EL   EMBRUJO    DE    LA    DUNA   PUR-PUR

LEYENDA DE VIRÚ

Versión de César Adolfo Lescano

          

Siguiendo el camino hacia el sur y no muy lejos de nuestra ciudad de Trujillo, pero muy cerca al Valle de Virú, a la margen derecha de la carretera, se destaca a la vista, imponente y bella,, la más grande duna hallada sobre la faz de nuestra costa, montículo de arena que se ha formado en el valle por obra del viento, y a la que se conoce con el nombre geográfico de PUR-PUR. La mano de hombre no ha intervenido en su caprichosa formación; pero desde lejanos e inmemorables tiempos, se conserva inmodificable y dominada por el poder del viento, que le ha insuflado su misterioso encanto. El capricho de esta configuración arenesca se destaca inmutable, guardada por otras dunas pequeñas que se proyectan en longitud decreciente, como prolongación de su espectacular tamaño. La belleza de la duna se descubre en la superficie cuando, al mirarla, parece una inmensa cabellera, ondulada que flota y entrelaza haciéndola más hermosa.

En el valle donde se asienta esta natural figura vivieron hombres descendientes de los antiguos mochicas. Y a la tradición- venida desde la lejanía del tiempo- cuenta que los lugareños consideraron a la duna como refugio de poderes misteriosos: para unos era morada de seres malignos; para otros, altar donde vivían espíritus benéficos. Creencias, al fin, que se han repetido de generación en generación, convirtiendo a la duna en objeto de un mito permanente.

Los habitantes del lugar tienen la creencia y manifiestan que nadie puede escalar la altura de la duna, pues todo el que lo intenta parece devorado: el montículo tiembla violentamente y el intruso es sepultado en las profundas entrañas.

Esta versión tan ahondada en el espíritu de los moradores del valle de Virú, cobra realidad y la imaginación se desborda sobre la porción de arena salpicada de leyenda. Lo cierto es que desde el camino grande se contempla, bella y saliente, despertando expectativas en el viajero que observa y piensa que esa majestuosa y perfecta configuración es obra del viento, que llena la faz de la tierra sin intervención de la mano del hombre.

La literatura, pronta a rescatar las cosas que nos ofrece la naturaleza y ayudada por la fantasía, tiene que admitir que allí, en ese montículo, cuya perfección maravilla al caminante curioso, se levanta un templo de arena por obra de un soplo milagroso del viento, reclamando la reflexión y admiración de los hombres.

 Debido a la gran belleza natural del lugar, se narran diversas leyendas acerca de lo que el poder de la naturaleza puede hacer o deshacer, ya sea con los pobladores del lugar o con los visitantes que llegan seducidos por su belleza y son sorprendidos por las cualidades mágicas que posee esta duna, tan igual como cerros y lagunas de otros lugares".

 

 

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