
- Siempre
- Todavía
- Campanario
de Lluvia
- Más
que nunca
- Yo
te Amo
- Luz
de tu presencia
- Raíz
Eterna
- Tiempo
definido
- ¿Sola?
- El
Nombre de antes
- Exilio
- Breve
poema del encuentro
- Para
ti no hay palabras
- Luz
de Septiembre
- Letras
de Arena
- Tardes
de flores y río
- Cause
de Sueño
- Dime
- Tus
cartas
- Dulce
amiga lejana
- Cuando
éste lejana
- Como
el partir de un barco
- Promesa
- Presencia
tímida
- Los
muros y el recuerdo
- La
tarde lenta
- Padre,
lo que más duele
- Por ti
- El
amigo ensu viaje
- Cansancio
- Alvaro
Sanclemente
- Por
la calle del pueblo
-
-

Siempre
Siempre
regresas.
Para ti no hay tiempo
ni tiene oscuros límites la tierra.
Siempre vuelves.
Y siempre estoy aquí, esperando tus manos,
llenándome de sueños como de lluvia un árbol.
No hay nada diferente. Todo es igual y puro
cuando vuelves.
No han pasado los días ni he sufrido. Estoy sola,
con el corazón limpio como una fuente nueva.
Tengo otra vez palabras y caminos
y contigo regresan las brisa y las estrellas.
Regresan las campanas y los pájaros,
me devuelves la música, el murmullo
de los ríos lejanos,
la claridad del monte,
la perfecta verdad de que te amo.
Indice

Todavía
Todavía
la frágil quemadura de una lágrima
borra la luz del árbol.
- Todavía
cerca del corazón se detiene la vida
cuando te nombra alguien.
-
- Todavía
rueda el mundo al vacío
desprendido y errante.
-
- Todavía
no encuentro las palabras
para decir la ausencia de tua manos.
-
- todavía
te amo.
-
- Indice

Campanario
de Lluvia
Te buscaba en la sombra.
Lentamente surgía
tu mirada lejana, leve flor de horizontes.
Era clara, serena....Con amor la sentía
transitar el camino de mis ojos insomnes.
No fue un eco ni un sueño. Fue
la brisa en al árbol
que me trajo tu acento con perfume de savia
y creció por mis venas y se fue deslizando
con temblor de caricias al llegar a mis manos.
Nada más....en la torre
desgranó la campana
un rosario de tiempo claro, fino y distante.
Como niebla de aroma se quedó entre mis labios
la dulzura imposible de una frase: te amo.
- Indice

Más
que Nunca
Porque
amarte es así de dulce y hondo
como esta fiel serenidad del agua
que corre por la acequia derramando
su amorosa ternura sobre el campo.
Te amo en
este sitio de campanas y árboles,
en esta brisa, en estos jazmines y estas dalias.
La vida y su belleza me llegan claramente
cuando pienso en tus ojos bajo este cielo pálido.
Sobre la
yerba limpia y húmeda mis pisadas
no se oyen, no interrumpen el canto de los pájaros.
Ya la niebla desciende con la luz de la tarde
y en tu ausencia y mi angustia más que nunca te amo.
- Indice

Yo
te Amo
La sombra.
Y el camino interminable.
El vacío que imita la forma de tus brazos.
El monótono ruido de la lluvia en el aire.
Con la
espiga y la estrella,
con la piedra y el árbol,
con todo lo que guarda la verdad de la tierra
esta noche te amo.
Por lo que
vive y canta.
Por los campos arados.
Por la mano de un niño, por su llanto,
por su eterno milagro.
Te amo
porque amas el sueño del futuro
y tiendes al espacio tu nombre como un arco.
- Indice

Luz
de tu Presencia
¿Tú venías
buscándome desde playas y sierras?
¿Venías presintiéndome por todos los caminos?
¿Escuchabas mi voz en los ecos del viento
y tocabas mis manos en el agua del río?
Me
hallaste en una tarde de soledad y música.
Suavemente llegabas con tu amor a mi vida.
Al fondo las montañas heridas por la lluvia
Y en medio de los muros la lámpara encendida.
Yo entendí
tu presencia porque un fuego de angustia
destructor y quemante se apagó entre mis venas.
Porque el agua invasora de una inmensa amargura
desplegó hacia el olvido sus oscuras mareas.
Te di mi
lejanía de bruma y de silencio
-la tienes en tus manos como una flor de sombra-,
en cambio tú me has dado tu claridad sonora
que resucita muros en mis ciudades rotas.
- Indice

Raiz
Eterna
Tú eres más
que un rostro,
más que un hermoso cuerpo.
Eres aquel
murmullo del río entre la lluvia,
aquella forma vaga del monte tras la niebla.
Profundamente
asidos al trémulo paisaje
del sitio de la vida donde habita el recuerdo.
Tú eres más
que un nombre.
Más que un paso en la tierra.
Te cerca
un bosque denso, de misteriosos árboles.
con pájaros errantes y canciones sin término.
Te guarda
entre sus ramas de música, te encierra
lejos de la ceniza destructora del tiempo.
En ti el
amor humano, de raíces eternas,
me ha entregado su clave profunda y verdadera.
- Indice

Tiempo
definido
Está bien
que la vida de vez en cuando
nos despoje de todo.
En la oscuridad los ojos aprenden
a ver más claramente.
Cuando la soledad es el vacío intenso
del cuerpo y de las manos,
hay caminos abiertos hacia lo más profundo
y hacia lo más distante.
En el silencio las amadas voces
renuevan dulcemente sus palabras
y los muros custodian el rumor infinito
de los ausentes pasos.
Los labios que antes fueran
sitio de amor en las calladas tardes
aprenden la grandeza
de la canción rebelde y angustiada.
Hay un viento en suspenso sobre los altos árboles,
un repique de lluvia
sobre ruinas oscuras y humeantes,
un gesto en cada rostro
que dice de amargura y vencimiento.
Sigue un
lento caer de horas inútiles,
desprendidas del tiempo,
y más allá de todo lo que formaba
el círculo pequeñito del mundo,
"aquel mundo cerrado, con sus vagas estrellas
y su bruma de sueño",
despierta inmensamente la herida voz del hombre
poblador de la tierra.
Antes estaban lejos, casi desconocidos,
el combate y el trueno.
Ahora corre la sangre por los cauces iguales
del odio y la esperanza,
sin que nada detenga la invasora corriente
de las fuerzas eternas.
¿Sola?
Tus ojos
vinieron a mirarme
en esta hora
oscura y áspera.
Yo me creía sola
pero estabas aquí.
El amor
le arrancó tu mirada
a la muerte.
- Indice

El
Nombre de Antes
No es fácil escribir
el nombre de antes.
Es como volver a un traje antiguo,
unas flores, un libro,
un espejo, amarillos por los años.
Con aquel otro nombre
era como tener entre las manos
toda la luz del aire.
Ahora vuelvo
a mi nombre de antes.
Mi nombre de ceniza,
el que anduvo conmigo por el tiempo
y por las soledades.
Ahora estoy frente a mí, frente a mi nombre,
con la fría y terrible sensación de regreso
que conocen los náufragos.
Pero escucho una risa y unos alegres pasos.
Todo no se ha perdido.
Aquí estoy otra vez, frente a la vida,
con el nombre de antes.
- Indice

Exilio
Mi patria
eran tus manos,
tu mirada,
el suave temblor de tus labios.
Ya no
tengo tu hombro
para mi cabeza rendida.
No tengo
nada.
Veinte años
de exilio,
amor mío,
veinte años sin patria.
- Indice

Breve
Poema del Encuentro
Me detengo
a la orilla de la tarde
y busco las palabras olvidadas.
Los antiguos colores de la tierra,
la huella luminosa de los árboles.
Estás aquí.
Sonríes a mi lado
bajo la rama azul que se deshace
en un pequeño cielo caminante.
Otra rama -de oro- está en mi mano.
Hablo
contigo como siempre. Cálidas,
amorosas, las sílabas desgranan
un lento surtidor de agua tranquila
sobre el silencio de la piedra blanca.
- Indice

Para
ti no hay palabras
Para ti no
hay palabras.
Hay sólo mudas páginas en blanco
y este lento caer
de las manos inútiles
que olvidaron y hallaron
letras
sueños
y árboles.
Hubo
palabras antes.
Cuando el mar,
cuando el grito luminoso
de los últimos faros.
Para ti sólo
hay tiempo,
no hay palabras.
Y el tiempo es infinito
ahora que te amo.
- Indice

Luz
de Septiembre
En la luz
de septiembre
estoy buscándote.
Era una madrugada de campanas
que me ilumina todavía el alma.
Todo el
amor del mundo
inundaba tus ojos.
Era un claro septiembre
de azahares.
Tu mano,
firme y cálida,
en mi mano.
Tus labios en mi frente
¡y todo era tan frágil!
Como un
hilo de sol
entre la lluvia.
como el perfume
de una rosa blanca.
Sobre mi
cobardía
y mi derrota
gira el mundo implacable.
Te seguiré
buscando,
con el amor de siempre,
en mi septiembre
solitario.
- Indice

Letras
de Arena
Háblame. Al fin y al cabo
mis sueños están hechos de palabras.
Tus palabras.
Las que nunca me has dicho y están vivas
con fuerza de memoria verdadera.
Vivas como en el fondo transparente
las estrellas marinas.
Como el recuerdo tuyo que me sigue
y voy llevándolo.
Sin que lo aparte un cielo distinto ni una ola,
ni siquiera la sombra de otro cuerpo.
Escucha....El mar enreda
sus dedos verdes en los arrecifes.
Es como si tu voz estuviera buscándome
sin encontrarme y sin que yo la encuentre.
Desde lejos
viene a azotarme el rostro tu silencio.
- Indice
-

- Tarde,
flores y río
-
- Amor mío...
- Ruedan estas palabras
- en mitad del estruendo
- del agua.
- Amor mío...
- Como antes
- deja caer sus flores amarillas
- el árbol, nuestro árbol.
-
- Por la orilla del río
- camino lentamente,
- buscándote.
-
- Estas aquí. Lo sé.
- He venido
- con la certeza de encontrarte
- en la huella de luz
- sobre la piedra,
- en la canción lejana,
- en la torre encendida
- de la tarde.
-
- Amor mío
- distante.
-
- Indice

-
- Cause
de Sueño
-
-
- Mi amor va claramente por la tierra.
- Ha crecido hacia ti por los caminos
- del agua, de la brisa y de la estrella.
-
- Está mi amor
en todo el universo,
- hecho voz de
cristal en el sonido
- y trémula
dulzura en el silencio.
-
- Te busca entre
la niebla de la tarde,
- cuando un mar
de Intangibles azucenas
- corona los
cabellos de los sauces.
-
- y hacia ti va
seguro y luminoso,
- a través de
las horas sin distancia.
- por el cauce de
un sueño melodioso.
- Indice

- Dime
-
- Dónde está mi alegría?
-
- Quién me la fué quitando y para dónde
- se la llevó esta nube de silencio,
- de fuego y de ceniza?
-
- Cuándo?
-
- No sé cuando, algún día,
- un día cualquiera
- volverá. . .
. pero, dime,
- volverá a ser la misma?
- Indice

- Tus
cartas
-
- Sólo tengo tus cartas,
- pero tener tus cartas es dulce en esta niebla.
- Es como andar contigo por las calles
- y decirte: "Este parque me vió jugar de niña.
- Esta casa fué nuestra. . . "
-
- Tus cartas solamente. No tus manos
- ni el color de tus ojos, ni tu frente.
- Pero con qué alegría te estoy diciendo ahora
- que mi ciudad es clara de azaleas
- y alta y llena de nubes y de torres,
- y que te amo en ella!
- Indice
- Dulce
amiga lejana
-
- Me dices que me aguarda tu clara ciudad lenta,
- que me aguardan sus calles, su río, sus violetas.
- Dulce amiga lejana, gracias por tus palabras,
- por tu risa callada, por tus manos fraternas.
-
- Gracias por tu recuerdo que me acompaña,
- tímido, silencioso y seguro como el alma del agua.
- Por decirme, en mis horas de amarguras absurdas,
- que el dintel luminoso de tu puerta me aguarda.
-
- Volveré, tú lo sabes. No es posible apartarse
- por más tiempo del ámbito de las cosas amadas.
- Voy por nieblas de asombro, sin saber el camino
- roto el sueño de Enero por la luz implacable.
-
- Volveré y hablaremos como siempre en la tarde,
- en el parque de lirios amarillos. La estatua
- tenderá inmensamente su mirada de piedra
- sobre un mar apacible, de cenizas doradas.
- Indice

- Cuando
esté lejana
-
- Búscame en todo cuando esté lejana.
- Me hallarás en tu voz y en tu mirada,
- me hallarás en la sombra de tus pasos,
- en la caricia musical del aire,
- en el sonido fiel de la campana.
-
- En los fulgores de la luz que llega
- y despierta el color en el paisaje.
- En el perfume que la tierra invade
- cuando viene creciendo la mañana.
-
- Miro a tu alrededor. Mira los árboles
- y la lluvia en las hojas, mira el agua.
- Oye venir mi voz por el camino
- que se tiende a la tarde como un brazo.
-
- Estaré allí, perdida entre tu mano,
- formo de amor sin tiempo ni distancia.
- Me llevarás en ti calladamente,
- sin nombre ya, ni olvido, ni esperanza.
- Indice

- Como
el partir de un barco
-
- Ya
todo está más claro.
- Como
la tierra después de la lluvia,
- son
los ojos después de las lágrimas.
- El
viento hace cantar
- una
vez más los árboles,
- pero
en la madrugada
- tienen
distinta voz las antiguas campanas.
- Partió
un barco.
- El
ancla la levaron las manos más amadas.
- Era
un mar transparente, rumbo yola,
- donde
flotaba un suave rostro pálido
- y
una playa del tiempo,
- que
se quedaba atrás con nuestro llanto.
-
-
- Que
se quedaba con nuestro silencio,
- con
nuestra música olvidada y quieta.
- con
los cuartos vacíos,
- con
los libros cerrados,
- con
esta soledad que nos asalta
- cuando
despierta el día sobre lechos intactos.
- Las
horas vuelven otra vez, iguales.
- Todavía
hay caminos con rosales y pájaros.
- Los
niños ríen en la calle
- y
los viejos martillos clavan maderas nuevas.
- La
muerte en nuestra casa cumplió su fiel palabra.
- Todo
fue tan sencillo como el partir de un barco.
- Indice

- Promesa
-
- Está mi voz creciendo, buscando bajo tierra
- el júbilo del agua. del trigo y la violeta.
-
- Sube por las raíces milagrosas de un sueño
- hacIa el aire infinito, desde la oscura greda.
-
- Nacerá como un árbol de ramas florecidas
- que ceti1rán la frente del espacio en sus dedos.
-
- y alargará mi sombra por un camino eterno.
- más allá de la imagen perdida de mi cuerpo.
- Indice
- Presencia
tímida
-
- Mi madre tiene
una dulzura extraña
- derramada en la
frente y las pupilas.
- Es un eco de
lluvias invisibles,
- un resplandor
de luna estremecida.
-
- Vagamente
cercana, la sentimos
- vivir en sus
comarcas intangibles.
- Regresa desde
un sueño de caminos
- con un paisaje
muerto en la sonrisa.
-
- Más allá de
su voz hay un sonido
- hecho de brisa
y de ramajes lentos;
- la sombra de
una música perdida
- en el fondo
lejano de los ecos.
-
- Está encerrada
en mí, con el reclamo
- de una vida que
busca su presente
- marcando con la
forma de mis pasos
- la huella de
sus horas en el tiempo.
- Indice

- Los
muros y el recuerdo
-
- Era blanca mi casa, con ardientes geranios,
- que cifraban la luz en las altas ventanas.
-
- Tenía enredaderas finas y acariciantes.
- Lirios que recordaban la frente de mi madre.
-
- Allí crecieron dalias, claveles y azaleas
- para la cruel dulzura de mis manos pequeñas.
-
- Allí aprendí la forma del árbol en el viento
- y el viaje de las nubes en el agua del cielo.
-
- Los pasos de mi padre resonaron alegres,
- en el amor lejano de mi primer recuerdo.
-
- y poco a poco fueron haciéndose más lentos,
- mientras mis ojos iban hallando el universo.
-
- Allí una tarde supe que en el trigo hay angustia,
- cuando siegan de pronto su dorada cabeza.
-
- Me arrancaron del alma los geranios ardientes
- y los lirios y el río dé los amaneceres.
-
- Se llevaron mis ojos a un paisaje distinto,
- de montañas heladas, bajo cielos de niebla.
-
- Me quedó un vago asombro de ternura y ausencia
- y un camino que busco más allá de los sueños.
- Indice

- La
tarde lenta
-
- Tengo llenas las manos de sol y de perfume.
- La tarde me devuelve tu invisible presencia.
- Tu mirada me sigue. dibujando mI sombra.
- Estás en el
paisaje como
un árbol de sueño.
- Gotas de luz
inquieta tiemblan entre las hojas.
- Una columna
fina de humo gris en el viento
- está formando
apenas el nombre del recuerdo.
- Indice

- Padre,
lo que más duele
-
- Padre, lo que más duele de tu ausencia
- es no poder
hablarte.
- Todo está igual en esta casa tuya
- y la música invade
- la armonía tranquila del domingo y la lluvia.
-
- Se ríe exactamente igual que si estuvieras.
- Todavía la madre tiene dulces los ojos
- y el hermano sonríe con la misma sonrisa
- y la hija te busca, para contarte sueños.
-
- Exactamente igual sería, pero callas.
- Lo más definitivo de tu ausencia, lo duro,
- es no poder hablarte. Sabiendo que no escuchas
- sentimos que perdieron su objeto las palabras.
-
- Hasta el nombre del niño pierde un poco de lumbre.
- porque no está en sus letras tu voz dulce de abuelo.
- y de pronto nos hiere. por tu rostro disperso.
- su rostro que te copia, suavemente pequeño.
-
- Todo está igual y ahora yo no encuentro mis pasos
- y la música vuelve sin llegar a tu oído.
- Sobre la mesa el pan ya no aguarda tus manos
- y está el papel en blanco y están quietos los
libros.
- Materlinck nos enseña que cuando recordamos
-
- a los que ya se han ido, nos ven llegar a ellos.
- Esta mañana tibia te buscan mis palabras
- y mi amor infinito, más allá del silencio.
- Indice

- Por
ti
-
- Por ti cayó esta hora desde el tiempo
- como una fina gota de silencio.
-
- Por ti tengo este libro entre las manos
- como quien abre el arca de la infancia
- y entre muñecas rotos y retratos
- encuentra algo buscado inútilmente.
-
- Ayer estaba triste.
- Anoche florecieron las magnolias.
- En el arca del sueño y de la infancia
- encontré tu recuerdo.
- Indice

- El
amigo en su viaje
-
- Amigo. ha
terminado tu soledad de hombre.
- Ya tu inquietud
es limo bajo la tierra oscura.
- Estás dentro
del polvo. de la piedra y del trigo
- marcando
eternamente tu paso por el
mundo.
-
- Ahora los
caminos cruzan sobre tu sangre
- convertida en
la verde caricia de la hierba.
- No te hiere el
silencio con su espina y su angustia
- porque tu voz
se ha vuelto rumor entre los árboles.
-
- Ya el recuerdo
no clava fijamente tu nombre
- en un lugar
exacto ni en la forma de un rostro.
- Sin distancia
que oponga sus cerradas fronteras
- tu esencia está
llenando de ti nuestra memoria.
- Indice

- Cansancio
-
- Cansancio
- de hablar y escuchar siempre
- un idioma extraño.
- Cansancio
- del peso de las alas
- en la tierra.
- Cansancio
- de ser fuerte
- y helar, detener,
- contener,
- petrificar la luz,
- la nube,
- el aire.
-
- y después
callar,
- sonreír,
- asentir,
- otorgar.
-
- Y sentir miedo
de la música,
- del perfume del
árbol,
- del libro de
poemas,
- del color de la
tarde,
- porque pueden
caer las armaduras,
- romperse
las corazas
- y quedar
simplemente un ser humano,
- sólo,
- débil,
- herido de
silencios y palabras.
- Indice
- Alvaro
Sanclemente
-
- Una pequeña línea
- bajo tu nombre intacto
- une tu nacimiento con tu muerte.
- y un tiempo amargo, de incontables rocas,
- amarra nuestra sangre a tu recuerdo.
-
- Sobre nuestro dolor, más profundo que el llanto,
- cayó la angustia nueva de tu adiós resignado.
- y nos sentimos solos más verdaderamente
- cuando al tender las nuestras no encontramos tus
manos.
-
- Confusos nos miramos uno al otro, buscándote,
- porque tú eras tan claro como el libro y la música.
- Pero en aquella hora ciega y definitiva
- la muerte sola daba su palabra segura.
-
- Para decir a aquellos que no te conocieron
- cómo era tu callada presencia en nuestra vida
- hay que hablar de la tierra donde crecen los árboles
- y del color del viento que dobla las espigas.
-
- Fuiste sencillo y puro. No te borra la sombra
- ni oscurecen tu rostro los dedos del silencio.
- Para pensar en ti no hay lágrimas inútiles.
- Basta decir “amigo" para sentirte cerca.
- Indice
- Por
la calle del pueblo
-
- Volverá tu recuerdo
- cuando en la madrugada lo lluvia se detenga.
-
- y estarás como siempre
- Llenándome de rosas y de sol. En las piedras
- de la calle, brillantes por el agua caída,
- será más luminosa la mano azul del día.
-
- Pasarán los arcángeles antiguos de las horas
- por el quieto camino.
-
- Veré bajar los hombres hacia el campo en cosecha,
- junto al ruido monótono de las yuntas de bueyes.
-
- Subirán las
mujeres al pozo del milagro .
- para buscar el agua limpia de la leyenda
-
- y la voz de los niños hará crecer el tiempo
- como una ronda inquieta.
-
- La montaña en la luz, flecha de la mañana,
- se llevará tu rostro por un sueño de árboles.
-
- Yo sentiré tu música desprenderse del aire
- cuando muevan los cedros sus verdes campanarios.
-
- y ya no serás tú, ni mi voz que te calla.
- Serás aquel paisaje de Enero en la distancia.
- Indice.
-
-
-
-