Los Reyes Magos
Los personajes que originan la mágica atmósfera que invade la madrugada del 6 de enero de cada año poseen ciertas claves que son desconocidas para la gran mayoría. Los Reyes Magos son unos misteriosos personajes. La tradición fija como día de la Epifanía o Adoración de los Reyes Magos, el seis de enero, según disposición de la Iglesia Católica emitida al parecer a mediados del siglo IV de nuestra era.Buscar en los orígenes de esta tradición nos lleva irremediablemente a uno de los Evangelios de la Biblia, el de San Mateo. En el capítulo dos, versículos uno al doce, se narra como unos Magos, guiados por una luminosa estrella, llegaron a Belén para adorar y ofrecer sus místicos dones al recién nacido Mesías, burlando al infanticida más temido y famosos de la historia Herodes. Pero el mismo San Marcos no ofrece detalles sobre su origen, ni siquiera afirma que fueran reyes, por lo que muchos autores consideran que el evangelista, que escribía para los judíos, los utilizó como recurso para realzar la naturaleza divina y el carácter de Jesús como Mesías. Existen interpretaciones que dicen que los Reyes Magos podrían haber sido astrólogos babilonios o sacerdotes persas, cultivadores de las ciencias (particularmente la astronomía) desde un punto de vista teológico. Tampoco cita San Mateo el lugar o país del que procedían, aunque todo apunta a Babilonia o Persia. Babilonia era un gran centro astrológico, donde al igual que Persia, los magos eran una casta con mucha influencia. Lo más probable es que llegasen a Jerusalén dos meses después de que naciera Jesús. En cuanto al número de magos, se acepta el de tres, teniendo en cuenta el número de presentes ofrecidos. No obstante en determinadas representaciones pictóricas, por razones de perspectiva o capricho del autor, sólo aparecen dos o, en otras ocasiones, cuatro. Los tres nombres que han llegado hasta nosotros en la tradición occidental: Melchor, Gaspar y Baltasar, no son los nombres primitivos u originales de los Magos, los cuales se desconocen por completo (Mateo tampoco los menciona). Respecto a los nombres, parece que los de Melchor, Gaspar y Baltasar, aparecen por primera ocasión aplicados a los Magos en cuestión hacia el siglo VII, en un Códice de la Biblioteca de París. Melchor es descrito como un anciano de larga barba y pelo blanco, Gaspar como un joven blanco y rubio y Baltasar como un hombre de raza negra y barba espesa. El regalo de Melchor fue oro, con lo cual se atribuye su condición real. Gaspar, regaló incienso, que simboliza la naturaleza Divina de Jesús. Y Baltasar, llevó mirra, que representa su sufrimiento y muerte futura. En el siglo XIV, el venerable monje benedictino Beda los consideró representantes de Europa, Asia y África, para así acentuar la soberanía universal de Cristo sobre todas las razas y países. Los nombres son distintos en diversas lenguas. En griego: Appellicon, Amerín y Damascón; en hebreo: Magalath, Galgalath y Serakin. Los armenios suponen que fueron 12, por lo que les asignan doce nombres diferentes. Su destino, tras la adoración, fue incierto. San Mateo sólo dice que regresaron a su país por otro camino para burlar a Herodes. La tradición piadosa afirma que fueron discípulos de Santo Tomás. Otros afirman que fueron consagrados obispos y murieron martirizados hacia el año 70 de nuestra era. Sus supuestas reliquias fueron transportadas de Milán a Colonia en el siglo XII, donde aún hoy son veneradas en un relicario bizantino de la catedral de esa ciudad alemana. Otro de los enigmas de los Reyes Magos más estudiados es la naturaleza del brillante astro que les condujo hasta el pesebre de Jesús. Para muchos autores no era sino un cometa o meteoro luminoso. Hay quien mantiene que pudo tratarse del cometa Halley. Kepler, en 1606, afirmó que pudo nacer de la conjunción triple de dos planeta, Saturno y Júpiter, en la Constelación de Piscis. Por último, en la biblioteca de la Universidad de Salamanca se encuentra un curioso códice del siglo XV, titulado Historia de los Reyes Magos. Plagado de citas del Antiguo Testamento, relata la trayectoria de estos durante y después de la adoración. Destaca el episodio de las tentaciones que sufrieron los tres Reyes a cargo de Satanás. Estos personajes han permanecido en la tradición popular hasta nuestros días como los que traen regalos a los niños buenos o les dejan un carbón a los que no han sido tan buenos durante el año.
|