Declaración de la LIGA SOCIALISTA INTERNACIONAL
sobre IRAK

  1. Con la invasión de la coalición imperialista comenzó en Irak una guerra de liberación nacional. Hace 21 meses las tropas imperialistas entraban triunfantes en Bagdad, proclamando el cese de las operaciones militares. Cuando se desbandó el ejército regular de Hussein, la continuidad de la resistencia militar fue sostenida por milicias y grupos armados que enfrentaron a las tropas imperialistas con métodos defensivos de carácter guerrillero y terrorista. Desde entonces más de mil soldados de la coalición imperialista y centenares de miembros de la nueva policía colaboracionista del gobierno de Allawi, han muerto en enfrentamientos con la heroica resistencia del pueblo iraquí. A pesar de la ofensiva militar contra las ciudades de Najaf y la reciente destrucción de Fallujah, que costó a la resistencia armada y a la misma población civil una enorme cantidad de muertos, las acciones armadas de las milicias continúan en varias ciudades y en la propia Bagdad, demostrando que el ejército de ocupación no ha logrado aplastar la resistencia ni consolidar su dominación militar.
  2. El objetivo inicial del imperialismo era instalar un gobierno títere tras una ocupación sin plazos y que le garantizara el dominio absoluto del petróleo, pero la acción de la resistencia armada y la movilización de masas, llevó a que las fuerzas de ocupación hayan tenido que optar por hacer concesiones a casi todos los sectores de la burguesía iraquí, y adelantar la convocatoria a elecciones para una Asamblea Nacional, con la esperanza de desactivar la resistencia y el reclamo de que las tropas imperialistas se retiren.
    El apoyo a esta política del principal dirigente shiíta, el ayatolláh Al Sistani, le permitió a las tropas imperialistas lanzar la ofensiva contra Najaf, bastión de las milicias dirigidas por el clérigo shiíta Al Sadr, logrando su capitulación. El cese de la acción armada de las milicias shiítas de Al Sadr, y el apoyo de Sistani al proceso electoral, dejó limitada la resistencia armada a las milicias sunitas que operan principalmente en el llamado “triángulo suní”.
  3. Con la ofensiva sobre Fallujah, lanzada inmediatamente después de la reelección de Bush, el imperialismo buscó quebrar la resistencia suní y destruir su verdadero sostén, la solidaridad activa y la simpatía de una parte importante del pueblo iraquí. Por esta vía tratan de asegurar el cronograma que conduzca a las elecciones del 30 de enero, como forma de comenzar a cerrar políticamente los triunfos militares contra la resistencia, imponiendo un régimen completamente subordinado a los intereses imperialistas. Sin embargo, y a pesar de que este plan cuenta todavía con el apoyo de la burguesía shiíta, la consecuencia inmediata de la devastación y la masacre provocada por las tropas yankys ha sido que una gran cantidad de partidos sunitas están reclamando la postergación de las elecciones, y que crezcan las dudas sobre la capacidad del imperialismo para poder concretar unas elecciones que le den “legitimidad” a un nuevo gobierno.
  4. Ante esta situación reiteramos que estamos incondicionalmente por el triunfo del pueblo iraquí en su lucha por la liberación nacional del yugo imperialista.
    La liberación nacional de Irak y las necesidades de los trabajadores y el pueblo, no se resolverán con el cronograma imperialista y sus elecciones controladas a punta de fusil. Con un gobierno surgido bajo la bota imperialista, persistirán las condiciones de miseria, opresión y explotación del pueblo iraquí.
    Una Asamblea Constituyente, verdaderamente libre y soberana, sólo podrá ser instaurada tras la derrota y expulsión de las tropas de ocupación. La burguesía sunita ha estado en el poder con el régimen de Saddam Hussein imponiendo una dictadura de terror contra los trabajadores y el pueblo irakí, oprimiendo a las minorías nacionales kurdas y a la mayoría shiíta. La burguesía shiíta liderada por Al Sistani, ha demostrado bajo la ocupación imperialista su afán por colaborar con el invasor, apoyando al gobierno colaboracionista y las elecciones que pretenden realizar bajo su control. Es por eso que sólo un gobierno de los trabajadores y el pueblo, tras la expulsión de las tropas de ocupación, puede garantizar elecciones verdaderamente libres y democráticas para una Asamblea Constituyente y, terminando con la opresión y la explotación, responder a las necesidades urgentes del pueblo irakí.
  5. Llamamos a los trabajadores irakíes a organizar comités obreros y populares, que formen sus propias milicias armadas, que tomen el control de los pozos petrolíferos, las principales fábricas, centros de abastecimiento, preparen la huelga general insurreccional y llamen al boicot de las elecciones del 30 de enero. ¡Abajo el gobierno colaboracionista!¡ Ninguna colaboración política o militar con el imperialismo!
    Las milicias obreras y populares, subordinadas al control de los comités obreros, deben actuar en unidad de acción con el resto de las milicias antiimperialistas hasta la expulsión de las tropas de ocupación.
    Llamamos a los trabajadores y al pueblo shiíta y a las minorías kurdas a romper con sus direcciones burguesas que colaboran con la ocupación, a sumarse a la lucha por la expulsión de las tropas imperialistas, reforzando la lucha por el derecho a la autodeterminación de las minorías nacionales.
    Llamamos a los pueblos árabes a luchar por la apertura de las fronteras con Irak, a apoyar con armas y hombres la lucha del pueblo Irakí contra el imperialismo y a movilizarse para exigir a sus gobiernos que rompan relaciones con el gobierno títere irakí y reconozcan como fuerza beligerante a todos los grupos de la resistencia que combaten contra el imperialismo.
    Los comités obreros y populares también deben impulsar la movilización del conjunto de las masas irakíes para impedir que las tropas imperialistas y la policía colaboracionista del gobierno de Allawi, mantengan en la cárcel a los luchadores que enfrentan a las tropas de ocupación. ¡Por la libertad inmediata de todos los encarcelados por las tropas invasoras!¡Abajo la farsa judicial del imperialismo!¡juzgamiento y castigo de Sadam Hussein y la cúpula de su gobierno por tribunales obreros y populares!
    Abajo el plan imperialista llamado de “reconstrucción” que no es otra cosa que el pillaje y saqueo de las riquezas nacionales por los monopolios imperialistas!
  6. Esta guerra, ha puesto en evidencia, no sólo la disposición a la lucha del pueblo irakí, sino el papel de los partidos y direcciones burguesas, tanto shiítas, sunnitas, como también los dirigentes de la ANP y OLP, que no han luchado consecuentemente contra el imperialismo y que han aceptado el cronograma imperialista o los planes de paz contrarrevolucionarios, como la “Hoja de Ruta”, traicionando la heroica resistencia de los pueblos iraquí y palestino.
    Por eso, le planteamos a los trabajadores y al pueblo pobre y oprimido, la necesidad de construir un partido obrero revolucionario internacional, que se coloque a la cabeza de la lucha por la liberación nacional de Irak y la destrucción del enclave imperialista de Israel, que luche contra el plan imperialista para todo Medio Oriente, por la revolución socialista y la Federación Socialista de los países árabes, que es la única salida definitiva para los trabajadores y el pueblo y la garantía para el respeto de los derechos de las nacionalidades.
  7. Los trabajadores de los países imperialistas se han movilizado contra la guerra. Amplios sectores del pueblo, en Europa, EE.UU. y en todo el mundo se pusieron en movimiento. Este fue un gran paso adelante, pero como ha demostrado la experiencia, para detener la maquinaria bélica imperialista no basta con la entusiasta movilización callejera de la juventud “antiglobalizadora” y la manifestación del pacifismo honesto de las capas medias del pueblo.
    La ofensiva imperialista no se limita a aumentar la opresión sobre los pueblos semicoloniales. Los propios trabajadores norteamericanos y europeos están sintiendo en carne propia la constante pérdida de derechos y la rebaja en su nivel de vida. Un triunfo imperialista en Irak no hará sino profundizar el ataque de las respectivas burguesías contra los trabajadores de los países metropolitanos. La clase obrera debe tomar en sus manos la bandera de la unidad de los trabajadores y los pueblos oprimidos. La única manera de golpear duro, es impulsar la huelga general, poniendo a la cabeza de lass reivindicaciones de la clase obrera la exigencia del retiro de las tropas imperialistas, especialmente en los países que mantiene tropas de ocupación.
    Denunciamos como agentes del imperialismo a las burocracias sindicales que frenan la movilización de la clase obrera y a los dirigentes de las organizaciones obreras y populares que, con la excusa de la condena al “terrorismo”, se oponen a la justa lucha de los pueblos oprimidos.
  8. La lucha contra la agresión imperialista a Irak y Palestina es parte de la lucha contra los planes de ajuste del FMI y de los gobiernos nacionales de América Latina que los aplican.

Llamamos a los sindicatos, organizaciones de desocupados, de campesinos sin tierra, a las organizaciones estudiantiles y de derechos humanos a retomar la movilización por la derrota y expulsión de las tropas imperialistas y en apoyo a la lucha del pueblo iraquí y del pueblo palestino.

 

© Liga Socialista Internacional - 2005