
Elegía
De
paso por un sueño
Elegía
para decirme
Te borrare
Callados,
por la tarde
Recado
Te mando
ahora
Adiós
Amor,
¿cómo es que vienes
En
una carta donde digo
Hombres
que me serviste
Me
desordeno, amor, me desordeno
Carilda
Hallazgo
La
lágrima
Al
niño que vende berros


Elegía
Los besos se me han vuelto telarañas,
la casa se ha venido abajo,
se derrumba;
ya está rota
aunque tiembla entre gajos y vitrales.
Abierta como madre
la aluden los crepúsculos;
es un desierto borrado por mis pies
que no siguen a nadie.
He claveteado estas persianas
para que no examinen la agonía,
el polvo es mi señor.
Sepultada
por gatos y papeles
jamás sospecharán que vivo.
Indice

De
paso por el sueño
- I
- Te
levanto la noche de la vida.
Deshilvano una luz para tus sienes.
Te visito en el agua y no me tienes.
Cuando llego ya soy la despedida.
Se desangra tu voz como una herida
por el largo secreto donde vienes.
Te pareces al viento, y no detienes
este rostro de nube estremecida.
Pero soy lo que sabes: una pobre
que te pide algún pájaro que sobre,
o el oficio de luna candorosa.
No me quieras llevar a tu desvelo,
porque casi no miro para el cielo
y me aburro del canto y de la prosa.
-
II
Me lo aprendí una noche de azul lento,
bajo la luna abierta encaramada
como niña de luz, en la portada
sonámbula oficial del firmamento.
Me lo aprendí esa noche. De su acento
salía una caricia inusitada;
y en la esquina tenaz de su mirada
me tropecé desnuda con el viento.
Desde entonces anuncia cada cosa
que ha tirado a mis pies, como una rosa,
el corazón absurdo en que vivía.
Y no sé si por eso me persiste
este alegre dolor de ser tan triste
con que sigo durando todavía.
III
Mi corazón de vértigo y remanso,
mi corazón difícil como un nudo
se me zafó una tarde en que no pudo
cuidarse este latido que te alcanzo.
Porque llegaste al aire en que me canso,
amaneciendo mi dolor desnudo,
te quiero así: con amarillo mudo,
inútilmente, y hasta e! tiempo manso.
Me trajeron tan lacia y parecida
a una estatua de carne arrepentida,
que apoyada a la izquierda de tu nombre,
desde mi soledad, casi sonora,
cada noche que estudia para aurora
te espero como a Dios... y vienes hombre
Indice

Elegía
para decirme
Yo
le recuerdo aquí: donde me duele
el color que le trajo a mi esperanza;
y le recuerdo aquí porque soy triste
y ya no puedo echarme entre sus lágrimas.
¿Qué corazón saldría de este insomnio
si yo supiera ser una muchacha;
si no me pareciera tanto a mis ojeras,
ni a esta tarde de invierno, así doblada!
Pero me acuerdo aquí de que anda lejos
el que vivió a la vuelta de mi espalda.
Me acuerdo de su nombre perezoso
que casi no quería ser palabra.
Me acuerdo de su risa mal abierta
riñéndole por dentro a la mirada,
y de su frente que crecía;
y de su voz inútil como el alba
y de un secreto que quedó inconcluso
aquel domingo en que amó la nada.
¿Qué corazón saldría de este insomnio
si yo supiera ser una muchacha!
Pero me duele aquí, donde me canso,
aquel hombre agobiado por crisálidas.
Pero me duele aquí, donde soy sola,
esta verdad metida entre dos alas.
Qué corazón saldría de este insomnio...
Pero
soy todo el blanco que se acaba,
y no me porto bien con la alegría
por lo que traigo al sur de mi garganta.
Indice

Te
borrare
Te borraré con una esponja de vinagre,
con un poco de asco.
Te borraré con una lágrima importante
o con un gesto de descaro.
Te borraré leyendo metafísica,
con un telefonazo o los saludos
que doy a la ceniza;
con una tos o un cárdeno minuto.
Te borraré con el vino de los locos,
sacándome estos ojos;
con un varón metido aquí en mi tumba.
Te borraré con juegos inocentes,
con la vida o la muerte;
¡aunque me vuelva monja o me haga puta!
Indice

Callados
por la tarde
Callados, por la tarde, gravemente,
sin elegir el sitio de la tierra,
tú y yo nos besaremos como en guerra
hasta quedarnos fríos frente a frente.
Yo, cada vez más tumba que se ahonda,
tú, cada vez más carne renovada,
acaso llames y jamás responda
cuando te vuelvas en mi cuerpo nada.
He de tragar entonces, con locura,
en tu vaso de tórrida hermosura
la sangre poderosa que se queja;
y daré media vuelta hacia lo inerte,
perdida en esa luz que te refleja,
tan hambrienta de ti como la muerte.
Última Elegía
Yo podría decir que estoy de primavera
bajo un aire oloroso a luz definitiva,
y podría tapar la mirada bisiesta
que se me está cayendo afuera de la vida,
y ser de flor, de lluvia de mariposa buena,
semejante a este cielo cuidado por la brisa,
a la ignorancia simple con que quiere una abuela
o a la salud del alba, que es casi campesina.
Pero me estoy llorando el corazón que llevo
frente al hombre qie tiene un poco de mi frío.
Ya no puedo dormir con párpados violentos:
él me espera despierto en la calle del vino.
Quizás debo acordarme de este color que tengo
y debo ser mas que un rincón de olvido.
Le diré blandamente con mi voz de febrero:
Enseñame una llama que se apague distinto.
Y estaremos las noches que le falten al tiempo
en el lugar humilde donde se acaba un trino;
él, con la frente inútil que le puso el invierno,
y yo, como un adiós sujeto en el vacío.
Indice

Recado
Amor, amor de aquí: pásame el brazo
por la cintura. Amor, toca esta frente,
di una frase vulgar, casi inocente,
ríe, ríe después... Tengo un retazo
de sol bajo la tela de mi hombro.
Arráncalo de ahí, dáselo a un nido.
Llora como si ya te hubieras ido,
y cállate en el punto en que te nombro.
Amor, amor, ¡sujétame esta gota!
( ¿Verdad que se parece a la mar rota? )
Mi corazón para la luz se cierra.
Al sur de todo vengo abandonada.
Deténme: estoy muriéndome por nada,
arrepentida de mirar la tierra.
Indice

Te mando ahora a que lo olvides todo:
aquel seno de nata y de ternura,
aquel seno empinándose de un modo
que te pudo servir de tierra dura;
aquel muslo obediente pero fiero,
que venía de sierpes milenarias;
aquel muslo de carne y de me muero
convocado en las tardes solitarias;
aquel gesto de echarme en la locura;
aquel viaje al amor, de mi cintura;
aquel gusto en la piel a lirio extraño,
aquel nombre pequeño bajo el nombre,
aquel pecado de volverte un hombre
en el vicio feliz de hacerme daño.
Indice

Adiós
Adiós, locura de mis treinta años,
besado en julio bajo la luna llena
al tiempo de la herida y la azucena.
Adiós, mi venda de taparme daños.
Adiós, mi excusa, mi desorden bello,
mi alarma tierna, mi ignorante fruta:
estrella transitoria que se enluta,
esperanza de todo por mi cuello.
Adiós, muchacho de la cita corta;
adiós, pequeña ayuda de mi aorta,
tristísimo juguete violentado.
Adiós, verde placer, falso delito;
adiós, sin una queja, sin un grito.
Adiós, mi sueño nunca abandonado.
Indice

- Amor,
¿cómo es que vienes
-
- Amor, ¿cómo es que vienes
a darle al pensamiento tu estocada
si estoy entre las sienes
-débil mujer a golpes decorada-
y apenas tengo trato con la aurora
por no mirar la luz que eres ahora'?
Amor, ¿cómo es que usas
el mismo corazón en que naufrago
y arrimas tus confusas
palabras al silencio este tan vago
y en brote que es de gloria me enajenas
mientras ardiendo estoy entre las penas'?
Amor, ¿cómo es que tocas
eI mundo donde salgo desmentida,
y vuelves y provocas
de nuevo los dolores de tu huída
si a tiempo de morirme tanto y tanto
te yergues sin cadáver en mi canto?
Indice

En
una carta donde digo: amado,
y después otras cosas en que exploto.
Es una carta simple, con un loto
y la letra del ángel dominado.
Una carta donde digo: usado
por este corazón que juega, roto.
Es una carta azul donde te boto
y más tarde te encuentro enamorado.
Es una carta, sí, con que te entrego
esta ilusión -palabra mentecata-.
Es una carta donde digo: luego;
pero entonces abjuro en la posdata,
y firmo de inmediato con el fuego
porque es mucha la vida que me mata.
Indice

Hombres
que me serviste
Ese que no dejó de ser mi amante
y al que le debo siempre sepultura,
uno a quien nunca quise lo bastante;
aquél, obra de sueño, conjetura...
Alguien me jugó a nada y tuvo suerte,
otro que no ha venido de la guerra,
éste donde converso con mi muerte
porque me lo disputa hasta la tierra.
¡Salid de la memoria evocadora
con vuestro amor, pues tengo frío ahora!
Sabed todos que os llevo de la mano.
Vuestras sombras estallan como un mito
de vez en cuando aquí. Sois lo bendito,
hombres que me servisteis de verano.
Indice

Me
desordeno, amor, me desordeno
Me desordeno, amor, me desordeno
cuando voy en tu boca, demorada;
y casi sin por qué, casi por nada,
te toco con la punta de mi seno.
Te toco con la punta de mi seno
y con mi soledad desamparada;
y acaso sin estar enamorada;
me desordeno, amor, me desordeno.
Y mi suerte de fruta respetada
arde en tu mano lúbrica y turbada
como una mal promesa de veneno;
y aunque quiero besarte arrodillada,
cuando voy en tu boca, demorada,
me desordeno, amor, me desordeno.
Indice

- Esto
Un corazón que nubla sus señales,
una mirada azul velando rosas,
un pie para morir, y muchas cosas
tranquilas en amor, elementales.
Sin lágrimas que pudra sus cristales,
sobre un montón de fiebres dolorosas,
una muchacha así: con mariposas,
quedándose entre músicas cordiales.
Y con esa piedad casi de nube
por todo lo pequeño que no sube,
deteniendo la luz frente a su nombre.
Una muchacha así, en cualquier lugar,
o preferiblemente junto al mar.
Una muchacha así queriendo a un hombre.
Indice

Carilda
Traigo el cabello rubio; de noche
se me riza.
Beso la sed del agua, pinto el temblor del loto.
Guardo una cinta inútil y un abanico roto.
Encuentro ángeles sucios saliendo en la ceniza.
Cualquier música sube de pronto a mi garganta.
Soy casi una burguesa con un poco de suerte:
mirando para arriba el sol se me convierte
en una luz redonda y celestial que canta...
Uso la frente recta, color de leche pura,
y una esperanza grande, y un lápiz que me dura;
y tengo un novio triste, lejano como el mar.
En esta casa hay flores, y pájaros, y huevos,
y hasta una enciclopedia y dos vestidos nuevos;
y sin embargo, a veces... iqué ganas de llorar
Indice

- Hallazgo
-
- Desnuda y adherida a tu desnudez.
Mis pechos como hielos recién cortados,
en el agua plana de tu pecho.
Mis hombros abiertos bajo tus hombros.
Y tú, flotante en mi desnudez.
-
- Alzaré los brazos y sostendré tu aire.
Podrás desceñir mi sueño
porque el cielo descansará en mi frente.
Afluentes de tus ríos serán mis ríos.
Navegaremos juntos, tú serás mi vela
y yo te llevaré por mares escondidos.
-
- ¡Qué suprema efusión de geografías!
Tus manos sobre mis manos.
Tus ojos, aves de mi árbol,
en la yerba de mi cabeza.
Indice

- La
lágrima
-
- Como agua pequeñita, como aurora
resplandeciendo así sobre la cara,
como un signo de Dios que se secara
para borrar su marca ya incolora;
como un cristal alegre que demora
sobre mi piel su transparencia rara,
como un hilo de mar que me tocara
o un rocío sin fin en cada hora.
Como espejo que siempre me mirara,
como una estrella diluida y clara,
como gota de lluvia no sonora,
como un brillante pálido que amara
este dolor que tapo con la cara
se me cae una lágrima que llora.
Indice

- Al
niño que vende berros
-
- No tienes padres, claro...... Lo se por tu
indecisa
- manera de mirar. Lo se por tu camisa.
-
- Eres pequeño y grande detras de la canasta.
- Respetas los gorriones. Un centavo te basta.
-
- La gente va vestida por dentro de hierro.
- No te oyen....... Has gritado dos o tres veces:
Berro!!!!
-
- Pasan indiferentes con bultos y sombrillas,
- en pantalones nuevos y en blusas amarillas;
-
- caminan presurosos hacia el Banco y el tedio
- o hacia el atardecer por la calle del Medio.
-
- Y tu no estas vendiendo: tu juegas a vender,
- y aunque jamás
jugaste te sale
sin querer.....
-
- Pero no te me acerques, no, niño, no me hables.
- No quiero ver el sitio de tus alas probables.
-
- Te encontré esta mañana al doblar de la
Audiencia,
- y que golpe me ha dado tu infeliz inocencia!!
-
- Mi corazón que era un poco de ilusión
- ya es como berro mustio, como no corazón.
Indice
