LA CÁMARA DE MEDITACIÓN

 

Q:.H:. FERNANDO GUZMAN MORA
 

De tinieblas colmado y solitario,
despojado el vendaje de su frente
creyendo –iluso-, encontrarse con la vida
el aspirante se encuentra con la muerte.
 

De vanidades vanidad pomposa,
ya transformada en gélida osamenta,
carne corrupta convertida en nada
el arrogante cuerpo en nada queda.
 

Ruina de carnaval, fin del sentido,
de pasiones hoguera y desenlace
conclusión del orgullo en el silencio
pavorosa sensación de metas vanas.
 

Defunción sempiterna de lo fatuo
y en miserable trono descansando,
yace la encarnación del vano anhelo
y se convierte en pálido esqueleto.
 

Término permanente del delirio
de eterna juventud que nunca ha sido
fue de vida mortal y pasajera
conclusión de vetustas esperanzas.
 

Culminado ya entonces el camino
y aniquilada por siempre la materia
medita el Iniciado en su deceso,
en su obituario propio, en su “momento”.
 
 

Tomado de CARTA MASONICA,

 

 

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