LA TRINCHERA |
PROLOGO
Desde
cualquier diccionario la ARQUEOLOGIA es la
ciencia que estudia, describe e interpreta los restos que nos han
legado las civilizaciones antiguas.
Pero para la mayor parte de la gente, la antropología y
particularmente la arqueología, es una actividad simpática que
se encarga de desenterrar huesos y husmear en la basura ajena.
Para otros, el arqueólogo es el encargado de traer a la
superficie a los grandes dinosaurios. No falta aquel que tambien
ve a los arqueólogos a partir de aquel valiente personaje de
pelicula que catapultó a la fama a Harrison Ford:
sí, el
mismísimo Indiana Jones, un incansable viajero en busca
de valiosos tesoros y alguna que otra trifulca.
Algunas de estas aseveraciones son ciertas, otras no tanto. Es
cierto que el arqueólogo desentierra elementos que han sido
sepultados hace mucho tiempo con el paso de los años; pero su búsqueda
no carece de rigor científico, en otras palabras, "no se
mete la pala o el cucharín donde se le da la gana". La
recuperación minuciosa y cuidadosa de los vestigios arqueológicos
es solo una parte de la tarea que al arqueólogo le compete.
Luego tendrá que tratar de interpretar aquello que ha
desenterrado, buscando otorgarle un sentido a partir de sus
inferencias. Las preguntas que se generan son en pos de entender
como los individuos de las sociedades pasadas se comportaban.
Debe responder a preguntas acerca de pueblos de unos pocos
cientos de años atrás, o acerca de alguna especie homínida que
se movía aparatosamente en la sabana africana hace dos millones
de años. En su búsqueda por respuestas a estas preguntas tan
amplias, el arqueólogo confía en la información que le
suministran los fósiles, los restos orgánicos, los artefactos y
las estructuras de cualquier tipo (viviendas, enterramientos,
cuevas, fogones, etc.).
Los arqueólogos no son los encargados de estudiar a los
dinosaurios, mal que le pese a muchos, para ello los paleontólogos
han estudiado muchos años y se han tenido que "comer"
demasiados libros para poder contar con ese privilegio.
Al arqueólogo le interesan no tanto esos grandes animales jurásicos,
sino, en un tiempo mucho más cercano, los vestigios que los
pueblos han generado en la cotidianeidad de sus vidas. Lo primero
que se les dice a los estudiantes acerca de la antropologia es
que es la "ciencia que estudia al hombre". Tamaña
aseveración es muy general, pero no por eso menos cierta. La
arqueología es una subdiciplina de la antropología, junto con
la antropología biológica, la histórica, la social, la linguística,
etc. Su responsabilidad es estudiar el comportamiento humano
pasado, bajo la asunción de que lo se nos muestra, la mayor
parte de las veces es lo que realmente fue.
En una visita a un bosque podemos
encontrar bajo la sombra de un árbol restos de comida, migas,
desperdicios, algún que otro tenedor, ceniza de un fogón: con
estos indicios podemos inferir que no hace mucho tuvo lugar bajo
ese arbol un pic nic. Pues bien, salvando las diferencias, el
trabajo del arqueólogo es un trabajo bastante detectivesco en
ese sentido. Junto con la ayuda de las "ciencias duras",
el arqueólogo, puede determinar cuanta gente estuvo disfrutando
de ese camping, hace cuanto tiempo, la distribución espacial de
las cosas, el tipo de comida que ha sido consumida, etc.
Estos detalles que pueden parecer insignificantes para cualquier
despistado, en realidad le sirven al arqueólogo para establecer
regularidades que, de repetirse, le permitirían establecer
ciertos patrones de conducta. Con que objeto? Simplemente para
conocer cómo la gente se comportaba en el pasado, cómo lo
hacian nuestros antecesores.
Artefactos
fabricados en materiales como la cerámica, el vidrio y la mayor
parte de los metales sobreviven bien, mientras que objetos hechos
de sustancias orgánicas (madera, cuero y tejidos) a menudo solo
sobreviven en lugares donde imperan condiciones extremas de
conservación: de mucha humedad o mucha aridez como en Egipto.
Los huesos humanos aportan
detalles sobre el sexo, la edad, las
enfermedades congénitas, hambrunas, condiciones climáticas,
enfermedades óseas, etc. Los huesos de los animales o
excrementos aportan información sobre la dieta, sobre técnicas
empleadas en su aprovisionamiento, etc. A su vez puede deducirse
los factores medioambientales, como el clima, la cubierta vegetal,
estudiando las semillas, el polen, los insectos, etc.
Por último, como fin de esta escueta presentación, muchos
arqueologos soñaron alguna vez con parecerse a Indiana Jones,
inclusive muchos de ellos les dirán que iniciaron sus estudios
con la vívida imagen que el mas famoso de los arqueólogos
reflejaba. Muchos se habrán decepcionado cuando comprobaron que
no era posible encontrar tesoros milenarios o que en realidad ser
arqueólogo no implicaba necesariamente que las doncellas de
turno caerían enamoradas a sus pies, no todos tienen la "pinta"
de Harrison Ford.
Tampoco era necesario el uso de un revólver para desenterrar los vestigios, aunque de vez en cuando ante la repentina aparición de algún bicho raro entre la tierra, a más de uno le hubiera encantado tener una pistola a mano. Lo que es seguro, lo que queda, es la sensación de aventura que será infaltable, la emoción del primer descubrimiento, de renacer algo que estuvo muchos años oculto y la satisfacción de poder interpretarlo para aportar un granito de arena más en pos del conocimiento de un pueblo, de la memoria de una cultura.
Entonces todas las expectativas se tornan pocas, puesto que lo que buscamos no es otra cosa que conocernos, un poco más, a nosotros mismos como especie, esperando que lo que descubrimos en el pasado pueda llegar a servirnos de algo en el futuro.
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