CRÓNICA

En donde las naciones pueden convivir en armonía

 

Por Lorena Villa

 

México, 12/11/04 (AUNAM);- El pasillo de entrada principal esta cubierto por la sombra de enormes árboles y por la de los dos edificios que conforman este centro. Puede hacer mucho sol en el estacionamiento pero al ingresar a este camino el aire se cuela por los tejidos de la ropa y la sombra oculta los duros rayos de sol.

 

En el CELE, Centro de Estudios de Lenguas Extranjeras de la UNAM, hay pocos salones en relación con los edificios de una facultad, pero como en éstas, reina un ambiente de complicidad y armonía que permite que todo fluya con naturalidad.

 

Las escaleras son estrechas lo cual ocasiona pequeños congestionamientos en los descansos. Los escalones son altos y por ello las personas que tienen clases en el tercer piso a duras penas llegan con algo de aire. En cada piso hay un hall con bancas en donde los alumnos esperan a que el reloj marque la hora de clase y mientras tanto conversan con sus compañeros.

 

En pocos lugares en el mundo uno puede ver la convivencia solidaria entre personas de nacionalidades tan diferentes, en el CELE, es posible. Las escaleras de la entrada principal reciben a Hocine, maestro de árabe, con igual alegría que a Josué profesor de hebreo. Ellos se saludan de mano y platican un rato al lado de las maquinas de refresco y café. Josué tiene que irse porque su clase esta a punto de comenzar y entonces se despiden cordialmente y se desean mutuamente un buen día.

 

En un solo departamento comparten oficinas Yumiko, Yang-Hua y Natalia. Los escritorios de la maestra de japonés, del maestro del idioma chino y la profesora rusa están separados solo por una media pared que les permite platicar en cualquier momento que lo deseen. Atrás quedan la guerra ruso-japonesa, los conflictos de Japón y China y las invasiones rusas. Todos toman café juntos en la mesa de conferencias dispuesta en su lugar de trabajo.

 

El maestro Ulrich comparte salón con la maestra Lara, ¿quién hubiera pensando que rusos y alemanes se saludarían con tanto afecto? Él termina su clase, sale y ella entra a dar la suya no sin antes saludarse afectuosamente, cada uno hablando un español con su acento característico.

 

El CELE tiene una biblioteca verdaderamente multilingüe. En ella hay textos en todos los idiomas que se imparten en este centro de estudios. Los alumnos estudian pacientemente y con gran dedicación los textos que ahí se encuentran. Se comprende que, a ratos, se detengan en una página en particular y busquen en su diccionario de bolsillo el significado de una palabra. Es lógico ya que están ahí para aprender un idioma ajeno al suyo.

 

Las personas que laboran en el centro son conscientes de que la imagen positiva de un país debe de ser difundida. Es por eso que en el auditorio Rosario Castellanos, cada semestre se hace una muestra cultural de cada país representado en el instituto. Los alumnos de japonés recitan haikus, los de chino cantan canciones tradicionales al igual que los de ruso,  los representantes de Grecia recitan poemas antiguos. Los de árabe hacen una muestra gastronómica y los alumnos de coreano hacen talleres de caligrafía.

 

De esta manera el CELE sirve como un lugar para el entendimiento, para que los mexicanos comprendan como son otras culturas y viceversa. Es un territorio neutral en donde los conflictos no existen, las naciones se unen  y aprenden a convivir a pesar de sus diferencias. Puede sonar exagerado pero es un pequeño modelo de cómo en el mundo sí es posible limar asperezas y vivir en paz.