Capítulo VI

La economía empresario y
los requerimientos éticos

Como punto central de la temática que venimos abordando se encuentra
el trabajo humano y la empresa que proporciona el trabajo. Como sabemos,
el concepto de trabajo es sumamente amplio y casi inabordable en este li-
bro, es por eso que queremos circunscribirnos al otro polo de la relación:

la empresa y el empresario. Más arriba hemos dado una descripción somera,
pero creemos acabada, de los principios que nos guian con relación al trabajo.

En primer término cabe una distinción, que creemos necesaria, entre
el capitalista como administrador y apoderado del capital de riesgo por el
que responde, por una parte y la función del empresario, que personifica
las tareas dispositivas en la dirección de una empresa.

Si bien no cabe duda alguna que en el concepto de trabajo humano
se pueden contar también las funciones directivas de la economía, es de-
cir, por ejemplo, la dirección de empresa, cabria también la posibilidad de
aseverar si no cae igualmente bajo el concepto de trabajo humano la acti-
vidad de disposición y de asunción de riesgo de quien invierte capital en la
empresa. Naturalmente, esta ampliación del concepto de trabajo haría di-
ficil ver en la empresa una combinación permanente de los factores de pro-
ducción: trabajo, capital y dirección.

En las modernas sociedades Industriales as cada vez mayor el porcentaje
de la población activa que presta servicio» laborales en relación de depen-
dencia; asi vemos que la empresa moderna es una comunidad de personas,
como ya hemos mencionado. Integrada por colaboradores, personal directivo,
empresarios y capitalistas.

Hay dos problemas que son causa de tensión dentro del ámbito laboral
de la empresa, sobre todo en las grandes; uno es el trabajo especializado
que se transforma en monótono, integrado por procesos parciales donde
el trabajador nunca alcanza a comprender cuál es la finalidad del trabajo que
realiza, y el destino de la tarea laboral que efectúa; allí podemos decir que
la máquina domina cada vez más al hombre. Para superar este problema
es necesario encarar con audaz iniciativa nuevos sistemas de organización
del trabajo, donde los trabajadores puedan participar en la dirección y en
los controles de productividad de las empresas. • ,

El segundo es el del pleno empleo, es decir que tengan una ocupación
adecuada todos los que son capaces de trabajar, lo que no deja de impli-
car el deber de prestar ayuda a los desocupados. Este requerimiento que tan-
zamos a los empresarios tiene su origen en el derecho que tiene el hombre
de trabajar. Esto se extiende también a la posibilidad de brindar trabajo a
los discapacitados, en el sentido de ofrecer un trabajo adecuado a sus po-
sibilidades. Una oferta de puestos de trabajo que sólo tome en cuenta a quie-
nes son capaces de un rendimiento pleno es'una grave forma de
discriminación.                               '

Pero el tema de fondo, el problema clave de la ética, es el monto del
salario, el pago de un salario justo por el trabajo realizado. Este es el ele-
mento fundamental para realizar la justicia en la relación entre trabajado-
res y patrones. Es la piedra angular para la Justicia de todo el sistema
económico-social y su funcionamiento correcto.          '

Para completar estos requerimientos éticos vamos a enunciar un pos-
tulado sumamente amplio. Todo el proceso laboral tiene que «er organizado
y conformado de manera tal que los requerimientos de las personas y de
sus formas de vida, sobre todo de su vida familiar, encuentren la atención
que se merecen, debiendo tomarse en cuenta la edad y el sexo de cada cual.
1. Las exigencias eticas

La empresa puede satisfacer permanentemente sus funciones dentro
del todo de la economía y sus aportes de servicios para la sociedad huma-
na, sólo si ella misma logra asegurar su existencia. En algunos momentos
en que la situación económica le es desfavorable puede entrar en conflic-
to con la exigencia político-económica y politico-social de conservar los pues-
tos de trabajo. Bajo determinadas condiciones, la reducción de una parte
de los puestos de trabajo existentes puede ser inevitable para una empre-
sa que actúa en una economía competitiva, si de esta manera puede ase-
gurar su existencia y conservar asi al menos una parte de los puestos de
trabajo. El reconocer oportunamente las amenazas para su existencia e in-
troducir a tiempo las actividades que la aseguren son una de las exigencias
de la dirección de empresas. Posee una gran significación humanitaria porque
de ellas depende no sólo el destino de la empresa sino también la conser-
vación de los puestos de trabajo.

El que una empresa pueda aportar las contribuciones materiales que
la sociedad y el Estado le requieren bajo la forma de impuestos y contribu-
ciones depende del éxito que pueda alcanzar con la venta en el mercado de
sus bienes y servicios. También los costos de la sociedad humana, como se
suele llamar a las obligaciones de aportes financieros de la empresa con res-
pecto al Estado, podrán ser realizados de manera permanente por ella, si
sus compradores pagan en el precio de compra de sus productos estas obli-
gaciones de pago.

2. EL BENEFICIO ECONÓMICO

Todo lo hasta aqui comentado está referido al beneficio de la empresa
como conjunto. Vamos ahora a entrar en el detalle de cada uno de sus ele-
mentos: capital, trabajo y dirección.

a) FUNDRM€NTñCION DCL BCNCFICIO D€L CRPITñL

£1 capital exige sus beneficios por dos conceptos: uno por el valor de
Utilización del mismo capital y dos por el riesgo que ha corrido en la pro-
ducción.'                                     ; - .  ,, i -

El valor de utilización también es doble; por un lado el valor que aporta-
rla ese capital colocado en cualquier otra inversión,'y por otro el rinde o
beneficio que da su utilización.       ' '"   n •• i. ' . i    i  ^

!   Determinar el interés justo del capital que se coloca en una inversión
es una tarea prácticamente imposible, por lo compleja, si se trata de fijar
limites que varían continuamente al compás de la dinámica económica y de
las posiciones que en la economía ocupa «I capital, i    
La utilización supone también considerar el rendimiento positivo del
capital y su valor. 

El riesgo, como ya hemos dicho, es otro elemento determinante del
beneficio del capital. El riesgo crece con la falta de garantías. Todas estas
circunstancias y muchas otras más que podríamos considerar, son modifi-
cativas del tipo de beneficio que al capital le corresponde. 
b) FUNDflMGNTO D€L BCNCFICIO D€L CMPMSRRIO

Distingamos el doble significado del término empresario.

Si el empresario es el dueño -el capitalista que dirige la empresa-
tiene derecho a dos beneficios: el capital y la dirección.   
En las grandes empresas el nombre de empresario se reserva para el
director responsable.          
Su renta lleva vulgarmente el nombre de remuneración pues. está cons-
tituida por una serie de beneficios económicos y materiales, sociales o de
prestigio que incrementan el sueldo.

El director acopla los dos grandes elementos, el capital y el trabajo y
en tal acoplamiento, más o menos feliz, está el éxito o el fracaso de la em-

presa y su rendimiento óptimo, rendimiento en el que cabe una parte al di-
rector como agente especialfsimo de tal acoplamiento.

Para analizarlo vamos a considerar en primer término cómo conside-
ramos la empresa, y así afirmamos que la empresa es la entidad social pro-
ductora, por lo tanto desde este punto de vista da lo mismo que se trate de
una empresa unipersonal, una sociedad anónima o una cooperativa. Cual-
quiera sea el aportante del capital y la forma de su aporte, todos ellos tie-
nen que estar incluidos en el beneficio de^la empresa.

El beneficio del capital depende fundamentalmente del valor de la uti-
lización del capital y del riesgo asumido por el mismo capital. El beneficio
del empresario depende de su trabajo como director de la empresa en to-
dos los detalles y su organización, y de su tarea material como empresario,

Tal dirección puede ser un trabajo mental o material o una combina-
ción de ambos; el hecho que predomine uno u otro está dado por el tamaño
de la empresa.

El beneficio del trabajo manual, calificado y técnico depende de la su-
ficiente contribución al mantenimiento del trabajador y la familia, y del ren-
dimiento del trabajo.

Las condiciones internas que pueden influir en la retribución están dadas
por la responsabilidad del empresario y el monto del capital con que tra-
baja. En cuanto a las condiciones extemas son la mejor o peor situación eco-
nómico-financiera que presenta la empresa, y el bien común.

Aquí viene la pregunta clave. Examinado económicamente, ¿el beneficio
tiene razón de ser? La respuesta es, desde luego, sí.

El fundamento real de este beneficio es doble: en primer término por
el esfuerzo que realiza el productor para colocar sus bienes o servicios en
el mercado, y el segundo por el riesgo que asume en este tipo de tareas.

El esfuerzo de colocar el producto en el mercado se consigue por la
transformación de la materia prima, en caso de las industrias manufactu-
reras, o la prestación de servicios en otros casos. Este esfuerzo determina
la creación de un nuevo valor en el producto o servicio que significa, para
quien lo realiza, la recompensa de un beneficio.


            3. CL RIESGO V SUS CLflSCS

"'•> El riesgo lunto con la incertidumbrc son los condicionantes de la ac-
ción empresarla. Este riesgo puede ser valorado económicamente; puede
ser Industrial cuando tiene relación con los procesos de producción; o co-
mercial cuando lo es con los procesos de distribución.      ,  '

En la mayoría de los casos el empresario asume estos dos tipos de riesgo

conjuntamente, solamente la excepción cabe para la producción a pedido.
i   Al riesgo económico del empresario antiguamente se lo denominaba
perfcufum sortfs (peligro de la pérdida del capital), y éste es uno de los fan-
tasmas contra los cuales lucha cualquier empresario, al margen del tama*
ño o la dimensión de su empresa.

La dimensión de las defensas contra el riesgo se ha extendido hasta
tos detalles nimios. En la legislación laboral el empresario debe Indemnizar
al obrero por las consecuencias de un accidente aun cuando éste haya ocu-
rrido en et viaje hasta o desde el lugar de trabajo. Como el riesgo en el hombre
es fundamento de indemnización, as! también el riesgo en el capital es el
fundamento de la misma Indemnización que se llama ganancia.

;   De todo lo expuesto precedentemente podemos sacar varias con-
clusiones; la primera de ellas es que si no existiese'riesgo por la pérdida del
capital la ganancia no debía de existir, como esto en la vida económica es
una utopia, el fundamento del beneficio es perfectamente ético.'     ' i

La segunda se puede proponer asi: a mayor riesgo existe más base eco-
nómica para un mayor beneficio, y entonces deducimos la tercera, que la
proponemos en estos términos: no hay limite para el beneficio económi-
co. La salvedad a hacer a esta tercera conclusión seria que la Justicia indi-
vidual no tiene objeciones que formular, pero la social si. '  ¡

Vamos a analizar a continuación en qué medida el beneficio es ético

y cómo puede medirse.

4. MCDIDR D€L 8€N€FKIO

La función del beneficio estaña relacionada directamente con el precio,
y asi podríamos manifestar que para que haya beneficios justos deben re-
gir precios justos.

En un régimen de libre competencia sabemos que el precio debería ser
fijado por la aplicación correcta de la ley de la oferta y la demanda, pero
como sabemos que tal circunstancia no seda, ya que aparece en formas di-
rectas o veladas la intervención del Estado y las restricciones o ampliacio-
nes artificiales que pueden realizar los que manipulan con la oferta y la
demanda.

La máxima responsabilidad recae sobre el empresario y, por lo tan-
to, ha de influir fuertemente sobre la marcha del negocio. Como se pue-
de apreciar la justicia de su remuneración, no puede haber más norma que
la de la conciencia; que sea la más o menos generalmente usada y que. de
algún modo, determine la posible o probable remuneración del empresario.

5. FUNDfíM€NTRCION D€L B^NCFICIO D€L TñHBflJfíDOfl

Para fundamentar el beneficio del trabajador ha de determinarse, con
la mayor precisión posible, su rendimiento.

Hoy hay una serie de técnicas sumamente elaboradas que permiten de-
terminar, con casi absoluta precisión, el rendimiento del trabajador. Lo que
hay que tener siempre presente es que el trabajador es una persona con su
libertad y dignidad, y por lo tanto no puede ser considerado como una má-
quina y tratado en la misma forma que ésta. El trabajador, sobre todo el ma-
nual. no tiene otra forma de subsistencia para él y su familia que lo que recibe
por su aporte, y éste cubre, en justicia, siempre sus necesidades no sólo vitales
sino también secundarías.

No podemos dejar de tener en cuenta que en todo trabajador su ren-
dimiento es mayor cuando aplica a ello su espíritu y no solamente su fuerza
física; el trabajo ha de tener un ámbito de realización satisfactorio para que
se alcance el rendimiento óptimo. Comenzaremos por quienes son supe-

EWADELOSNEGOCfOS

riores; en el trato, el reconocimiento de la persona, la tecnología que ha
ser la adecuada, no poniendo en peligro ni la salud ni la vida del trabaja-
dor, la tarea en sí, que debe tener un significado conocido para evitar que
se transforme en rutina, etcétera.

De alli que, como el empresario realiza el acople entre capital y tra-
bajo, éste realiza el acople entre máquina y producto terminado, y de allf
que el mismo deba ser remunerado con una excedencia que supere el simple
salario.'   
En la medida en que estos conceptos van aumentando en la conciencia
del trabajador, él mismo valoriza en forma primordial su aporte espiritual,
que se fundamenta en la mayor responsabilidad con que realiza la tarea, el
mejor aprovechamiento de la tecnología puesta a su disposición motivan-
do su capacitación, y la mayor integración a ese complejo que se denomi-
na empresa,                                            i

'• Esto no agota el tema, ya que más adelante haremos referencia a la
participación en los beneficios y en la misma gestión.     ' :

6. LRS GfíNñNCIñS CXTññOñDINfíRIñS D€L ÉMPñCSññIO

v ei TRRBñJfíDon

Nos falta un punto que no queremos dejar sin desarrollar, y es el ca-
so .de qué sucede con la remuneración del trabajador cuando la empresa ha
obtenido ganancias extraordinarias. Esto concierne tanto al dirigente-em-
presarlo, como a cualquier otro trabajador que Integre la empresa.

El caso corriente en la empresa capitalista de hoy es que las ganan-
cias extraordinarias, o no van m&s que al capital o, como mucho, van al di-
ractor-gerente en forma de gratificación. Pero de ahi no pasa.

Porque a las ganancias extraordinarias han contribuido, no solamen-
te el capital y el gerente, sino también los trabajadores, cada cual según su
categoría de trabajo. No vale la razón de que el capital sea el dueño para
qué se apropie de las mismas al margen de todos los demás.'

Este es el caso corriente de la economía capitalista, que reparte nuevas
acciones o dividendos extraordinarios y no se acuerda para nada de los que
han contribuido a obtenerlas.

Comprendemos que no se transforme el reparto en un aumento de sa-
larios, pero puede darse en forma de gratificaciones o de servicios o de otro
modo cualquiera, y que no se cometa la Injusticia de desposeer a quienes
tienen derecho sobre el producido del beneficio.

El salario mínimo no agota siempre ías exigencias de la justicia. Por
encima del mismo hay diversas causas que ya en justicia, ya en equidad, exi-
gen una mejora. Las mismas son:

- Una producción más abundante, más perfeecta o más económica
que la normal.

- La prosperidad mayor de la empresa a laa que está ligado el traba-
jador,

- La doctrina no puede ser más clara y máás contundente. Por otra
parte, si algo exige el bien común es que no sea defraudada la parte
más numerosa y de menos recursos de la sociedad, en base al prin-
cipio de solidaridad que por justicia lo está exigiendo-

En una sana moral los factores a considerar son: lo necesario a la sub-
sistencia del trabajador y su familia, los merecimientos del rendimiento del
trabajo, la prosperidad de la empresa y el bien común.

7. r=UNDñM€NTñCION MORRL D€t 0€N€FICIO
ECONÓMICO D€ Lñ £MPñ€Sñ

La fundamentación moral del beneficio sigue los pasos de la fundamen-
taclón económica del mismo. Para poder determinar su grado de morali-
dad hay que observarlo a través de las tres virtudes: la justicia, la equidad
y la caridad.

   o) €OUIVfll€NCIfl D€ VñIOflíS .     .,,.

• La primera pregunta que debe formularse el que examine la ética del
beneficio es la siguiente, ¿hay en el beneficio equivalencia objetiva entre lo

qutí se da y lo que se recibe?     

Si la respuesta es negativa, se habrá faltado a alguna de tas tres grandes
virtudes del empresario. Lo justo y equitativo se esfuma y desaparece en cuan-
to se da un paso más allá de esta objetividad tan bien trazada.

En particular, al examinar el comportamiento ético debemos pregun-
tamos ¿se ha pedido más de lo que esta suma de valores representa? En-
tendiendo como suma de valores los riesgos sobrellevados para poner un
producto en el mercado.            

•Teóricamente el problema es de fácil solución, pero en la práctica es
muy difícil de resolver. Ocurre con él lo que más o menos acontece con todos
los problemas donde entran a Jugar los llamados imponderables, no porque
no pesen, sino porque no se pueden pesar ni calcular con las cantidades reales
que están a nuestro alcance.       
En muchos casos es difícil determinar éticamente qué es lo injusto y
lo justo en una cuestión; el llamado a resolverlo será el propio empresario,
que es el que conoce los imponderables económicos que están influyendo
sobre los Imponderables morales.   
Otra pregunta que la ética puede formular es: en toda las etapas del
proceso -sueldos, Intereses, etc.-, ¿se ha guardado esta equivalencia ob-
jetiva?                            
La respuesta dirá si en ese desarrollo y formación del negocio ha habido
irregularidades o se ha guardado la doctrina que sobre salarios e Intereses,
exponemos en otro lugar.           
En la comercialización del producto hay que tener en cuenta el valor
de cambio, en forma primordial por ser el único parámetro que puede medir
la Justicia o la injusticia.

El valor de uso puede Influir en la medida en cuanto que influye en el
valor de cambio. Pero esa influencia se da cuando se rebaja la utilidad del
vendedor, no del comprador.

La afección especial que tiene el vendedor por un bien tiene un valor
especial que puede influir en el valor de cambio, es decir hacer subir el precio,
lo que no puede suceder en caso Inverso. El valor de uso que tiene para el
comprador no Influye para nada en el aumento del valor de cambio.

El vendedor será dueño de vender o no un bien, pero si se decide a
venderlo deberá hacerlo por el precio justo -el valor de cambio- prescin-
diendo del valor de uso que tiene para el comprador.

8. €L BCNCFICIO LICITO €N €L ORD€N MOñFIL

Tiene que basarse sobre todo en el precio Justo, esta es la norma ética
a tener en cuenta; para ello. en su formación se tendrán en cuenta cues-
tiones de orden individual y de orden social.

Las consideraciones de orden individual a tener presente son: a) si el
desarrollo de la empresa ha mantenido, en el origen y descubrimiento del
beneficio, intactas todas las virtudes individuales; si el precio ha sido justo,
equitativo, etc.; b) nos indicará al estudiarlo desde el punto de vista social,
si el beneficio responde al bien social, a lo que exige el bien común y el bien
nacional.

Para que el beneficio sea justo debe responder a los dos parámetros,
el individual y el social; si algunos de los dos falla el beneficio podrá ser injusto,
aunque de distinta manera.

a) PLñNT€flMI€NTO PREVIO D€L PROBLCMfl

B problema, de acuerdo a orden de prioridad, se presenta de la siguiente
manera en cuanto a su planteamiento ético. En el orden moral, ¿se han
de regir los precios justos por los beneficios justos? o, a la inversa, ¿ios be-
neficios justos por los precios justos?

Parece a primera vista que el problema de los precios es el que ha de
predominar sobre el de los beneficios y, sin embargo, desde el análisis ético
es lo contrario.

Para desentrañar etía cuestión comencemos por el principio. ¿Cuál
es la norma para establecer un precio justo?              l

Si en el mercado no existen productos similares al elaborado. Indis-
cutiblemente el primer elemento que hay que tomar en cuenta es el costo
de producción, para determinar después un legitimo beneficio que ayude
a fijar el precio al que ha de venderse el producto. Si la empresa avanza y
se perfecciona y la producción por la técnica o por otras causas se abara-
ta, el precio podrá bajar, o por el contrario subir, si los elementos de la pro-
ducción se encarecen.

Los salarios habrán de fijarse teniendo siempre en cuenta el costo de
vida. Resulta asf que todos los precios son variables, dependen de otras fun-
ciones, de otros elementos primarlos en la vida económica, los cuales, con-
forme a las necesidades sentidas, a la abundancia de producción, o a las
utilidades manifestadas, han ido estimándose y apreciándose. En el orden
ético, el beneficio está en función del interés del capital, el cual resulta ser

el primer concepto fundamental en el orden moral de la fijación del precio.

Así se puede establecer esta graduación: fijación del Interés del capi-
tal, fijación del beneficio licito y, como consecuencia de estos dos factores
que por cierto no son los únicos -pero sí anteriores en el tiempo-, fija-
ción de los precios de venta de los artículos en el mercado.'

Asi se evita el circulo vicioso en que de otra manera se incurre al fi-
jar en primer término el precio justo, al determinar después el beneficio lícito,
que necesariamente ha de estar ligado y dominado a su vez por el precio
Justo de las mercaderías vendidas.               '       ' '•   '

9.eiiNTenes ÍUSTO

Como hemos descripto, el Interés Justo es el primer escalón en la fi-
jación de los precios Justos. ¿Cuál es el elemento fundamental que sirve de
norma del interés del capital? Hoy día la respuesta es muy concreta, debe
medirse por el valor del dinero.                         ;

Sabemos por la práctica corriente que ni el interés del capital, ni el valor
del dinero, pueden ser algo fijo; en ellos influye notoriamente el problema

de ia inflación, sobre cuyos efectos debemos remitirnos a los análisis de los
economistas. Nos limitaremos a decir simplemente que ambos están rela-
cionados con la demanda o escasez de capitales, la posibilidad o facilidad
de aplicación de !os mismos, el riesgo que han de correr en las empresas
que se prestan, etc.

Como la linea ética no es fácil de definir, en estos casos la buena
conciencia ha de prevalecer siempre en estas cuestiones.

Con el interés ocurre exactamente lo mismo que con el precio. El interés
normal legal ha de ser el puntó de atracción hacia el cual vaya corriendo
el precio justo del dinero, de manera que establecida la tasa por el merca-
do sea ésta la que rija las operaciones comerciales.

No podemos cerrar las consideraciones sobre este punto referido a la
justicia del interés sin hacer referencia a un término que va ligado estrecha-
mente a él, nos referimos a la usura.

Vamos a precisar los conteniqos de este término para evitar posibles
equívocos. La usura tiene dos acepciones; una absoluta y otra relativa al In-
terés. En el primer caso usura es el lucro percibido por el préstamo como
si fuese debido en virtud del préstamo mismo. En el segundo, es ei interés
excesivo, o sea superior al establecido por la ley (humana o natural, según
los puntos de vista).

La usura es la aceptación (simple o excesiva) por el uso del dinero dado
en préstamo o, considerada objetivamente, es la compensación del uso del
dinero dado en préstamo.

Vamos a analizar cuáles son las objeciones éticas que pueden formularse
a esta forma de aceptación y compensación por el uso del dinero.

Algunos autores expllcitan que los motivos por los cuales es justo el
percibir un Interés por el dinero prestado son cuatro circunstancias funda-
mentalmente externas:

1) El daño resultante.

2) El lucro que deja de obtenerse.

3) El riesgo de la cosa.

4) El peligro de dilación.