Fray Juan de Guevara
El primer agrarista de Coahuila

En memoria de
José María Flores  Valdés
Y  los defensores de la tierra en Nadadores.
 

En las primeras décadas del siglo XVIII, nuestra región se debatía entre la formación débil y definitiva de sus puestos de misión y acaso de un pueblo principal que era la capital de la provincia de San Francisco de Coahuila,  la villa de Santiago de la Monclova, fundada por el vecino de Cadereyta don Alonso de León González el 12 de agosto de 1689.

Mas al  oriente luchaba por vivir la comunidad tlaxcalteca del pueblo de Nuestra Señora de Guadalupe del Valle de Candela y su pueblo próximo de San Carlos, ambos poseedores de las antiguas tierras de misión de los indios asentados en el también conocido, como el valle de la Caldera, para el poniente otro núcleo de población, Nadadores y su comunidad tlaxcalteca se desarrollaban, habiendo sufrido la primera, varios cambios en  sus asentamientos, como el de la primitiva misión de Santa Rosa de Santa María, que con el transcurso del tiempo fue llamada Santa Rosa de los Nadadores y que se ubicó, despues de su traslado en 1693, del puerto de Contotores, en las márgenes del río de los Nadadores, mas al poniente de donde hoy se encuentra la plaza principal de la mencionada Villa, como relata  don Ignacio P. Flores en su “Monografía de Nadadores”, escrita en 1957, “A orillas de una acequia enzacatada y muy vieja que corría paralela a la hoy acequia de los güeros, en terrenos que hace cincuenta años cultivara el señor Seferino de la Cruz”, tío bisabuelo del que esto escribe, colindando dichos terrenos con los de la misión de San Buenaventura de los Colorados, que también sufrió varios cambios desde su punto original como lo fué Cuatro Cienegas, hasta ubicarse a seis leguas de  Monclova, perteneciendo ambas fundaciones  a los primeros dias de trabajo de Fray Juan Larios, Fray Francisco Peñasco, Fray Juan Barrero, Fray Manuel de la Cruz, Fray Dionisio de San Buenaventura y Fray Esteban Martínez.

Para 1732, la misión de Santa Rosa de los Nadadores, languidecía, solo siete personas y una de ellas ciega, pertenecientes a los antiguos pobladores, la habitaban, por lo que a sus instancias  y la del padre misionero  Fray Francisco Liñan, oriundo de Tepic, hoy estado de Nayarit, quien entró a la orden franciscana el mes de septiembre de 1700, se solicita al cabildo de la comunidad de San Esteban de la Nueva Tlaxcala, en Saltillo, el traslado de familias tlaxcaltecas para repoblar la misión de Nadadores, pero hubieron de responder a la solicitud misionera que no estaban en condiciones de proporcionar familias para nuevos repoblamientos, siendo por cierto no pocos a los que dió vida la comunidad madre de San Esteban, ante tal negativa y a instancias de Fray Liñan, se resolvió acudir al cercano pueblo de San Francisco de la Nueva Tlaxcala hoy sector el Pueblo, para pedir a su cabildo y republicanos, la sesión de familias para dar nueva vida a la misión de Los Nadadores, aquí si fue positivo el pedimento y el frío invierno de 1732 y principios de 1733, llegaron a la misión de Nadadores las diez primeras familias tlaxcaltecas encabezadas por don Bonifacio Desiderio, fundando así el 6 de enero del año 33 el Pueblo de Nuestra Señora de la Victoria Casa Fuerte de los Nadadores,  quienes habían de ser una semilla de lucha y amor por la tierra, característica muy propia de los asentamientos tlaxcaltecas hasta que llegaron segundos tiempos y se fueron  configurando y armando otras circunstancias, en las que se puso a prueba  el tesón y defensa de la Tierra a manos de Quienes como menciona el historiador Dr. Regino Ramón, solo manifestaban su deseo de acaparamiento y despojo de tierras de los indios naturales.

Próximo a estos inicios misionales en San Buenaventura de los Colorados, también  disminuyo la misión y con ello la fuerza de los indios colorados, los que  tenían su asiento en la margen izquierda del río de los Nadadores,  según lo establecía la merced a ellos otorgada desde el establecimiento de su puesto misional, de la que  se observa lo siguiente: “y habiendo llegado  cono tres leguas  y media a un cerillo que hace de la otra banda, donde tiene paso él rió que llaman de la Mancas, estaban allí el gobernador y otros de notabilidad del Pueblo de Nadadores y presentaron papeles de concesión de dos sitios por esta banda del río en 15 de abril de 1734 y de otros cuatro en 21 de noviembre de 1736, por los gobernadores de la provincia, cuyas mercedes fueron hechas de esta banda del río, desde el dicho cerro y paso de las Mancas hasta la boca de Nadadores”

En el marco de estos primeros tiempos de lo que hoy son los municipios de San Buenaventura y la Villa de Nadadores, sucedió un hecho en que intervino de manera decidida el comisario misionero de aquellos dias, radicado en el convento de San Francisco de Coahuila, hoy El Pueblo, era el puesto mas elevado en cuanto a  jerarquía misionera tenían estas tierras, la Provincia de Jalisco, entre sus antecesores en primer lugar se encuentra el benemérito fundador de las misiones: Fray Juan Larios Villela.

Sucedió que Fray Juan de Guevara, se dió  cuenta de que el gobernador de la provincia don Clemente de la Garza Falcón, viendo tan disminuida la misión de los colorados, situado como ya vimos al poniente de las tierras de los actuales terrenos de San Buenaventura y Nadadores, solicito al virrey le fuera otorgado el poder para poder mercedarlas, llevando oculta en su intención la maniobra de proveer a todos “sus familiares”, de los terrenos que el rey les había otorgado a los indios desde hacia mucho tiempo. Tan pronto como Fray Juan se entero de tales mecanismos legales, que en aquellos ayeres le decían “chicanada”, envío de inmediato a un grupo de sus indios para que fueran hasta México e informaran ala autoridad del despojo de que estaban siendo víctimas, por el gobernante en tuno.

La respuesta del virrey, tardó en llegar como acontecía por esos dias, al grado de que ante la presión que el misionero franciscano hizo para evitar el robo, de la Garza Flacón opto por encaminarse mejor a otras tierras, allá por el río Sabinas, donde si logró lo que pretendía sorprendiéndolo la muerte y sucediéndolo en el cargo de gobernador de la provincia su hermano Blas, el que recibió la suprema orden del rey para no molestar a los indios colorados y menos aun querer despojarlos de sus tierras, a lo que le siguió un castigo severo por tal codicia.

Con el transcurso del tiempo los vecinos tlaxcaltecas de la vieja misión de Nuestra señora de la Victoria de Los Nadadores, cuidaron con amor  lo que quedó de la primitiva población de los colorados y por generaciones enteras legaron a sus hijos el amor a la tierra, al trabajo y al agua, lo que es sin duda, una preciosa herencia, para quienes recordamos  y nos sentimos orgullosos de ser parte de la raíz de Nadadores y al recordar este pasaje, de la valiente defensa que de sus indios hizo Fray Juan de Guevara, a quien bien se puede llamar  “el primer agrarista de Coahuila”, no puedo mas que pensar, en cuanta falta hace una actitud y un ejemplo como el que nos brinda esta historia del colonial  siglo XVIII, de lo demás cada quien toma su parte.

Agradecimiento a Lucas Martínez Sánchez , por su apoyo en la
realización de este escrito.
 

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30 de Septiembre de 2002