Desde hace tiempo los “autobiografías” inviernan. Y acaso su primavera de antaño, como las fiestas de Sátiro, fue fugaz.
El
poeta Anghell, el ungido, el profeta, salta solitario en su ausencia de carisma
y vaticinios; y el tumulto distraído donde el hombre sufre y ama, cae la
gravitación de su voz, de dios antiguo, removiendo las aguas, poblando de ecos
nuevos los ruidos cotidianos, ensanchando su palabra para los pocos que saben
oír. Destino de soledad, oficio de poetas.
Tu
treintagésimo poema, desde que la vida te preparó angustias y soledades de
elegancia; aquí se ve, donde el poeta verdaderamente nace, lo anterior fue
adivinanza o buen deseo. La hora de la verdad comienza cuando el poeta canta
por treintagésima vez.
Esta
poesía tuya, Ángel, de hombre joven, tenía que incidir en lírica de amor. No
esta vez el amor que es posesión victoriosa, colmada de presencia, si no
quemante anhelo. Nostalgia. Un duro, un translucido bloque de nostalgia.
El
amor será, fue ciervo, colibrí, pluma y espuma, y en esta fila, injerta las
cien metáforas de todo cuanto huye. Que al fin, cuando se va el amor, queda mas
amor.
Tu
supiste expresar esa nostalgia con dedos apenas táctiles, levedad de suspiro,
casi aéreo, ahí donde es tan fácil naufragar en lágrimas o morir de
interjecciones.
Poesía
íntima, digamos intimista, recatada de equilibrios verbales y cordiales. Alta
fidelidad, sí, pero en sordo y necio resueno.
Esta
nostalgia literalmente dicha, sin adornar la voz, simplemente confesada en tono
coloquial, no son pirotecnias declamables ni torres de lanzamiento para
oratorias afectivas. Confesión a media voz con palabras de todos los días,
directas, limpias con excesos de sinceridad. Y entonces vivas, vívidas.
No
es fácil, Ángel, que los poetas jóvenes salgan al encuentro de una poesía
desnuda. Muchos van por túneles de mitologías, por museos ornamentados, por
bosques de metáforas, por alambrados de púas, por campos de concentración de
imágenes.
Tu
poesía, mi poesía, tu diccionario, lleva virtudes de agua; pureza y claridad.
Sólo así puede el agua, y la poesía, reflejar el alto misterio de la estrella.
su silueta en el revuelto sistema
que a duras penas espera
la señal de la conciencia
despierta en el cielo de su inocencia
que revienta las ideas perplejas
en el seno de la incongruencia
más o menos a duras penas recuerda
la sensación animada de su inteligencia
no sabiendo más que su negligencia
y en la apariencia soy quien soy.
Yo soy el profeta
que augura reflejos instantáneos
pasiones emocionales y en las adversidades
demuestro al mundo que soy el elegido,
el premiado, el más asombrado, el más esperado.
Soy el hombre de barro que fue ayer,
soy el orangután amorfo que cuelga de la rama,
soy el experto que dirige su orquesta mental,
y en la apariencia soy el que creo que soy,
sentado en el trono amarfilado,
cansado de esperar la respuesta de la ciencia,
y por eso soy el Novel de nuestros premios
soy el filósofo inquebrantable
que deja el trono a la duda
mejor que a lo inconforme
las raíces de la vida
el elemento primero.
Soy el buscador de la vida
soy el héroe de las batallas
soy el hermano de Abel
soy los oídos de Mozart
soy el regreso de la muerte
soy el siglo de esta era
soy el tiempo en el espacio
soy el despacio y siempre lento
la antropófaga sociedad
vertida en vasijas de plata
ignora quien soy
lo qué es, lo que soy.
Soy el dueño de los sentidos
soy Hermes, catastrófico mensajero
soy el alma de mis almas
soy el enésimo inteligente
que juega con la gente
que ríe, llora, sufre
pero no sueña más que lo que quiere que suceda
que nunca miente pero lo desea más que los Cínicos
más que Aristóteles y sus escuelas,
las que le sucedieron.
Soy el Cáliz de toda esperanza
soy la Luz de las tinieblas remotas en el tiempo,
soy lo que me dicen que soy, porque lo sé,
los oigo en estos corazones
revoloteados vuelos de mensajes,
soy el introvertido que por ser diferente
le llaman raro
y como me siento rechazado
me voy a adentrar en mi aventura
y mi canto resonará en los crispados mecanismos
propios de cada uno,
sentimiento y advenimiento
para andar como en los reinos anteriores
defendiendo a sus mujeres
por manía frustrada en el olvido de la Vida.
Soy el que mejor sabe mentir,
mentir por mentir,
porque soy lo que soy,
lo que otros dicen que soy,
yo soy el trovador y el juglar
yo soy el árbol y su fruto
yo soy la flor y la hierba
yo soy el gato y el lince
yo soy el perro y el lobo
yo soy el bravo mar
yo soy el abrasador sol
yo soy el esclavo único
yo soy el racimo de uva
y soy yo el vino,
porque soy el más negro de entre los negros,
porque soy el mas blanco de entre los blancos
soy la fuerza de la concentración y la comunicación
Soy el Verbo hecho Carne,
soy un Ave ;
¿A ver si sabes quién soy?
a lo mejor soy un reloj siempre despierto,
yo soy la exasperación del sentimiento,
yo soy el Amor en grado sumo,
soy el reflejo, acto de las acciones,
soy yo, el que dicen que soy,
porque creo que soy
y cuando soy, vuelvo loco al compañero
con un verbo suave y sonoro
y cree que soy un misántropo pero yo callado,
silencioso, recupero mi forma y figura,
y le auguro maldades malsanas
que si los diablos me
oyeran,
reducirían su índole
a la más tierna infancia de su juventud,
para que vieran sus ojos
y los sentidos funcionales se desarrollaran
y empezarán a emanar sus aficiones, sus cualidades,
y sus emociones experimentaran pasiones eternas
y entre las sienes
reventara la más grande pauta mental
y comprendiera sus pasados mecanismos
y sucediera la comprensión de las personas
y no ignoraran al mendigo que vaga por el río,
como ellos, que se creen sabelotodo,
sin métodos, ninguno propio,
y entre el dios no se acuerdan de mí
de mi que lo soy todo
vivo reflejo de los hombres.