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"AVELINO FUENTES "EL CAUTIVO" 

 
 
 
En el Otoño de 1838 la familia Fuentes caminaba con rumbo a Monclova procedente de la hacienda de Castaños, en grupo numeroso, para hacerse segura compañía, pus persistía el temor a los idios que merodeaban por todos lados y aparecían cuando menos se esperaba.

Casi para llegar a la ciudad en el punto llamado el Puertecito, una banda de indios, que despues de robar ranchos y haciendas se dirigía al norte, topó con el grupo de camino, al que asaltaron matando sin piedad a Pedro Fuentes y tomando cautivos, entre otros, a una joven recién casada, una niña y un niño a quienes se llevaron cautivos como era costumbre.

Mas no faltando quien diera pronto aviso y alerta a las autoridades, se dispuso salir en persecución de aquél grupo indio logrando darles alcance en Pozuelos de Arriba, de donde les quitaron por fortuna a la niña Elenita Fuentes y demás acompañantes, pero por más esfuerzos que realizaron no pudieron rescatar a la mujer y al otro menor raptados: María Arciniega y Avelino Fuentes, hermano del difunto Pedro.

De aquel desafortunado encuentro y final trágico, hubieron de pasar muichos años hasta que un día, apareció en San Buenaventura un indio joven, de piel oscura pero de ojos azules, quien fué puesto de inmediato en la cárcel y por no hablar español, fue llevado a Nadadores donde vivía un hombre que había sido prisionero de los indios y conocía a la perfección su lengua, el que informó que el preso decía que su tierra estaba por el rumbo del cerro del Mercado, por habérselo hecho saber un indio viejo, por lo que determinaron enviarlo a Monclova, conduciéndolo con todo el rigor que merecía un personaje que era sinónimo de muerte y robos.

Al llegar a las antiguas casas reales de la ciudad, el alcalde mandó llamar a algunas afligidas madres a quienes los indios les habían raptado hijos, presentándose en el salón verde del cabildo, catorce de ellas que abrigaban la esperanza de que aquel fuera su vástago, mas al estar el indio frente a ellas, este las miró reconociendo entre todas como su madre, a doña Catarina de Hoyos, la que dudó al verlo, declarando al alcalde que su hijo tenia un lunar como de una peseta en una sentadera, siendo esta tal vez la prueba o manera de comprobar si era o no su hijo Avelino, al indio le levantaron la faldilla de gamuza que llevaba puesta y para asombro de los concurrentes, allí estaba el lunar que seguramente por la edad, ya tenia el tamaño de una peso, con lo que se identificó al cautivo como Avelino, el de Castaños, quien regresando al lugar de su familia, se caso y vivió hasta 1915, cuando falleció a los 85 años.

De doña María Arciniegas solo se supo que se quedo a vivir en las Cruces, Nuevo México, atribuyéndosele ser la madre del indio Victorio, legendario jefe comanche,  permaneciendo hasta nuestros días la duda, de si era hijo del finado Pedro Fuentes o del jefe indio que la tomo por esposa, pues según se cuenta, cuando le preguntaban a Avelino Fuentes "El Cautivo" ¿de qué color tiene los ojos Victorio?, él contestaba con toda seguridad: como los míos.
 

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Agradecimiento a:
Lucas Martínez Sanchez, por autorizarnos publicar esta leyenda, obtenida de su libro: Historias y Leyendas de Monclova, Antología. Editorial del Valle de Cándamo. Monclova, Coahuila, 31 de enero de 2003.
 



 
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Ultima actualizacion: 17 de Febrero de 2003.
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