Hace unos años el futbol era mi religion y mi dios. Pero yo no creia en el Dios verdadero. Digamos que no me consideraba "ateo" sino "agnostico" porque mi lema era "ver para creer". Yo se que si hoy lees esto o me escuchas hablar vas a pensar que tengo una gran imaginacion, pero la verdad es que Dios me ha enviado senales. Tuve un encuentro cercano con el Creador! Es dificil explicar por que o como (aunque lo voy a intentar) pero acepte las senales, me arrepenti por mi maldad y senti el perdon de Dios.
Ahora si creo!!! Pero... como ha sucedido todo?

Septiembre de 2001- Cuando Dios cambió mis planes

Mi sueño de ser futbolista profesional de repente no parecía imposible. Llevaba casi un año jugando en la tercera división con un equipo profesional y el director técnico me tenía mucho aprecio. Tal vez lograría llegar a la segunda división en un par de años (o con eso soñaba yo), pero como verán Dios tenía otros planes para mí.

Hacía un tiempo mi familia venía recibiendo amenazas, pero cuando la esposa e hijos del mejor amigo de mi papá fueron secuestrados, mi papá decidió que ya la violencia nos tocaba demasiado cerca y que lo mejor era que nos fuéramos a vivir a Estados Unidos. Era obvio que tenía razón y todos estuvimos de acuerdo. El viaje se retrasó una semana debido al atentado contra las torres gemelas de Nueva York, pero la inmigración fue exitosa y nos concedieron asilo político.

Mi pasión era el fútbol y pensé que encontraría la forma de seguir jugando en Miami. Me acerqué al Miami Fusion, el equipo profesional de la ciudad, pero a los pocos días se declaró en quiebra y desapareció. Allí comenzó mi preocupación porque no había equipos de segunda ni tercera división en todo el estado de la Florida. Sólo quedaba otro equipo profesional, el Tampa Mutiny.

Ni siquiera hice planes de visitar la ciudad de Tampa cuando el Mutiny también entró en bancarrota. No podía creer mi mala suerte pero me negaba a resignarme. Aunque el universo entero conspirara contra mí, yo iba a aguantar porque el fútbol era lo único que le daba sentido a mi vida.

Diciembre de 2002 – Todo esto no puede ser coincidencia

Mi única opción era el fútbol universitario. Sólo una universidad en Miami participaba en la categoría más alta del “college soccer” masculino, la universidad pública FIU. Decidí matricularme para un postgrado en administración deportiva.

Por ser la universidad pública más barata de la Florida, todo el mundo quería estudiar allí y eso dificultaba un poco mi meta de entrar. Sin embargo a finales del 2002 fui admitido y en seguida busqué al técnico del equipo de fútbol. No me dio muchas esperanzas pero yo estaba decidido a lucirme cuando iniciaran los “tryouts”, es decir las pruebas para jugadores nuevos.

Para mi gran tristeza los tryouts nunca llegaron porque la universidad anunció que por reducción de costos quedaba eliminado el equipo masculino de fútbol-soccer. Hubo muchas protestas pero la decisión de la universidad fue definitiva. Yo no lo podía creer… el estado de la Florida se quedaba sin fútbol profesional y sin fútbol universitario.

A pesar de todo yo sólo veía en esto simples coincidencias y me negaba a aceptar que mi destino fuera renunciar a mi única pasión.

Febrero de 2003 – El partido “amistoso”

Comencé a entrenar en el mejor equipo aficionado que se podía encontrar, con otros jugadores frustrados que no encontraban donde desarrollar su vocación. Para ayudar a colmar mi necesidad de fútbol me hice entrenador de un equipo sub-16 que necesitaba un voluntario, pero más que entrenarlos me dediqué a jugar partidos con ellos.

También me asocié con un argentino y creamos una academia de fútbol. Allí le daba clases a otro grupo sub-16. Un día al final de la práctica otro argentino me invitó a jugar un partido con amigos suyos. Yo me veía obligado a vendarme los tobillos para todos los partidos, secuela de múltiples lesiones del pasado, pero pensé que en este caso no era necesario vendarme pues aquel sería un partidito amistoso.

Uno de los "amigos" no fue muy amigable y me hizo una “plancha” tan horrible que me rompió el tobillo derecho. Me tuvieron que enyesar (escayolar), el ortopedista dijo que era imposible operarme y comprendí que mi carrera futbolística ahora sí había llegado a su fin.

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