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20 GRANDES CANCIONES 

20 GRANDES CANCIONES

Nada de nada
Amor de medianoche
Doña Estefaldina
Soldadito de plomo
Señor y dueño
Dama Dama
Sevilla
Fui
Me iré de aquí
Decir adiós
Mi querida España
La primera comunión
Mi pobre piano
Don Roque
Me quedaré soltera
Un ramito de violetas
Un millón de sueños
Andar
Tu retrato
El testamento

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Nada de nada

La espuma del mar,
un grano de sal o de arena,
una hebra de pelo,
una mano sin dueño,
un instante de miedo,
una nota perdida,
una palabra vacía en un poema,
una luz de mañana.
Así de pequeña soy yo,
nada de nada.

Nada de ti.
Nada de mí.
Una brisa sin aire soy yo.
Nada de nadie.

Nada de ti.
Nada de mí.
Una brisa sin aire soy yo.
Nada de nadie.

Un copo de nieve,
una lluvia que llueve,
un pensamiento,
un abismo entreabierto,
una palabra callada,
un lo siento,
un paso sin huella,
un camino que no tiene destino,
una estrella apagada.
Así de pequeña soy yo, nada de nada.

Nada de ti.
Nada de mí.
Una brisa sin aire soy yo.
Nada de nadie.

Nada de ti.
Nada de mí.
Una brisa sin aire soy yo.
Nada de nadie.

Un soplo de vida,
una verdad que es mentira,
un sol de invierno,
una hora en tu noche,
el silencio de adioses,
un sin quererlo,
un segundo en tus sueños,
soy un peldaño subiendo tu escalera,
una gota sin agua.
Así de pequeña soy yo, nada de nada.

Nada de ti.
Nada de mí.
Una brisa sin aire soy yo.
Nada de nadie.

Nada de ti.
Nada de mí.
Una brisa sin aire soy yo.
Nada de nadie.

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Amor de medianoche

Me has mirado como quien mira el mar.
Como un lujo que debes conservar.
Yo no quiero ser tu sombra en un rincón.
La muñeca que no tiene opinión.

Has comprado el silencio de mi voz
con amor, que al fin no es más que amor.
Yo no soy la marioneta de cartón.
El juguete que baila en tu guiñol.

Adiós amor de media noche.
Hoy mi voz quiere gritar.
Abre tu puerta y déjame volar.
Volar en libertad
Adiós amor de media noche.
Hoy mi voz quiere gritar.
Abre tu puerta y déjame volar.
Volar en libertad

Quiero romper las viejas fotos.
Quiero ser mía y nada más.
Quiero dejar lo que me has dado
y no mirar atrás.

Te regalo las horas que viví
entre cuatro paredes junto a ti.
Quédate con mis recuerdos, yo me voy.
Aún más lejos, pues ya lejos estoy.

Adiós amor de media noche.
Hoy mi voz quiere gritar.
Abre tu puerta y déjame volar.
Volar en libertad
Adiós amor de media noche.
Hoy mi voz quiere gritar.
Abre tu puerta y déjame volar.
Volar en libertad

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Doña Estefaldina

Doña Estefaldina odia a los masones,
reza porque mengüen las contribuciones,
reprende a las mozas que tienen galán
y oprime en las rentas a sus aparceros,
sus bastos salones convierte en graneros,
da buenas palabras al que llora pan.

Doña Estefaldina recuenta los puntos
del tiempo y las siembras haciendo barruntos
y, cuando en la plaza cruza el capellán,
dobla la calceta, pide el rebocillo,
se prende alfileres y con un banquillo
corre a la novena con trote de can.

Doña Estefaldina, sangre de los Vargas,
teje su calceta en las tardes largas
bajo el trovo alero que pica el gorrión
¡Y con que ceremonia en los ademanes
responde al saludo de los capellanes
doña Estefaldina desde su balcón!

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Soldadito de plomo

Soldadito de plomo
no es el colmo que tengas que luchar
por un general de madera.
Formación de batalla
y al final de tu guerra
una medalla, una bandera,,
muy abajo la tierra.
Cuerpo a tierra brigada.
Que al final de la escalada
te espera tu compañía
y te desea tu compañera.

Soldadito de plomo
no es el colmo que tengas que morir
por lucir tu guerrera.
Cruces, condecoraciones,
distintivos, galones,
entorchados, espadines,
bandas y fajines.
Mosquetones, fusiles,
sables y balines,
cartucheras y granadas,
ballonetas caladas.

Soldadito de plomo
¡Ay! que pena que tengas que matar
por la paz con la guerra.
A matar al enemigo,
a rematar al herido,
que se abran las fosas
y que se cierren los sentidos.
Firmes, carguen y fuego,
un pelotón está en juego.
Y que al entrar en combate
no vuelva quien no mate.

Soldadito de plomo
no hace falta que tengas que luchar
por un general de madera.

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Señor y dueño

Que eres como la arena
que se escapa entre mis dedos.
Te tengo y no te tengo.
Eres casi como un sueño.
Señor y dueño
de mi alma y de mi cuerpo

Que eres como la noche
que se fundo con mi tarde.
Y te vas sin un alarde.
Eres mi ensueño.
Señor y dueño
de mi alma y de mi cuerpo

Que eres como la barca
que en mi puerto atraca
y al nacer la mañana te marchas.
Eres mi empeño.
Señor y dueño
de mi alma y de mi cuerpo

Que eres como la niebla
que me envuelve en su deseo,
me confunde en su misterio.
Yo fui tu leño
Señor y dueño
de mi alma y de mi cuerpo

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Dama Dama

Puntual cumplidora
del tercer mandamiento,
algún desliz inconexo,
buena madre y esposa,
de educación religiosa.

Y si no fuera por miedo,
sería la novia en la boda,
el niño en el bautizo,
el muerto en el entierro,
con tal de dejar su sello

Dama Dama.
De alta cuna, de baja cama.
Señora de su señor.
Amante de un vividor.

Dama Dama.
Que hace lo que le viene en gana.
Esposa de su señor.
Mujer por un vividor.

Ardiente admiradora
de un novelista decadente.
Ser pensante y escribiente.
De algún versillo autora,
aunque ya no estén de moda.

Conversadora brillante,
en cocktails de siete a nueve.
Hoy nieva, mañana llueve,
quizas pasado truene,
envuelta en seda y pieles.
Es una

Dama Dama.
De alta cuna, de baja cama.
Señora de su señor.
Amante de un vividor.

Dama Dama.
Que hace lo que le viene en gana.
Esposa de su señor.
Mujer por un vividor.

Devoradora de esquelas,
partos y demás dolores.
Emisora de rumores.
Asidua en los sepelios,
de muy negros lutos ellos.

El sábado arte y ensayo,
el domingo los caballos
en los palcos del Real.
Los tés de caridad,
jugando a remediar

Dama Dama.
De alta cuna, de baja cama.
Señora de su señor.
Amante de un vividor.

Dama Dama.
Que hace lo que le viene en gana.
Esposa de su señor.
Mujer por un vividor.

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Sevilla

El río Guadalquivir
se enamoró de tu estampa.
Partió tu alma en dos
como si fuera una daga.
Sevilla de sangre real.
Sevilla de sangre gitana.
Es una mujer morena
con aires de enamorada.

Sevilla se muere de amor.
No quiere morir callada.
Quiere morir con el sol
iluminando su cara

Sus santos en procesión,
por el puente de Triana,
quieren llorar con ella
por soleares gitanas.
Desde un balcón de jazmin
o una ventana de rejas
Sevilla les cuenta sus vidas
mientras les canta saetas

Sevilla se muere de amor.
No quiere morir callada.
Quiere morir con el sol
iluminando su cara

La virgen de la esperanza
quiere vestirse de luto
y en sus torres las campanas
lloran su canto mudo.
Poetas y cantaores,
con sombreros de ala ancha,
saben que sufre de amores
por eso a Sevilla cantan.

Sevilla se muere de amor.
No quiere morir callada.
Quiere morir con el sol
iluminando su cara

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Fui

Sé que me quieres azul,
sé que me quieres verde,
sé que me quieres rosa.
Pero al caer la tarde
sólo me quisiste roja

¿Qué soy yo?
¿Soy igual que las demás?
Una palabra, una noche fingida
y una despedida

Yo fui una ola al romper
fui una hoja al caer
una brisa loca.
Pero al cerrar la noche
sólo fui una copa

¿Qué soy yo?
¿Soy igual que las demás?
Una palabra, una noche fingida
y una despedida

Yo fui tu amante fiel,
Yo fui tu arca de hiel,
Dijiste tu locura.
Pero con la mañana
sólo fui una aventura

¿Qué soy yo?
¿Soy igual que las demás?
Una palabra, una noche fingida
y una despedida

Seré un instante de ayer,
un silencio en tu piel,
una sombra quieta
un día en tu pasado,
una caricia vieja.

¿Qué soy yo?
¿Soy igual que las demás?
Una palabra, una noche fingida
y una despedida

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Me iré de aquí

Yo me iré de aquí,
donde todo me lo dieron,
del mínimo capricho
hasta el mayor deseo.
Yo me iré de aquí
sin llevarme nada.
Con las manos vacías
yo me marcho de mi casa.

Se cerrará la puerta
siempre abierta para mí.
Con mi bolsa y mis dudas,
me marcharé a oscuras.
Así me marcharé,
para no volver.

Yo me iré de aquí.
Del lecho de mi infancia.
A compartir tu techo,
tu pan y tu almohada.
Yo me iré de aquí
a respirar tu aire.
Una tarde cualqueira
sin decir nada a nadie.

Se cerrará la puerta
siempre abierta para mí.
Con mi bolsa y mis dudas,
me marcharé a oscuras.
Así me marcharé,
para no volver.

Yo me iré de aquí.
De esta prisión sin rejas.
De mi niñez feliz,
de fotografías viejas.
Yo me iré de aquí.
Me iré porque te quiero.
Seré tu sombra fiel
Por cualquier sendero.

Se cerrará la puerta
siempre abierta para mí.
Con mi bolsa y mis dudas,
me marcharé a oscuras.
Así me marcharé,
para no volver.

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Decir adiós

Decir adiós
es romper con parte de tu vida.
Es perder las viejas alegrías.
Es guardar en un rincón las memorias
de una historia de amor.

Decir adiós es mirar atrás,
volver la vista y ver que tú no estás.
Decir adiós es mirar atrás,
volver la vista y ver que tú no estás.

Decir adiós
es quemar esas cartas viejas.
Es andar sin rumbo por las calles.
Y es hablar con las paredes, con el aire,
porque sin ti no tengo a nadie

Decir adiós es mirar atrás,
volver la vista y ver que tú no estás.
Decir adiós es mirar atrás,
volver la vista y ver que tú no estás.

Decir adiós
es tener vivencias y amarguras.
Es llorar en un rincón a oscuras.
Es perder esas pequeñas manías
de nuestras noches y días.

Decir adiós es mirar atrás,
volver la vista y ver que tú no estás.
Decir adiós es mirar atrás,
volver la vista y ver que tú no estás.

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Mi querida España

Mi querida España.
Esta España viva.
Esta España muerta.
De tu santa siesta
ahora te despiertan
versos de poetas.
¿Dónde están tus ojos?
¿Dónde están tus manos?
¿Dónde tu cabeza?

Mi querida España.
Esta España mía.
Esta España nuestra.
Mi querida España.
Esta España mía.
Esta España nuestra.

Mi querida España.
Esta España mía.
Esta España nuesrta.
De las alas quietas.
De las vendas negras
sobre carne abierta.
¿Quíen pasó tu hambre?
¿Quién bebió tu sangre
cuando estabas seca?

Mi querida España.
Esta España mía.
Esta España nuestra.
Mi querida España.
Esta España mía.
Esta España nuestra.

Mi querida España.
Esta España blanca.
Esta España negra.
Pueblo de palabras
y de piel amarga.
Dulce tu promesa.
Quiero ser tu tierra,
quiero ser tu hierba
cuando yo me muera.

Mi querida España.
Esta España mía.
Esta España nuestra.
Mi querida España.
Esta España mía.
Esta España nuestra.

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La primera comunión

Diez de mayo y la iglesia de su barrio
se vistió de color de primavera.
Nueve niñas, de rodillas en un banco,
vestidas de blanco, esperan.

Y la monja María pasea pasillo abajo, pasillo arriba.
Mientras la monja María pasea pasillo abajo, pasillo arriba.
Del altar al atrio y del atrio a la sacristía.

Siete años que son siete ilusiones.
Una vida por delante, un paisaje.
Mil sermones y otras tantas bendiciones
serán su único equipaje.

Y la monja María pasea pasillo abajo, pasillo arriba.
Mientras la monja María pasea pasillo abajo, pasillo arriba.
Del altar al atrio y del atrio a la sacristía.

Su rosario, su recordatorio,
su misal, su catecismo y esas fotos.
de su madre con sonrisa beata
mientras su padre estrenaba corbata.

Y la monja María pasea pasillo abajo, pasillo arriba.
Mientras la monja María pasea pasillo abajo, pasillo arriba.
Del altar al atrio y del atrio a la sacristía.

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Mi pobre piano

Mi pobre piano, dormido en un rincón.
Cada noche te tapo con un viejo trapo
de seda de mi bisabuela.
Cada mañana despiertas con mis dedos en tus teclas.

Sé que he sido un poco torpe contigo.
Un poco vaga, dejada de la mano de dios.
Y si mi profesor no estaba encima
apenas sí tocaba nuestra melodía.

Mi pobre piano, sé que te he sido infiel
con una guitarra o un viejo amigo de aquellos
de juergas y juegos.
Preferí sus cuentos nuevos
a los valses de otros tiempos.

Sé que he sido un poco torpe contigo.
Un poco vaga, dejada de la mano de dios.
Y si mi profesor no estaba encima
apenas sí tocaba nuestra melodía.

Mi pobre piano, he perdido mi niñez
entre esos pentagramas, esos papelitos
conpuntos y escalas, que juntos
mis tiernas manos de niña
leia entre tus linias.

Sé que he sido un poco torpe contigo.
Un poco vaga, dejada de la mano de dios.
Y si mi profesor no estaba encima
apenas sí tocaba nuestra melodía.

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Don Roque

Tañe la campana vistiendo sus faldones.
Murmurando oraciones flota pasillo abajo,
de la alcoba al sabrario, su camino diario.
Misa de siete, rosario de nueve.

Don Roque, piedra de toque
de aquella iglesia española.
Vieja gloria, vencejo añejo,
que ha escrito páginas de historia.

En sus noventa años de cura proinciano
libró contra satán noventa mil batallas.
Y salvó del infierno a un puñado de almas
con sus rezos y penitencias largas.

Don Roque, piedra de toque
de aquella iglesia española.
Vieja gloria, vencejo añejo,
que ha escrito páginas de historia.

Fue buen catador del vino de su tierra,
jugador del mus y el dominó en la taberna.
Y al calor del casino charla con sus amigos
sobre la guerra y los tiempos perdidos.

Don Roque, piedra de toque
de aquella iglesia española.
Vieja gloria, vencejo añejo,
que ha escrito páginas de historia.

Se le apagan las luces de bendecir curces
y lo sacan con los pies p'alante,
a este cura caballero, a este santo arrepentido,
que bajo el manto de la virgen se ha dormido.

Don Roque, piedra de toque
de aquella iglesia española.
Vieja gloria, vencejo añejo,
que ha escrito páginas de historia.

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Me quedaré soltera

Yo quisiera tener alguien cerca, aquí.
Yo no quiero vestir sedas de soltera.
Santos de madera, eso no es para mí.

Y si muero de vieja sin tener pareja
dime quién llorará a una solterona
llantos de verdad en su funeral.

Me quedaré soltera,
aunque yo no quiera.
¿Con quién casaré
si mi cuerpo está viejo?
No miente el espejo
Cuando me miro en él.

Dicen que es mejor ser monja que estar así,
como lo estoy yo. Con mi perro viejo,
mi loro que llora y mi gato tuerto.

Soy como un verso suelto sin rima, sin par.
Soy un alma en pena, contando lunas.
Apenas me quedan ni para contar.

Me quedaré soltera,
aunque yo no quiera.
¿Con quién casaré
si mi cuerpo está viejo?
No miente el espejo
Cuando me miro en él.

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Un ramito de violetas

Era feliz en su matrimonio
aunque su marido era el mismo demonio.
Tenia el hombre un poco de mal genio.
Ella se quejaba de que nunca fue tierno.
Desde hae ya más de tres años
recibe cartas de un extraño.
Cartas llenas de poesía
que le han devuelto la alegría.

Quién le escribía versos, dime quién era.
Quién le mandaba flores por primavera.
Quién, cada nueve de noviembre,.
como siempre sin tarjeta,
le mandaba un ramito de violetas.

A veces sueña y se imagina
cómo será aquel que tanto la estima.
Será un hombre más bien de pelo cano,
sonrisa abierta y ternura en las manos.
No sabe quién sufre en silencio,
quién puede ser su amor secreto.
Y vive así, de día en día,
con la ilusión de ser querida.

Quién le escribía versos, dime quién era.
Quién le mandaba flores por primavera.
Quién, cada nueve de noviembre,.
como siempre sin tarjeta,
le mandaba un ramito de violetas.

Y cada tarde al volver su esposo
cansado del trabajo la mira de reojo.
No dice nada, porque lo sabe todo.
Sabe que es feliz así, de cualquier modo.
Porque él es quién le escribe versos.
Él su amante, su amor secreto.
Y ella que no sabe nada
mira a su marido y luego calla.

Quién le escribía versos, dime quién era.
Quién le mandaba flores por primavera.
Quién, cada nueve de noviembre,.
como siempre sin tarjeta,
le mandaba un ramito de violetas.

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Un millón de sueños

Ahora vivo a costa
de un millón de muertos,
un millón de tumbas,
un millón de espectros.
Ahora vivo a costa
de un millón de cuerpos,
un millón de sombras,
un millón de sueños.

¡Cuánta tumba! Ya no hay tierra
para cavar en ella,
para dejar sin nombre tanto hombre.
Cuántos nombres en la historia
son dueños de la gloria...
Cuántos hombres cuestan las victorias...

Ahora vivo a costa
de un millón de muertos,
un millón de tumbas,
un millón de espectros.
Ahora vivo a costa
de un millón de cuerpos,
un millón de sombras,
un millón de sueños.

¡Cuánta sangre se ha perdido!
Cuánto honor herido
En esas guerras cureles, sin laureles.
¡Cuánta hambre se ha pasado!
Hambre por cada lado.
Hambre de paz, hambre de hombre honrado.

Ahora vivo a costa
de un millón de muertos,
un millón de tumbas,
un millón de espectros.
Ahora vivo a costa
de un millón de cuerpos,
un millón de sombras,
un millón de sueños.

¡Cuántas lágrimas lloradas
para lavar las llagas!
Para olvidar los muertos con el tiempo.
¡Cuántos ojos, cuántas caras!
¡Cuántas vidas cortadas!
¡Cuántas ilusiones enterradas!.

Ahora vivo a costa
de un millón de muertos,
un millón de tumbas,
un millón de espectros.
Ahora vivo a costa
de un millón de cuerpos,
un millón de sombras,
un millón de sueños.

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Andar

Aunque el camino sea estrecho,
el polvo se pegue al cuerpo,
aunque los vientos me arrastren,
sigo mi senda sin lastre.

Andar como un vagabundo.
Sin rumbo fijo, sin meta.
A vueltas de veleta.
Al soplo del viento, al azar.
El caso es andar
El caso es andar

No me pertenece el paisaje.
Voy sin equipaje por la noche larga.
Quiero ser peregrino
por los caminos de España.
Quiero ser peregrino
por los caminos de España.

No me propongo destinos.
No quito puestos a nadie.
Porque mi puesto es el aire,
como el olor del buen vino.

Sabiendo que nunca es tarde.
Mi pie siempre en el estribo.
Y cada paso que piso
un paso menos que dar.
El caso es andar.
El caso es andar.

No me pertenece el paisaje.
Voy sin equipaje por la noche larga.
Quiero ser peregrino
por los caminos de España.
Quiero ser peregrino
por los caminos de España.

No dejo rastro ni huella.
Por no ser ni soy recuerdo.
Yo paso haciendo silencio
sin ser esclavo del tiempo.

Por límite el horizonte
y por frontera la mar.
Por no tener ni tengo norte
y no sé lo que es llegar.
El caso es andar.
El caso es andar.

No me pertenece el paisaje.
Voy sin equipaje por la noche larga.
Quiero ser peregrino
por los caminos de España.
Quiero ser peregrino
por los caminos de España.

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Tu retrato

Tu retrato.
Esa fotrografía que está encima de mi mesa.
Me trae tantos recuerdos,
unos malos y otros buenos.
Me habla de otros tiempos.
Tu retrato.

Son veinte años nuestros.
son más de mil secretos.
Mi pequeña historia,.
mi relato.
Que están en tu retrato.

TU retrato.
Me da los buenos días cada vez que me despierto.
Sonríe desde lejos.
Y de noche, cuando duermo,
vela por mis sueños.
Tu retrato.

Son veinte años nuestros.
son más de mil secretos.
Mi pequeña historia,.
mi relato.
Que están en tu retrato.

Tu retrato.
Se siente prisionero mirándome de frente.
Mi mudo compañero,
silencioso y sonriente,
me dice que me quiere.
Tu retrato.

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El testamento

En este mi testamento
que escribo con un pie fuera,
que escribo con un pie dentro
de este mundo y lo que venga.

Voy a repartir mis bienes,
voy a dividir mi herencia
en seis porciones iguales
como ahora aquí se enumeran.

Un sexto dejo al obispo
para que amplie su iglesia.
Mas no sé por qué lo hago
si casi nunca se llena.

Otro sexto al matasanos
para que amplie su ciencia
y así al morir sus pacientes.
no le angustie su conciencia.

Otro sexto a las solteras
para perfumes y sedas
y un altar a san Antonio
en el que quepan más velas.

Otro sexto a la alcaldía
para que en obras lo invierta
aunque luego el edil haga
lo que en la gana le venga.

Otro sexto a mi patrona,
con quien contraje mil deudas,
a ver si así se decide
a tapar esas goteras.

Por último el otro sexto
lo dejo para mi epitafio
en donde pueda leerse
con buena letra y bien claro.

"Aquí reposan los huesos,
porque los huesos vivían,.
de un hombre al que no pudieron
ni estudiar su anatomía.
Aquí reposan los restos
de un político altanero
qeu no puso la otra mejilla
pero al que en las dos le dieron,
de quien no supo de celos,
de quien no tuvo prejuicios
y así le llegó la muerte
en perfecto y sano juicio,
de quien no bañó con vino
su estómago y sus desgracias
y que en sus ochenta años
no vivió la democracia.

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