LAS ROCAS DE LOS COMPADRES

Se cuenta que años atrás una pareja de amantes, muy apuestos los dos, cada fin de semana se veían a escondidas; sin embargo, estos señores eran compadres. Ella, con un cuerpo bien formado y de un belleza que hacía murmurar a cualquier hombre; él , un joven alto, de contextura musculosa, de cabellos lacios.

 El esposo y la esposa de los respectivos amantes (compadres también) están tras los pasos de éstos para descubrirlos. Ante esta decisión de los acosadores, los amantes dejaron de verse. Transcurriendo así los días para luego volver a salir hasta que nuevamente la pareja salió como de costumbre, llevando consigo comida; porque se habían puesto de acuerdo en salir lejos para que no sean sorprendidos más ya que iban de paseo campestre. Estando ya en el río Moche- cerca al cerro Colorado, frente a la haciendo Barraza, hoy cooperativa Barraza-, el sol brillaba con un fuerte resplandor luminoso que invitaba a desnudarse y tomar un baño en las cristalinas aguas del río.

La pareja gozaba de lo más bien jugando en el agua y de pronto de miraron fijamente y se besaron; cogidos de la mano salieron de las soleadas aguas del río, que corre de este a oeste; la pareja, reposando sobre una verde mancha de grama, hacia el amor. Esta escena era observada por un pastor que iba acompañado de su perro, estaba bien escondido entre la verde maleza de la ribera del río, y de pronto un ruido de dejó escuchar. Las aves se asustaron, el perro ladró y el pastor le cogió el hocico, reduciéndolo a permanecer quieto y de las aguas se vio un luz que brillaba, dando una imagen de su esposa y de su compadre, diciendo: “ahora serán castigados por su pecado y, tu también, señor. Confundido de verde” y desapareció la imagen.

La pareja temblorosa y asustada, cerro los ojos, murmurando dijo: ¡no puede ser!, tan solo creo que imaginamos algo que no existe; por ejemplo: lo del señor verde. El pastor, al escuchar también murmuró y se dijo a sí mismo: ¿se habrá referido a mí?, yo creo que sí, peor no le haré caso a esa voz, ni a ese pobre idiota...

La pareja, al igual que el pastor, no le tomaron importancia al juicio hecho por la voz. La mujer de una espléndida belleza le dijo: amor mío, vamos a escalar el cerro y cuando lleguemos a la cima, escribiremos nuestros nombres en aquella roca que se asoma –indicando con su dedo- y luego nos marcharemos a casa. Entonces, pues, ellos ya escalándole cerro seguidos por el pastor y el perro, sacando la pareja fuerzas, coraje y garra llegaron a la cima. La piedra señalada por ella estaba a unos 15m. de distancia y comenzaron a marchar hacia allá.

La pareja sentía que sus cuerpos pesaban más y más. Dándose cuenta que se estaban convirtiendo en roca gritaron desesperadamente; el pastor, al escuchar corrió hacia ellos, cuando estuvo cerca de ellos el pastor y su perro también tomaron la forma de roca, quedando estos cuatro en forma de moles: tres grandes y una chica.

Me contó mi abuelo que le contaron a él  - sus Padre-, que desde entonces se ha llamado: el cerro y los compadres.

 

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