La rica historia musical de nuestro país o, lo que es lo mismo, la aportación que ha hecho el talento musical al acervo de obras que constituyen el patrimonio sonoro de Occidente, es tan desconocida no sólo en el exterior sino, lo que es más grave, incluso en el propio México, que bien se la podría considerar como una historia secreta de la que estan al tanto apenas unos cuantos iniciados. Este fenómeno ha llegado a tener tal arraigo y extensión que ha dado pie al mito de la "inexistencia" de la música mexicana de concierto, y aunque el mismo no es en último término otra cosa que una cómoda manera de justificar la propia ignorancia al respecto y convivir con ella sin inquietudes, también ha conducido a que aun personos por lo general enteradas crean que nuestra música de concierto se inicia, a lo sumo, en el presente siglo.
Pero tal punto de vista es un error: detrás de la música que se ha compuesto en México en lo que va del siglo, no importa cuál sea su estilo o su tendencia, está operante no sólo la tradición musical general de Occidente, sino una historia y una tradición específicamente locales que no por soterradas resultan menos eficaces y activas. Y si se quiere comprender plenamente lo que hacen los compositores del país, es preciso conocerlas.
De la Revolución a la Década de los Cincuentas
De la Década de los Cincuentas a 1970
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