía. "Aún no se
puede reconstruir con exactitud, porque tenemos sólo trozos, piezas
fragmentarias de una historia evolutiva continua que tiene millones de años. En
este caso, se reduce la duda de que el Homo sapiens y el Neanderthal
coexistieron, pero aún quedan abiertas muchas incógnitas, no tenemos ajustada la
sintonía fina . Este tiempo considerablemente mayor de coexistencia plantea que
la divergencia entre ambas especies fue bastante más antigua."
(Fuente: Nora Bär, Redacción Diario LA NACION + Agencia TELAM)
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