La teoría sugiere que cada producto o servicio tiene una vida finita.
Si uno va a monitorear ventas durante un periodo determinado, descubrirá
que el patrón de ventas de la mayoría de los productos sigue una curva
consistente de crecimiento, maduréz y declinación. Es obvio que al
principio las ventas son muy bajas; de forma gradual se van aumentando y
luego comienzan a decrecer.
El concepto del ciclo de vida del producto es cautivador en su
sencillez, pero es una noción de difícil aplicación en la práctica. La
principal desventaja es que es muy difícil anticipar el ciclo de vida de
un producto. Muy pocos gerentes de producto diagnostican con claridad la
fase precisa del ciclo de vida en la cual se encuentran sus respectivos
productos. Por medio de evidencias circunstanciales se supone que el
producto se desplaza desde el crecimiento hasta la madurez. Si, por
ejemplo, se observa que un competidor aumenta su presupuesto para anuncios
y (o) su oferta de descuentos especiales, se infiere que la fase de
crecimiento está por terminar. Todas éstas son señales de sentido común,
pero de dudoso valor científico.
Otro problema que afronta el mercadólogo que busca deducir las ventas
del producto en el transcurso del tiempo, es que la curva resultante es
consecuencia de una mala administración del producto más que un verdadero
reflejo de la realidad del mercado.
Una compañía quizá descubra que sus propias ventas declinan y, el
mercadólogo está preparado para suponer que el ciclo de vida del producto
está en su etapa de declinación. Por otra parte, en posteriores
investigaciones se observa que las ventas del producto genérico todavía se
incrementan. En el argot del ciclo de vida, el producto genérico aún está
en la fase de crecimiento. Es obvio que algo anda mal. Nuestro mercadólogo
está en lo correcto al percibir que en términos de su producto particular
y de la manera en que fue administrado y presentado al mercado en el
pasado, su producto está en declinación. Sin embargo, también debe
explorar con cautela la posibilidad de que ha administrado mal una
oportunidad. Así, el ciclo de vida del producto de la compañía es el
resultado de una curva de mala administración más que de una tendencia
universal.
A medida que se requiere entender en qué punto del ciclo de vida se
encuentran los productos para propósitos de planificación, el concepto
tiene un valor limitado.
La tendencia hacia ciclos de vida más cortos es una de
las limitaciones al concepto. Toda las evidencias indican que los ciclos
de vida de los productos se vuelven más y más cortos. Esto es
particularmente verdadero en el campo de los aparatos domésticos y de
lproductos de alta tecnología, como computadoras y cámaras fotográficas.
Es claro que estas aseveraciones intranquilizarán a cualquier
mercadólogo que trabaje para las industrias menciondas. La tendencia
impone diversas implicaciones estratégicas inevitables que deben tenerse
en mente cuando se planifica una nueva política de producto, en la
actualidad.
Un producto que alcanzó su fase de declinación antes de que la
inversión destinada a su desarrollo y explotación haya sido recuperada, es
difícil que logre el éxito. Un producto debe ser capaz, de ganar
suficientes fondos para recobrar la inversión completa que la compañía le
dedicó. Es más, cuando hablamos de inversión debemos incluir no sólo el
costo del diseño, la manufactura y el inventario, sino el costo pleno de
los proyectos de mercadotecnia, previos al lanzamiento como la
investigación de mercado, la promoción, el muestreo y la distribución
física.
Todo esto significa que un gerente de producto debe asegurarse durante
el ciclo de la planeación que el programa de la mercadotecnia esté
diseñado para obtener una rápida recuperación de la inversión. Hay menor
margen en el mundo de los noventa para introducirse con un plan tentativo
en el mercado. El lanzamiento de un producto debe llevarse a cabo de
manera enérgica y creativa, apoyada por todo el arsenal de las
herramientas promocionales, con el objeto de recuperar la inversión de la
manera más rápida posible. Sólo cuando la inversión se recupera es posible
saborear los frutos del esfuerzo propio y hablar de resultados y
éxito.