"ENTRE GRITOS Y SOMBRERAZOS" 

En estas estaban, y sucedió que ya se traían varios días de andar de gallo por las calles, un grupo compuesto por importantes vecinos que "colmaban el plato" al ya cansado vecindario con su fandango y sus décimas de amor y tragedias, pues tantos gritos y música no paraban; la noche del 29, don Miguel Gutiérrez, vecino de la hacienda de Castaños y conocido por todos como “el tuerto”, lanzo un grito a todo pulmón que decía: “viva el supremo gobierno, mueran los de Monclova”, esto conmocionó a sus amigos políticos y por consiguiente el enojo del alcalde don Albino Cortinas, que como contrincnate de los que andaban de fiesta, solo esperaba un pequeño motivo para echarles el guante, "motivos quiere la muerte",por lo que de inmediato reunió a la fuerza publica y puso en la cárcel a don Miguel no sin resistencia de éste, pero como este no andaba solo, el asunto no paro ahí, sino que al paso de algunas horas, antes de que el sol despuntara, llegaron a la presidencia con la penumbra de la madrugada sus alegres compañeros de serenata, don Ramón Muzquiz González con sus yernos, los hermanos  don Miguel Blanco y el doctor don Simón, solicitando exigentes que les entregaran al preso, exhibiendo como de costumbre sus fueros,influencias y sobrados méritos, recibiendo una rotunda negativa de parte del alcalde, y fue entonces cuando el doctor don Simón Blanco, sin decir agua va, se lanzo contra los guardias, desarmó a uno, golpeo a otro con un rifle de chispa, entrando al quite en la bola el resto de la notable concurrencia, lanzando por el aire gritos, sobrerazos y golpes, que de aquella refriega según se consignó por el juez de letras, solo quedaron a disposición de la autoridad varios sombreros, una que otra pistola y sendos chipotes que se llevaron los asistentes.

De ahí corrieron a refugiarse  en la casa de don Ramón Muzquiz, jefe del grupo asaltante, que ocupaba la esquina de las actuales calles de Rafael de la Fuente y Zaragoza hacia el lado sur, en donde durante varios días estuvieron acuartelados y reuniendo gente armada, lo que motivó que con urgencia se girara la orden para trasladar desde Castaños el cañón que en aquella hacienda se tenía para la defensa contra los indios. El gobernador del estado dió instrucciones al alcalde de San Buenaventura con un contingente de fuerza armada para que pusiera en paz a los de Monclova, lo que al fin logró con la consabida y obligada destitución del alcalde quie en su enojo había incluso convocado a tomar las armas al resto de los ayuntamientos de la región; y al improvisado ejército, acuartelado frente a las casas consistoriales, se le advirtió bajo las penas más severas no volver a perturbar la tranquilidad pública.

El asunto quedo resuelto con el cambio de autoridades, motivo por el cual habían reñido, siendo la gota que derramó el vaso,  el gallo que la noche de San Pedro y San Pablo recorrió las calles de Monclova, espantando el tranquilo sueño a sus habitantes y en el que a don Miguel Gutiérrez se le ocurrió gritar, en mal momento y cuando todos oyeron:  ¡viva el supremo gobierno, mueran los de Monclova!, y ante tal osadía, así le fue.
 

ARRIBA 
 
 

Agradecimiento a:
Lucas Martínez Sanchez, por autorizarnos publicar esta leyenda, obtenida de su libro: Historias y Leyendas de Monclova, Antología. Editorial del Valle de Cándamo. Monclova, Coahuila, 31 de enero de 2003.
 

Derechos Reservados    Pagina realizada por la Familia De Hoyos Casas  Ultima actualizacion: 17 de Febrero de 2003.

Correcciones y sugerencias:    castanosmx@yahoo.com.mx