Un misterioso desconocido está atacando a personas cercanas al detective Mouri, Conan descubre, que los nombres de las víctimas, escritos en kanji, representan números en orden decreciente, por lo cual en total supone que las víctimas en total serán catorce. El inspector Megure corresponde al número trece, y es atacado en el parque. Cerca se encuentra una daga, que a Conan le resulta familiar.
La siguiente víctima es la madre de Ran, ex esposa de Mouri. Su nombre, Kisaki, significa reina, y ésta a su vez corresponde al número doce en la baraja de póker, lo cual refuerza su teoría. Kisaki fue envenenada mediante un chocolate que le enviaron junto a una flor, que a Conan le resulta familiar también.
La siguiente víctima es el profesor Agase, cuyo primero nombre, Hiroshi, se relaciona con el kanji para el número once, atacado por un misterioso motociclista. Ahora Conan debe averiguar quién será la próxima víctima, antes de que el criminal dé con ella.
Kogoro sospecha que la próxima perjudicada puede ser la recepcionista del club Towaki, una amiga suya. Conan, en compañía de Ran y el detective Shiratori, descubre que la siguiente víctima será uno de los asistentes del club, de nombre Tsuji. Éste tenía la afición de volar en helicóptero. Conan aborda dicho helicóptero en el momento en que la potencial víctima pierde el control, salvándolo justo a tiempo. La próxima víctima es el constructor del restaurante Aqua Crystal, llamado Katsuyoshi Asahi. Éste le encarga a Kogoro que encuentre a un gato que se le había extraviado. Kogoro arriba al sitio en compañía de Ran, Conan, Megure y Shiratori. Otros invitados tienen kanjis los relacionan con los números faltantes. El inspector Megure les comunica a todos los presentes que se hallan en peligro, y que posiblemente sea Murakami, antiguo rival de Kogoro, quien se encuentra detrás de los atentados.
Uno de los presentes sufre un atentado, del cual escapa, para descubrir que en realidad era una distracción, mientras asesinaban a Asahi en el estanque. Entonces, el grupo descubre que se encuentran encerrados en el local, sin escapatorias posibles. Las luces se apagan, y la siguiente víctima resulta ser una modelo de nombre Osanai.
Conan ofrece un vaso de agua a cada uno de los presentes, y de este modo descubre quién puede ser el probable asesino. Sólo le falta conseguir las pruebas, antes de que el villano vuelva a atacar.
